lunes, 29 de septiembre de 2014

Analogías, símbolos y supersticiones.

Ante las acusaciones de contradicciones y falta de rigor de los libros sagrados de las diversas religiones, sus defensores más superficiales apelan a que se trata de símbolos. 

Los más profundos no defienden el carácter divino de tales libros y ni siquiera mencionan la inspiración divina.

Hablan del contexto histórico, de los problemas que había que resolver, de las costumbres, las creencias propias y las otras, aquellas con las que se competía (sin mencionar la "competencia" claro, si se habla desde la Fe) y cosas así. La Fe queda en otro plano, completamente ajena a los hechos y datos narrados en esos libros.

Pero en general, hay tres o cuatro tipos de creyentes.

El grueso del pueblo, que no cuestiona y digiere sin masticar los mitos religiosos, literales, irracionales, con un contenido mágico sorprendente de ser creído hasta por los niños más pequeños e increíble en los adultos.

Un segundo grupo, algo más formado que son los que hablan de símbolos y colocan en esta categoría, erróneamente, no sólo a los símbolos sino también a las analogías. 

Otro grupo que trata de que no se pierda el valor del texto desde el punto de vista cientíico, filosófico e histórico (estos textos no presentan ningún rigor en ninguno de estos aspectos), haciendo malabares comparables a los mejores artistas circenses. Estas personas se debaten entre su Fe y el agnosticismo.

Y uno más, ecléctico, que mezcla todas las creencias del mundo, las religiosas y las científicas (transformadas durante el esfuerzo de simplificarlas para ser comprendidas por todos), bajo el nombre de Metafísica, New Age o cualquier otro nombre algo más específico.

El primer grupo encuentra descanso y temor en su Fe: su pensamiento mágico, su mera esperanza en la magia de los milagros o de un premio merecido y postergado, en la velada amenaza de los misterios y de un casi asegurado castigo por toda la eternidad, sin fin, sin pausa y sin descanso. Son personas sometidas por el arrepentimiento por faltas leves pasadas o por impensadas faltas graves a futuro, pues su Juez, nunca se sabe con qué código juzgará. No hay abogados y no hay forma de conversar con él o escucharlo y saber qué opina de cómo van llevando su vida. Los intermediarios, portadores de sus designios, que dosifican penas leves en esta vida para llegar más limpios a ese juicio, son muchas veces sospechados ellos mismos de crímenes más graves que sus ingenuos e incautos penitentes. Esa Fe está poblada de cuentos increíbles que se transforman en supersticiones. Son mitos que si se dieran en la actualidad no merecerían el más mínimo crédito. Pongamos por ejemplo, la concepción de Jesús. Supongamos que en una adolescente de 14 años, una niña que estudia y es razonablemente obediente y de buen talante para su edad un día dice que vino una paloma, la cubrió con "su luz" y que un ángel le dijo que se sintiera feliz porque iba a dar a luz un hijo. Por más inocente que fuera la niña, y por más que ella jurara que no tuvo contacto con ningún varón que pudiera embarazarla (circunstancia que se pensaría como temor, por algún tipo de amenaza, o tal vez de violencia, o de protección, o de vergüenza ante el abandono, o vaya a saber qué otros motivos) se la trataría de zorra, de retrasada o de haber sido drogada, según se confíe o no en su sinceridad: una paloma que arroja luz y la embaraza, un ángel que le dice su futuro y le dice cómo debe sentirse. Si luego ese niño generara trastornos en séptimo grado, por cuestionar a sus maestros, citarían a su madre, madre soltera, para que ponga a su hijo en vereda por irrespetuoso y por alborotar a sus compañeros en clase con su impertinencia. O tal vez no lo harían por temor. Los maestros se dividirían entre los que consideran que deben reprimir este tipo de actitudes porque rompen el orden necesario para un buen desarrollo de la clase y otros sería comprensivos por tratarse de un hijo de una madre soltera, que lo tuvo siendo adolescente y probablemente esté llamando la atención de su madre que en su inexperiencia pudo haberlo desatendido en sus primeros años. Nadie volvería a hablar del tema de la paloma luminosa ni del ángel parlanchín. Si atendemos a los evangelios apócrifos, además deberíamos agregar que siendo aún más pequeño habría dado algunas muestras de pésimo carácter y arbitraria crueldad, antes de alcanzar los citados 12 años y sabiéndose estos antecedentes en la escuela, se mirarían los docentes entre sí, desaprobando a esa madre que jamás pudo con su hijo.

Mientras, el segundo grupo, el simbólico, trata de relativizar la credibilidad de estos mitos, diciendo que se trata de símbolos. Símbolos que por otro lado no dejan de ser misteriosos porque son "enseñados" de distinta forma en distintas épocas. Eva tienta a Adán con la manzana. Hace décadas esto era la tentación sexual, las relaciones sexuales, pecaminosas, abominables. El sexo, perturbador, que hace que Adán pierda su patrimonio, el Edén, de la mano de Eva. Más adelante la manzana es el fruto del árbol del Bien y del Mal. Adán conoce el mal, se corrompe a instancias de Eva. Luego, la manzana es el fruto del árbol de la Sabiduría, o sea, la pretensión de alcanzar un saber que igualara el hombre a Dios y a instancias de Eva, desde luego, eso no cambia, la mujer que empuja al hombre a desafiar a Dios. Esos símbolos que tienen una finalidad pedagógica por lo menos lábil, son los más antiguos. Pero luego aparecen otros más sutiles, matizados con leyes científicas, metáforas literarias y más símbolos semánticos. Es importante dar cabida a la ciencia porque por ejemplo, la Iglesia Católica pasó un terrible papelón negando ciertas evidencias científicas y quemando o excomulgando a científicos por defenderlas como los casos de Tycho Brahe y Galileo. Entonces aparecen explicaciones científicas o teorías como la del Diseño Inteligente que hace un lindo pastel con todo junto. En su escasa pericia, sus consumidores ávidos de defender su Fe, confunden las analogías provistas por las parábolas, episodios y leyendas por símbolos equívocos. Pero la Fe sigue estando allí y anulando el razonamiento donde éste note contradicciones y de este modo, persiste la superstición.

