miércoles, 1 de agosto de 2012

Jóvenes.

Qué tengo que decir yo a los jóvenes. Nada.

No es verdad que sean superficiales. Los habrá, sin duda, como los ha habido siempre. Pero yo no fui de las jóvenes mejor informadas tampoco. Del montón. No fui en extremo superficial, ni fui en extremo profunda. Qué jóvenes pueden aprender de mis errores, de mis marchas y contramarchas. Aquellos que estén en el promedio como estuve yo, debatiéndome entre el miedo y las certezas.

Nosotros ya no podemos hacer mucho más por este mundo. No tenemos autoridad moral, no somos ejemplo. Como cuestionamos también nosotros nuestra herencia, ellos también nos cuestionan y con razón. Seguimos igualmente en tránsito, lidiando con nuestras dudas. Pero ésta es la oportunidad de ellos.

Se equivocarán, acertarán como nosotros, más o tal vez menos. Ojalá se equivoquen menos que nosotros y ojalá la Historia diga que también nosotros nos hemos equivocado menos que nuestros padres. Ninguno de nosotros ha salvado ni podrá salvar al mundo. Nunca creí que un solo hombre o mujer pudiera hacerlo, sino la sucesión de pruebas y de error, la seguidilla de aciertos encadenados.

Siete mil millones de personas, siete mil millones de voces, de opiniones. Qué puede hacer la mía. No es nada en la multitud de dudas, de respuestas, de declaraciones. Nunca pretendí que mi voz sonara fuerte, para qué andar dando explicaciones. Siempre esa necesidad de explicarme. Pero la verdad es que nunca tuve nada que aportar. Y siempre lo supe.

No es que no tenga nada que decir. Todos tenemos algo que decir, pero eso no nos hace útiles.

¿Y qué? Mi lugar es otro ladrillo en la pared. Tal vez un poco torcido, tal vez ayude a formar un hueco en donde colocar la carga que la derrumbe un poco.

Este blog siempre estuvo muy bien así, casi sin visitas. Y así deberá seguir. Mi válvula de escape a mis enojos, a mis planteos. Eso no creo que cambie. Pero no más que eso.


Buenas noches.



DELIMITACIÓN DE RESPONSABILIDAD: Todas las afirmaciones de este blog son libres interpretaciones mías, sujetas a posibles, abruptos y arbitrarios cambios de opinión sin aviso previo.

El top ten de siempre