lunes, 22 de octubre de 2012

Divide and conquer.

Primero un par de anécdotas que explican mi camino hacia el tema. Una de la facultad y otra de Linked In.

El martes pasado, mientras pasaba la hoja de asistencia en mi grupo de estudiantes, pregunté acerca de las distintas orientaciones políticas de las listas que se presentan para el Centro de Estudiantes en FIUBA ya que el hall central estaba en pleno auge electoral. Uno de mis estudiantes milita en el MLI con lo que se encargó de hacer una definición somera de cada agrupación. He tenido militantes de El Puño, de la Corriente, e incluso autodefinidos anarquistas. Ahora también independientes.

En un momento se tocó de soslayo un tema que a mí me quedó trabajando dentro. O mejor dicho, fue algo que me brotó, producto de mis pensamientos recurrentes obsesivos. Cuando el estudiante comentaba como un grupo político derivaba en otro, hacía alianza con uno u otro y en particular acerca de la diversidad de tendencias dentro del mismo MLI (motivo por el cual se llaman independientes, "movimiento linealmente independiente") en donde, según él, había gente de izquierda, de centro izquierda y algunos de derecha, yo pregunté, ¿y cómo toman las decisiones en cuestiones académicas? (Excluí las políticas de tipo operativa porque en cuestiones de negociación no me gusta preguntar). No tanto para saber el mecanismo sino porque hay fundamentos filosóficos completamente distintos en lo profundo que impactan directamente sobre lo académico en una agrupación que nuclea gente de izquierda y de derecha. Al menos, si se trata de gente que no encubre sus ideas (no de infiltrados), no creo que pueda haber verdaderos acuerdos habiendo diferencias epistemológicas en juego, que resultan de las divergencias entre izquierda y derecha, del concepto de persona, de libertad, de derechos.

Cuando digo y muchos otros igual que yo, que somos "bichos políticos", y que la abstinencia, la supuesta "apoliticidad" son posturas políticas no lo digo como un lugar común.

La segunda anécdota.

Antes de eso, un par de semanas antes, en Linked In había salido un debate acerca de si los docentes estábamos recibiendo bajada de línea del gobierno.

Pero nuevamente (y en respuesta a alguna observación mía esta vez), surgieron los viejos argumentos de "para mí la facultad es para ir a estudiar, no para hacer política". Y a mi comentario de que no podemos escindir nuestras creencias políticas de nuestros actos, la aclaración fue "al menos no política partidaria".

Ahora sí, llego al punto.

La afirmación de "a la facultad (escuela, colegio) se va a estudiar" es una concepción política, tanto como el ser inevitablemente de derecha o izquierda implica una concepción del hombre diferente. La necesidad de "salvaguardar" los espacios para fines estancos (política en los órganos de gobierno, enseñanza unidireccional en académicos, trámites en administración, mantenimiento en operaciones), la idealización mentirosa de que el conocimiento científico o el arte se ensucian con la política, son concepciones que tienen a mantener las situaciones bajo control de unos pocos, ocultando lo que ocurre a los miembros de la comunidad educativa, bajo un pacto de silencio implícito, impuesto como un tabú. Bajo un estricto control de la oficialidad.

O sea, nosotros ganamos las elecciones y somos los que hacemos política. Ustedes, que son nuestros representados, no. Éste es nuestro terreno, de los que "sabemos" del tema, los "elegidos", no el de ustedes, que vienen vacíos y vienen a llenar su cabeza con nuestras ideas. Las buenas ideas, las ideas de la gente decente para que cuando tengan su título puedan pertenecer a la élite coordinadora de la sociedad, ya bien adoctrinados por años de escucharnos sin derecho a disentir, y diferenciados de la masa vacuna e ignorante de los que no lograron captar la áurea quintaesencia del progreso y la tecnocracia.

Soy conciente de que me sale panfletario, un libelo algo prostituido por el sarcasmo, pero mi limitación me impide mostrar de otra forma más elegante o mejor conducida, lo que pienso al respecto, porque en el fondo, me enoja un poco.

Detrás de esa idea de "a la facultad (colegio, escuela) se va a estudiar" está la descalificación del otro, de las ideas pulidas o sin pulir. Porque, ¿de qué forma sino de ésta se puede garantizar que sólo las voces que se oigan sean las que detentan el poder? Si le reconozco derecho a voz a cualquiera, ¿cómo hago para poner por encima de todos mi propia voz, para garantizar que primen mis argumentos (no vaya a ser que se impongan los argumentos de los vagos o los que no tienen idea de qué hablan)?. "Yo, que hago política" tengo derecho a hablar, a tener voz. "Yo que estudié", tengo autoridad para hablar de ciertos temas. Aunque otro esté viendo algo que yo, con toda mi ciencia no veo, el hecho de "no portar credenciales", lo descalifica y lo hace digno de ser ignorado.

Los representados sólo hablan a través de sus representantes. Esto es lo que legitima la sociedad republicana, no hablar sino a través de otros, que (hábiles) sabrán seducir para obtener el cheque en blanco de la representación.

Los politólogos de todo el mundo hablan de uno de los problemas más acuciantes de la política: la crisis de la representación. Y el fundamentalismo de la representación en todas sus variantes y condimentos (voto obligatorio, voto optativo, sistema de electores, plebiscitos, voto calificado, etc) como única forma de la democracia, genera esta crisis y pone en peligro los pilares de la democracia auténtica, la que es expresión de la igualdad de las personas.

El representado queda definitivamente lejos y aislado de la decisión por un período que luego, tramposamente puede extenderse, tanto por reelecciones como por enroques y postas de cómplices políticos.

Ya separamos las cosas demasiado tiempo. Dividimos el trabajo hasta que la tarea perdió sentido y se hizo germen de frustración. Separamos los ámbitos y generamos sociedades esquizoides con personalidades distintas según el rol que debemos desempeñar, tanto que incorporamos como virtud el ser "multifacéticos" algo que antes se llamaba ser "falluto", "falso" o "hipócrita". Yo creo que es hora de volver a juntar al hombre dividido y volver a reconstruir sentido, significado. Nos sorprenderíamos de lo que podemos llegar a encontrar.

Y entonces sí, repensemos si a la facu se va a estudiar y a aprender a ser obedientes.

Buenos días.

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