Esto serían meras anécdotas si no tuvieran una consecuencia grave en las personas.

Los pensamientos a los que más se recurre, desarrollan partes del cerebro estimuladas por esos pensamientos, dicen los neurólogos que defienden la teoría de la plasticidad neuronal, haciendo (como en la profecía autocumplida) que los nuevos pensamientos se tiñan de matices de esa zona desarrollada, o sea, pensar siempre en el mismo sentido, esto es, anulando otras formas de pensamiento. No sé si es así, pero algo de eso podemos ver, cuando vemos que las condiciones de crianza de las personas las llevan a pensar de uno u otro modo.

Esto sería el aprendizaje. El aprendizaje es entonces, la producción de nuevas relaciones entre pensamientos y datos que ocurren en algún sentido, más precisamente en el sentido en que se desarrolló nuestro cerebro. 

Además, también se ha visto en estudios, que las emociones producen también desarrollo en algunas zonas del cerebro. Emociones producidas por experiencias felices o desdichadas, por el temor, el miedo o el placer. O sea, una serie de estímulos a lo largo de nuestra vida, que apuntan al temor, a la aceptación incondicional del misterio, a la esperanza en los milagros, al pensamiento mágico, al terror y a la culpa, sobre todo a la culpa, estimulará que pensemos la mayor parte del tiempo en estos términos. Todos nuestros pensamientos se verán teñidos en mayor o menor medida por los aprendizajes del miedo, de la culpa, de la magia, del misterio y desalentará pensamientos (porque simplemente se producirán mucho menos) que hablen de responsabilidades, de reparación, de causas, de consecuencias. Menos pensamientos adultos, responsables, digamos.

¿Qué tipo de sociedad proviene de los mitos, las superticiones y la confianza ciega en símbolos lábiles (que mutan según la época y la conveniencia de reprimir una u otra pretensión humana)? Una sociedad que jamás estará segura de nada porque el misterio la domina, una sociedad que no intentará responsabilizarse de las consecuencias que producen sus decisiones, una sociedad que no intentará ensayar cosas distintas porque las mentes que la componen están adiestradas para temer, para obedecer, para arrepentirse, sentirse culpables y esperar premios y castigos sin ningún tipo de certeza. En síntesis, una sociedad que querrá agradar a aquellos con el poder de premiar y castigar.

Pavada de aprendizaje, ¿no?


Buenos días.




DELIMITACIÓN DE RESPONSABILIDAD: Todas las afirmaciones de este blog son libres interpretaciones mías, sujetas a posibles, abruptos y arbitrarios cambios de opinión sin aviso previo.

domingo, 28 de septiembre de 2014

Abusos.

Si bien las estadísticas varían de país a país y de fuente en fuente, entre los números que vi, se dice que entre un 75 y un 80% de las víctimas de abuso sexual infantil son victimizadas por miembros de su familia.

También está ampliamente difundido que la mayoría de los casos de violación a mujeres, son llevadas a cabo por personas de confianza o conocidas por la víctima.

Hay muchos elementos en común y hay unas pocas causas de los casos de abuso.

Luego los psiquiatras forenses harán sus tipologías según las características de las agresiones y dirán, por ejemplo, que los casos de violación de esposas e hijas durante un asalto a un hogar son agresiones dirigidas al hombre y no a las mujeres (sí, eso lo he escuchado varias veces ya). Un grado de negación extrema diseñada para justificar y comprender el abuso como una mera competencia entre machos, las mujeres no cuentan.

Pero dentro de los elementos en común están por ejemplo, que lxs niñxs en general y las mujeres en particular son educados en el sometimiento, obligados a tolerar a la vista de todos, besuqueos, palmadas en la cola, caricias, abrazos con o sin apoyos, exagerados, húmedos, franeleros. Y en la mayoría de los casos lxs niñxs no desean ese contacto y se escapan en cuanto pueden, resistiéndose con justa razón.

Desde luego que los niñxs deben socializar. La socialización es necesaria para que las personas se organicen y lleven a cabo sus actividades con respeto y dentro de una cierta armonía. Y eso lleva tiempo. Una serie de convenciones, reconocimientos, respetos sin exagerar.

Sin embargo la tolerancia al abuso no es necesaria para la socialización.

Que salude no significa que los niñxs deban pasar por el manoseo y besuqueo de lxs adultxs.

Es bueno que aprendan a reconocer sus sentimientos y emociones, lo que les agrada y lo que les causa rechazo y poder decir NO, sin ser censuradxs.

De esta forma, si llegaran a ser abusadxs podrán explicar sus sentimientos, podrán sentirse libres de contar quién lxs ha abusado. Lxs abusadores/as apelan a ese desconocimiento de sus sentimientos para manipularlxs. Complicidades forzadas ("nuestro secreto"), amenazas, sobre todo de que no van a ser queridxs o creidxs y culpas no pueden tener efecto sobre niñxs que son respetadxs en sus emociones y que son escuchadxs con respeto.

El aprendizaje que resulta de este tipo de educación es que "un cierto abuso debe ser tolerado", para no hacer enojar, para no decepcionar, para ser buenx. Y convierte en víctimas y victimarios a algunxs de esxs adultxs, criadxs en esos acuerdos tácitos de amenazas, culpas y secretos fantasmas, hechizos que se rompen simplemente con no darles entidad.

Esto con respecto a algunos de los elementos en común.

Pero además hay causas. Y dentro de las causas está la naturalización de que haya personas con derecho a ejercer su poder sobre otras y otras con el deber de someterse. Y esto es la obligación de la obediencia. Pero está tan enquistada esta idea que de adultxs trasladamos esta ley a todo: debemos obedecer, no es civilizado desobedecer, primero acatar luego tratar de ser escuchadxs, atendidxs y modificar las normas, si alguna vez llegara a ser posible. La armonía se logra por la obediencia incondicional a las normas: se llamen tradiciones, costumbres o leyes. No se pueden cuestionar. Por más que sean inventos humanos, fueron hechas por quienes tenían el derecho de ejercer su poder.

¿Quiénes son los que dictaron las esas tradiciones, costumbres y normas? Los dioses, los reyes, los señores (recordar el derecho de pernada, o el derecho de saquear y violar por dos días una ciudad tomada). Un derecho de posesión, de colocar en situación de cosa a una persona: cosificarlas. Y derecho de mandar sobre el destino de esos objetos.

La peor parte la llevaron las mujeres. Demonizadas, portadoras de la tentación, responsables de haber perdido el paraíso para el hombre hasta la última generación, perturbadoras de los deseos de los machos incontinentes e irracionales a quienes no se podía culpar, incapaces ellas de utilizar la razón y sólo proclives a dejarse llevar por instintos y emociones. Incluso hasta sospechadas de no portar alma por siglos, como los animales y los indios. Argumento suficiente para ser sometidxs por los que sí son portadores de alma y razón.

Los siglos fueron estilizando esas tradiciones. En la base de las costumbres, de las normas sociales, y por ende de sus leyes, persisten estas creencias. Trasmitidas por padres y madres a sus hijxs en esta tolerancia del abuso. Negadores del abuso cuando se perpetra. Invirtiendo la culpa o minimizando las circunstancias. Inventando justificaciones.


Buenas noches.


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lunes, 22 de septiembre de 2014

Los orígenes de la clase obrera. Lucas Poy.

Estuve en la presentación del libro "Los orígenes de la clase obrera argentina" de Lucas Poy, que tuvo lugar en la Biblioteca Popular José Ingenieros, de Buenos Aires, Argetina, en el barrio de Villa Crespo.


Muy interesante.

Cuántas cosas que no sabía acerca de este tema.

No porque creyera que sabía algo, de hecho estuve porque a veces la presentación de un libro es una buena forma de hacer atajos en los temas que desconocemos, claro, desde la perspectiva de su autor, del moderador y de los asistentes que, con sus preguntas, también introducen elementos nuevos que pueden llegar a estar ausentes en la obra.

Me enteré, como decía, un montón de cosas que están en el libro y que no están en él y fueron aportados durante el diálogo.

El libro arranca a fines de la década del '80 (1886-1888) y finaliza en 1896. O sea que estamos hablando realmente de una época muy temprana.

No es novedad que hacer la secundaria entre el 76 y el 82 y más aún en un colegio religioso y además apadrinado por el ejército, no fue precisamente una experiencia ecléctica. Más aún las clases de Historia que en algunos años fueron simplemente inexistentes, con una profesora que hablaba de su vida personal y que al sonar el timbre decía apresuradamente desde y hasta dónde debíamos leer de un libro escueto e impersonal.

Con lo que yo ni sabía siquiera la ENTIDAD y NATURALEZA de las sociedades de apoyo mutuo, de los primeros intentos de agremiación por oficio, de las primeras sociedades cosmopolitas de resistencia y los distintos cortes que estas sociedades practicaban a la sociedad y la trascendencia de esos distintos cortes, sobre todo en lo que respecta al sostenimiento del statu quo y reproducción de las relaciones ya establecidas o a la creación de conciencia.

También desconocía la preocupación que generaban estas novedades en los estamentos tradicionales de la sociedad que tenían expresión pública y la forma de lidiar con ellos.

Es increíble lo escasos que han sido los cambios desde entonces.
Los argumentos de desacreditación siguen siendo los mismos. Las estrategias siguen siendo las mismas, desde todos los ángulos. Qué lentamente aprenden las sociedades, imagino que, en parte, por los grandes esfuerzos en ocultar las distintas verdades.

Fue apasionante ver los resultados que dieron a largo plazo las estrategias acertadas o desacertadas tanto de los distintos actores en esas tempranas décadas (a menos de un siglo de la revolución industrial), como de las distintas clases y del estado mismo en la apropiación de las demandas de la clase obrera y cómo se establece el discurso único respecto de los resultados de esta apropiación.

Pero no se agotan ahí los aprendizajes.

También aprendí de la movilidad de los principales voceros del activismo, no sólo entre distintas expresiones políticas (cosa que hoy sigue ocurriendo pero tal vez con matices menos auténticos) sino también dentro de la misma expresión entre distintos medios, como el caso del cuestionamiento a las burocracias que se iban estableciendo en las sociedades de resistencia y los antiorganizadores.

También aprendí los motivos por los cuales a veces es tan difícil "sacar la ficha" a determinados grupos en la Historia. El ejemplo era la asamblea de estas sociedades de resistencia que según quiénes se hubieran impuestos en cada debate, era el color de los manifiestos, resoluciones y publicaciones, pareciendo de una u otra tendencia, siendo que la mezcla, era más o menos pareja.

También aprendí sobre el efecto "mal llamado" de contagio de las huelgas: la integración vertical de las actividades relacionadas, la proximidad, las actividades sociales compartidas que servían de canal de transmisión de ideas y activistas.

Y obviamente también tuve la confirmación acerca de mi desconfianza a las estadísticas. Pues se habló de la dificultad en establecer algunas cifras y la tentación en la que caen algunos buscadores de cifras al tomar estas tablas y estadísticas sin ahondar en el rigor con que fueron elaborados. En particular sobre cómo medir la relevancia de una huelga, por cantidad de huelgas, cantidad de días perdidos por huelga o cantidad de huelguistas.

Y tantos temas más...

Recomiendo asistir a las presentaciones de libros, de temas que les interesen y también de temas que saben que ignoran pero que reconocen que sería interesante empezar a tener algún conocimiento.

También recomiendo asistir a los cines-debates (cosa que también hago siempre que puedo) de temas clásicos o también de actualidad porque asisten los interesados: trabajadores, profesionales, investigadores, activistas, funcionarios y meros curiosos que aportan tanto sus preguntas, como sus respuestas u opiniones que siempre resultan enriquecedores.

Ahí veríamos qué poco sabemos de todo y cuánto nos podemos beneficiar todos de la discusión abierta.


Buenos días.




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jueves, 18 de septiembre de 2014

Salirse de la fila.

Después de Perina, en Radio El Mundo, está el programa de Ignacio Riverol. Hoy hablando de la derecha, la izquierda, el centro y los delincuentes.

Acá surgió el dogma en tres lecciones:
-Está la derecha, la izquierda, el centro por un lado y delincuentes por el otro.
-Lo importante es no salirse de la cola.
-Amigos de lo ajeno y delincuencia.

Dice que está bien ser de izquierda, de derecha o de centro. Y hace la aclaración porque según él, se ha puesto de moda demonizar a la derecha y pareciera que hay que pedir disculpas por ser de derecha. Su discurso es de derecha. Aclara, además (y en eso estoy de acuerdo), que robos y asesinatos se han cometido desde la derecha, la izquierda y también desde el centro aunque a priori pareciera impensado. Él dice que estos crímenes aparecen con la "fecha de vencimiento".

Coincido con él ahí, porque fuerzas de choque, de presión, ha habido, hay y habrá en todas las tendencias. El insurreccionalismo, el ignorar la ley e imponer una medida, una acción directa, o concretar una amenaza por interés personal, grupal o social, por sobre otras voluntades, es una práctica que ha existido desde la Antigüedad. Sólo que ha adquirido distintos nombres, se la ha negado o ensalzado con distintos argumentos y cuenta con mayores simpatías y permisos o bien, por el contrario, con distinta virulencia condenatoria, incluso hasta llegar a idéntica represalia violenta como respuesta. El insurreccionalismo como práctica del uso de la violencia existe en todas las tendencias, y es tolerada y protegida por todas las expresiones políticas. Hay un pacto de silencio y sólo cada tanto algunos caen como chivos expiatorios, cuando la sociedad, ignorante de estos acuerdos, por algún motivo pide explicaciones.

Pero para Riverol como para casi todos los periodistas y muchos políticos también, existen los casilleros más o menos estancos de la derecha, la izquierda y el centro y nada más. ¿Por qué? Porque mientras los militantes y activistas se inscriban en alguno de esos casilleros, hay una tácita aceptación de ciertas reglas producto de negociaciones y roles asignados, oficializados e impuestos. Todo está bien mientras no te salgas de la fila.

¿Qué fila?

Bueno, en la fila están todos los interesados: desde tierras, vivienda, trabajo hasta quitas impositivas, privilegios, exenciones. Permisos para no tributar. Todos esperando en la fila a que les toque el turno de ingresar al nicho de la pirámide que quede vacante según sus aspiraciones.

Mientras esto funcione así estamos todos contentos.

O no.

En realidad hay gente que olfatea que la fila es demasiado larga y demasiados pocos los nichos vacantes. Y no sólo eso, sino que hay algunos que tienen más probabilidades de entrar, por dinero, por poder, por influencias, por extorsión, y por más motivos. Pero hay cada vez más personas que están en la fila y jamás les tocará el turno de ingresar a la pirámide.

Y aun dentro de la pirámide: movilidad dentro de la pirámide, empujar para subir y que otro caiga para ocupar su lugar.

Pero eso de no esperar una eventual promoción hacia adentro o hacia arriba, eso, es inaceptable.

Mientras estemos en la derecha, la izquierda o el centro y esperemos aún a riesgo de morir haciendo cola, pertenecemos a los "decentes", a la "gente de bien". Esto está muy bien para los creyentes en otra vida, porque si te morís en la fila, en la otra vida, serás premiado. Y cuanto más sufras en ésta, más chances de obtener una mejor platea en la próxima.

Cierra perfecto.

No te salgas de la fila, porque si igual no entrás, tenés la revancha en la próxima.

Lástima que no haya pruebas de la próxima vida y las excelentes ventajas de tener una buena platea comprada con el sufrimiento de ésta. Es más, ha sido necesario inventar un montón de cuentos fantásticos, símbolos, guerras santas, inquisiciones, cruzadas para que la gente no dude de que Dios es el autor de esos cuentos, parte de su elenco, su director y promotor. Fábulas reescritas con distintos nombres.Y desde luego, castigos reales, a través de hombres y mujeres de carne y hueso, que imparten distintos castigos de orden divino o secular, a través de la ley de los estados, sucesora laica de la ley divina.

Por lo que la primera línea está entre la gente que espera paciente en la fila, la segunda línea está en los insurreccionalistas al servicio de los que distribuyen los nichos vacantes y la tercera línea en los que sin jefes, se salen de la fila y salen a tomar por asalto lo que consideran justo.

¿Cómo se hace para eliminar esa burocracia de repartidores de nichos de pirámide entre los que están en la fila?

¿Cómo se hace para desarticular los nichos, o para destruir la pirámide y liberar los recursos de vida y de dignidad para quien los requiera, sin hacer cola?

Es indispensable dejar de creer en la pirámide, dejar de creer en la espera, la supuesta negociación, el supuesto contrato social garantizado por la próxima vida, premio consuelo para los que no hallaron dignidad en ésta.

Pero salirse de la fila o estar dispuesto a cruzar la segunda línea, y desde la derecha, la izquierda o el centro pasar a la insurrección, eso es ser delincuente.

No importa que la línea haya sido creada por unos pocos millones de hombres en todo el mundo a lo largo de los siglos, a través de leyes arbitrarias.

No importa sean miles de millones los que jamás firmaron un contrato social y que se presuma de ellos que al nacer, ya habían suscrito al acuerdo de la representación.

No importa que sean cientos de millones los que son concientes de no haber firmado nada y no estar de acuerdo con el supuesto contrato que nos deja fuera de las decisiones que atañen a nuestra vida.

Lo importante es no cuestionar ese contrato social invisible, firmado con sangre, igual que los pactos con el Diablo de los que las leyendas dicen que vendieron su alma.

Yo no digo nada nuevo. Hace siglos (o tal vez milenios) que los hombres y las mujeres dicen esto mismo con distintas palabras y son acallados sistemáticamente, ESTRUCTURALMENTE (como ahora está de moda) por los estados y sus milicias civiles, los políticos y los militantes, verdaderas vírgenes vestales y oráculos, a cargo de custodiar la permanencia de los estados. Los estados, esas terribles maquinarias de decidir quién está dentro y quién afuera, quién arriba y quién abajo, quitándole los recursos de valerse por sí mismas a las personas libres y mantener la fila de espera en orden. En bendito orden. Renunciando a la dignidad, convenciéndose de que hay mayor dignidad es ser desposeído y manso que en ser rebelde e impaciente.

Es la ley la que crea delincuentes. La irrenunciable dignidad es la fuerza que encuentra en la ley una barrera. Y las milicias civiles y burocráticas hacen negocios a costa de esa irrenunciable dignidad.

Y yo digo esto desde una posición en la que perdería mucho más si cada una de las personas que esperan en la fila por entrar, salieran a procurarse de vivienda, alimentos y otros recursos. Yo tengo propiedades. Yo estoy dentro de la pirámide y no estoy abajo de todo.

¿Pero cómo se hace para que cada cuál tuviera lo que necesita, cuando todo tiene un precio? Un precio en vida, en horas, años, décadas de trabajo en el caso de nosotros (los que trabajamos). En donde el total de trabajo realizado excede por mucho el bienestar en manos de la gente porque un 80% está acumulado por el 20% como Pareto ya había observado finalizando el S. XVIII; un liberal, no un socialista, ni un anarquista.

Amigos de lo ajeno, delincuentes. Lo ajeno, aquello que no es propio. Lo propio. ¿Lo propio?

Buenos días.





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Sobre inquisidores.

Hoy estaba haciendo unos señaladores y mientras tanto escuchaba la radio.

Llegué a escuchar parte de la entrevista a Jorge Ossona, autor de "Punteros, malandras y porongas. Ocupación de tierras y los usos políticos de la pobrezas" en el programa de Perina.

Yo fui educada para pensar como Perina. Con lo que cuando lo escucho, me siento amonestada por mis maestros. En particular destila esa severidad constreñida que comparten liberales y conservadores. 

Incitaba a Ossona (indignado o actuando indignación, no sé) a excederse en juicios de tenor prejuicioso y sesgado. El tema del libro era la ocupación de tierras y los usos políticos de la pobrezas, en particular, el establecimiento de villas.

Perina aprovechó para acometer contra los cooperativistas que recuperan ciertas empresas, en particular, llamó ladrones y delincuentes a los cooperativistas del Hotel Bauen. Y desde cargó contra la aceptación de la expropiación por recuperación de empresas.

Por un momento dudé, no por los fundamentos, sino por el tema de la actuación.

Lo que pareciera que está en juego es la veracidad, la sinceridad de quienes comunican los motivos y la situación.

Perina sacó el tema de las cooperativas cuando Ossona no trataba ese tema y no tenía interés en manifestarse al respecto. ¿Era Perina sincero en su indignación o se trataba de una actuación como operador de derecha?

¿Y si los que mienten y actúan son los que toman una fábrica u ocupan unos terrenos y no dicen toda la verdad? Probablemente algo de esto ocurra.

¿Depende de la verdad o la mentira, que yo o cualquier otra persona apoye o no a los expropiadores u okupas, o lo que fuera?

¿Deberíamos pensar en verdades o mentiras situacionales?

Los jueces, que tienen los elementos para conocer un poco más los detalles de la situación, ¿nos ofrecen garantías de justicia? ¿Tanto cuando fallan a favor como cuando fallan en contra?

No, nadie siente eso. Ni Emilio Perina, ni yo.

Todos sabemos que todos mienten. Mienten los dueños de la fábrica en el caso de una fábrica recuperada, mienten los jueces que juegan los intereses del sector que los coloca y los sostiene, mienten los punteros, mienten los periodistas y mienten también los historiadores. O mienten o cuentan una parte de la verdad y sobredimensionan la parte que cuentan, adrede o como consecuencia de la ablación de la otra parte de la "verdad". Y lo mismo para las ocupaciones de tierras o casas.

Cualquier ganador podría estar ganando con justicia y cualquier perdedor podría estar perdiendo con injusticia.

Sólo hay dos posturas inequívocas en un caso así.

La que está a favor de la propiedad (pública o privada) en cualquier circunstancia, para la cual nunca es válida la expropiación ni la ocupación. Y la que está en contra de la propiedad (pública o privada) en cualquier conflicto, para la cual siempre es válida la expropiación y la ocupación.

Cualquier otra postura necesita saber la verdad.

Y la verdad nunca, NUNCA, se sabe.

No me quedan dudas acerca de los motivos políticos detrás de cada acción colectiva, de cualquier naturaleza. El hacer humano es siempre político, aun el "no-innovar" de los que se dicen apolíticos y en realidad lo que hacen es reforzar el statu quo, o sea, son implícitamente conservadores.

Luego volví a ver algunas partes de "Viva la escuela moderna", un documental sobre Ferrer i Guardia. Hacia el final se relata el atentado a Alfonso XIII, los sucesos de la semana trágica y el fusilamiento de Ferrer i Guardia. También se mencionan las palabras del pedagogo indicando que poco tiempo después de su fusilamiento iba a salir a luz su inocencia. Al año se reconoció que no había pruebas para involucrarlo. El bibliotecario de la Escuela Racionalista de Ferrer i Guardia había sido ejecutor del atentado. Ambos compartían ideología. ¿Decía verdad Ferrer i Guardia? Miguel de Unamuno lo había defenestrado en vida y había apoyado la condena por instigador del atentado. Tiempo después de la ejecución se desdijo. ¿Mentía Miguel de Unamuno cuando influyó en la opinión pública en contra de Ferrer i Guardia? ¿Realmente una persona de su instrucción e influencia podía no ser conciente de lo que implicaba tomar parte de una ejecución de una persona que podría ser inocente? ¿Mintió Miguel de Unamuno cuando reconoció su error? Alguien en algún momento tuvo que haber mentido. Y mucha gente deber haber tomado partido por uno u otro justificar la ejecución o llorarla, en función de lo que ellos y otros dijeron. Y había una vida de por medio.

La retractación de Unamuno fue hecha con las siguientes palabras:

"Mis lectores me permitirán que descargue mi conciencia de una culpa que sobre ella pesa hace ya ocho años. (...) No quise enterarme si a Ferrer, a aquel Ferrer cuya obra tanto me repugnaba y sigue repugnándome, se le condenó injusta e ilegalmente... (...) Sí, hace años pequé y pequé gravemente contra la santidad de la justicia. El inquisidor que llevamos todos los españoles dentro me hizo ponerme al lado de un tribunal inquisitorial, de un tribunal que juzgó por motivos secretos -y siempre injustos- y buscó luego sofismas con que cohonestarlo".

Ese inquisidor que menciona Unamuno (y esa generalización que lo ayuda a lavar su conciencia), es el que me llena de espanto descubrir en los adalides de la moralidad de derecha de Argentina. Es el inquisidor que también fue sembrado en mí, desde la escuela y la tradición y que sólo necesita un poco de combustible para que se encienda la mecha y desborde en los excesos que hacen que en las dictaduras, se conviertan en muertes y sus complicidades.

¿Importan las posibles verdades detrás de las creencias de los actores? ¿O son necesarias esas certezas a partir de tantas capas de convenciones, supuestos y leyes que protegen esos y otros supuestos construidos sobre ellos?

Es como cuando se habla de una violación de una prostituta y los periodistas, políticos y religiosos empiezan a justificar al victimario o minimizar el crimen, por la situación de prostituta de la víctima, o por la forma en que estaba vestida, o la forma de comportarse, o por su supuesta inmoralidad, como si no fuera una situación de violencia, y como si la moralidad del violador o abusador no debiera entrar en consideración.



Buenas noches.



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miércoles, 17 de septiembre de 2014

Señaladores. Estado patriarcal. Estado proxeneta.

Hoy quería hacer unos señaladores de prueba. Pensaba ilustrar una rosa negra y agregar una frase feminista. Y empecé a buscar.

Ideas valiosas e interesantes hay montones. Pero frases que condensen varias de ellas o incluso sólo una, en pocas palabras, no hay tantas. No quedan tantas luego de descartar las efectistas, rimbombantes, los juegos de palabras, frases eufemísticas, políticamente correctas, o por el contrario sarcásticas o vengativas.

Y justo hoy quería hacer algunos señaladores. Y me faltaban las frases.

Las ilustraciones no son un problema, con práctica y varios ensayos llegaré a algo que me convenza. Como para ir amenizando, comparto los primeros ensayos porque lo del final no es tan frívolo.

Tengo poca práctica con la pluma pero en mi cabeza había dibujos en tinta.
Busqué fotos de rosas para hacer con tinta. Los primeros borradores en aguatinta y pluma:





Atropellada, hice mi primer intento de señaladores en papel fotográfico para impresora pero no quedé conforme, así que desistí de hacer rosas por mi cuenta.


Finalmente tomé una rosa, la desaturé, la pasé un filtro para pasar a perfiles, la imprimí y la pinté.  No quedé conforme e intenté una silueta recostada, pero tampoco me gustó.

Luego ensayé varias siluetas femeninas de pie y avanzando juntas. Conceptualmente me parecía mejor. Sin embargo estas siluetas me llevarán más trabajo pues de hacerlo querría representar varios tipos de etnias, mestizajes, alturas, proporciones, edades. Y con pocos trazos, algo sintético. Pero ya no me resulta tan rápido llevar lo que hay en mi imaginación al papel. He abandonado el hábito del dibujo.

Igualmente la rosa negra me sigue pareciendo un símbolo muy fuerte, lleno de significados, por ser flor, tan poblada a veces o con tantas variedades, tener espinas y ser negra, o sea, no tener color.

Pero miraba los señaladores y no sentía que estuviera encontrando una idea fuerte para representar. Que no necesariamente quedaría representada con la rosa que me tiene enamorada.

Y seguí buscando.

Y encontré.

Encontré dos mujeres que me dieron 4 palabras. Estado patriarcal, estado proxeneta.

Es del libro "Ninguna mujer nace para puta" de María Galindo y Sonia Sánchez, del colectivo "Mujeres creando".

El libro (que aún no leí pero sí algunas ideas, sobre todo las que refieren a esas cuatro palabras), se puede descargar en forma gratuita de:
http://www.lahaine.org/mundo.php/manifestacion-antitaurina-manana-en-bilb

Dice  Sonia en el capítulo 4 del libro:

"Si me pongo en el lugar de la puta, como puta sólo he conocido al proxeneta. Todo a mi alrededor ha sido explotadores y parásitos. ¿Qué es ser explotador? Es algo que vive de mí, de mi fuerza bruta, de lo que yo puedo producir con mi cuerpo, con mi saber. Sentí que el Estado era eso. Cuando estaba exigiendo Educación y Trabajo, el Estado me respondía con esa caja de alimentos y forros para subalimentarme y que yo siguiera reflexionando. Yo dije "Diablos, yo no pido eso". ¿Qué está pasando ahí? ¿Qué es eso? Si yo estoy pidiendo una cosa, pero me dan otra que me sigue sosteniendo en la prostitución. (...) ¿Quién me sostenía a mí, dentro de la prostitución y en la esquina? El proxeneta. De otra forma también la caja de alimentos sumada a esos forros me seguían sosteniendo en este lugar. Y te digo la caja como una forma representativa de todos los famosos programas de "inclusión social", que son programas que sostienen las cosas como están. Y eso es lo que hace el proxeneta: te sostiene ahí, no te deja crecer y, sobre todo, no te deja pensar. Yo sentí que el Estado me sigue sosteniendo ahí con sus programas."

Igual estoy muy lejos de representar algo fuerte con esas 4 palabras. Pero la idea podría llegar a estar.

¿Señaladores que señalan al Estado patriarcal, al Estado proxeneta?

Tal vez la cosa tenga que venir por ahí.


Buenas tardes.





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martes, 16 de septiembre de 2014

Dormir al sol.

En cada cual la obra del autor se convierte en otra obra.

Para el comentarista que escribió en la contratapa de "Dormir al sol", ésta es una: "Brillante parábola en clave satírica sobre el amor y la identidad personal".

Sin embargo cuando yo la leí, construí otra cosa en mi interior. Yo leí un montón de parábolas sobre el autoritarismo.

Yo leí aceptación incuestionada del derecho del otro con "autoridad profesional" sobre cada cual, la indefensión ante la confianza ciega ante el saber (secreto?) del otro. Leí también la aceptación de un supuesto "mejoramiento" (de las personas) en virtud del pensamiento de un otro irrespetuoso de aquello que estamos dispuestos a tolerar por conservar lo que nos es familiar (una persona "peor" o menos equilibrada) o lo que amamos sin mucha explicación. Cómo, el criterio del otro invade y reemplaza al propio. El autoritarismo tecnócrata: del que sabe y decide por cada cual.

¿Identidad? Tal vez, pero no en el sentido en que lo plantea el comentarista que selecciona la frase: "No sé cómo ni por qué me dio por preguntarme quién estaba mirándome desde los ojos de Diana."

Tal vez mejor la construcción del otro, la otredad. ¿Quién es Diana? ¿Qué Diana ha construido Bordenave? ¿Esa Diana que ve o esa otra que adivina distinta y no reconoce?

También leí la desprotección.

Almas trasplantadas, almas humanas en cuerpos no humanos, sometidos a un disciplinamiento a través de un adiestramiento. Una metáfora de la prisión a los distintos.

Almas humanas (o contingentes, o "ni buenas ni malas") abandonadas, sin libertad, al arbitrio de otro que pretende cambiarlxs por quienes encajen mejor en el statu quo, según un criterio completamente ajeno y hermético-erudito. Una sociedad adoctrinada donde el que no está de acuerdo es reemplazado, es transformado en un otro replicante del libreto social permitido, en un reproductor de la lógica de lo que "está bien".

Leí también la mansedumbre de la confianza, la no resistencia a la arbitrariedad. Los personajes actúan como ganado, se dejan conducir, sin cuestionar ni protestar. Y esperan, sin importunar, alguna resolución favorable. Si una sensación desagradable me instaló la novela desde el inicio fue el reconocimiento de ese espíritu de ganado que muestran los personajes.

"-Descartes no se equivocó en lo principal. El alma está en el cerebro y podemos aislarla.
-¿Cómo lo sabe?
Contestó simplemente:
-Porque la hemos aislado."

Buenos días.

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Naturalizando sinsentidos.

Uno de los más peligrosos riesgos a que nos somete la tecnología es la naturalización de los sinsentidos en virtud del poder de la virtualización, casi un atajo al inconciente (recordemos "El origen" o "Inception", una película mucho más real que muchas propuestas del consumo).

Tal como dice Bob Black en Abolición del Trabajo: "El tiempo libre es tiempo gastado en recobrarse del trabajo, y en el frenético pero inútil intento de olvidarse del trabajo. Mucha gente regresa de sus vacaciones tan agotada que desean volver al trabajo para descansar. La diferencia principal entre el tiempo libre y el trabajo es que al menos te pagan por tu alienación y agotamiento."

El primer paso de la alienación es entonces, descansar para volver al trabajo renovado.

Alguna vez relaté la AMANSADORA que padece anestesiado (no lo siente, como el sapo hervido a partir del agua fría) un compañero de trabajo, un gerente, en reuniones GLOBALES, sin horario, sin privacidad, sin derecho a su tiempo en casa.     
El segundo paso es entonces, la alienación es sentirse indispensables: reuniones de madrugada, celular o notebook en la playa, reuniones de negocios disfrazadas de eventos sociales: fiestas, finales deportivas, prácticas deportivas no con amigos sino con socios y clientes.

El tercer paso de la alienación es el ocultar costos no cuantificables o bien no incluir costos que sí lo son. Y ahí metemos el famoso "apalancamiento", "reingenierías", "restructuraciones", "adquisición del derecho a contaminar" y los "call centers" que, en virtud de retóricas elegantes y eufemismos, y apoyados en los sinsentidos previamente naturalizados, nos parecen hasta INGENIOSOS.




Los call centers sólo ponen de manifiesto algo que ya se viene dando desde lo sutil (no tanto para algunos pero sí para sus propias víctimas).

Y ahora sí, VAMOS AL GRANO.

Se estrenó “Córtenla, una peli sobre call centers”
by cuadernodetrabajo: http://cuadernodetrabajo.wordpress.com/2014/09/12/se-estreno-cortenla-una-peli-sobre-call-centers/

Ayer se estrenó (con funciones a las 14 y las 19 horas) en el porteño Cine Gaumont Córtenla, una peli sobre call centers de Ale Cohen (miembro de Cine Ojo Obrero) que aborda por medio del registro documental del testimonio de sus protagonistas, la ficción y la historieta la explotación y maltrato que sufren día a día miles de jóvenes y adultos trabajando en condiciones alienantes en diferentes call centers realizando trabajo telefónico de encuestas, ventas y atención de reclamos de usuarios.

De llamados, call centers y explotación

Según contó el director: "El origen de Córtenla fue una noche de insomnio y catarsis con Fabián, uno de los realizadores de la película. Hacía un tiempo los dos habíamos trabajado en distintos call centers, y nos pusimos a compartir nuestros recuerdos en ese trabajo, cargados del sinsentido y la ridiculez a los que nos tiene habituado este sistema: yo activaba y recargaba celulares para Estados Unidos, sin entender bien lo que hacía, ya que no tenía teléfono celular. Él atendía desde Buenos Aires un delivery de pizza para España. A mí me llamaban convencidos de que los atendía un indio, a él le pedían por favor que le ponga mucho queso a la pizza. Yo tenía que mandar un celular nuevo a un remolque sin dirección postal por una ruta en Kansas, y él tenía que enviar un pedido desde Buenos Aires a un departamento en Madrid que estaba a dos cuadras de la pizzería."


Buenos días.


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lunes, 15 de septiembre de 2014

Antimodernos.

Estaba escuchando a Carlos Mira quien se siente en la obligación de advertir a la gente que ir contra la propiedad es antimoderno.

En realidad él y otros muchos lo que desean es tratar de mostrar por qué no apoyar a este gobierno. Una táctica parte de una estrategia más general tal vez, no sé.

Me interesa en realidad detenerme sobre algunos aspectos de su razonamiento. Él postula:

-La oligarquía no está a favor de la propiedad sino en contra.
-Ser propietarios implica una mayor libertad y mayor bienestar.
-Los propietarios disminuyen su necesidad de dependencia.
-A la oligarquía le conviene que la gente dependa de ellos.
-Ir contra la propiedad lo que favorece es el fortalecimiento de una oligarquía de funcionarios.
-Hoy en día estamos viviendo una revolución más profunda que la revolución industrial, que es la revolución de la información.
-Es necesario proteger los derechos de la propiedad de la información.

Con respecto a la primera afirmación sin duda es una falacia. La oligarquía no está en contra de la propiedad. Está a favor pues acumula propiedades de distinta naturaleza. Le interesa el monopolio de la disponibilidad de esas propiedades pues de este modo logra, discrecionalmente habilitar su reparto o su préstamo a quien, en contraprestación le ofrezca algo que incremente su riqueza, o por el contrario, amenazar con su restricción quitando de disponibilidad esos bienes, a quienes no están dispuestos a someterse a sus exigencias. En todo caso está en contra de que quienes dependen de ellos accedan a la propiedad y compitan en el monopolio del uso y restricción con ellos.

El oligarca está de acuerdo con la propiedad, pero fundamentalmente con la concentración de la propiedad, con la acumulación de los derechos de propiedad para poder controlar mediante su restricción, o generar la dependencia mediante el monopolio de su distribución.

Que no es lo mismo.

Con respecto a que el hecho de ser propietarios genere una mayor libertad y mayor bienestar, también es cuestionable. Sin duda que si tengo una casa estoy mejor que si no la tengo y si tengo alimentos estoy mejor que si no los tengo y si tengo un cierto monto de dinero puedo proveerme de algún bienestar que de otro modo no podría. Pero eso sólo es válido en un modelo de sociedad en donde esos bienes relacionados con la supervivencia y el bienestar estén afectados por la propiedad privada. Por encima de lo necesario, la posesión de bienes genera dependencia: empezamos a ocupar nuestro tiempo y pensamientos en proteger esos bienes, tomando recaudos, comprando seguros, cerraduras, sistemas de vigilancia, perdemos dinero pagando impuestos y sufriendo por esa pérdida, perdemos tiempo en elegir esos bienes, renovarlos, mantenerlos. Esos bienes nos atan, cuando exceden el umbral de la necesidad. Crean una sensación de bienestar pero en realidad es una ilusión que se produce por no atender y valorar el tiempo y dinero (y preocupación) que destinamos a su obtención, mantenimiento y custodia. Por ende, atenta contra nuestra libertad.

Respecto de que los propietarios disminuyen su dependencia. También es relativo. Mientras tenga bienes líquidos o monetarios que permitan resistirme a las exigencias de los empleadores o del estado, sí. Si mis bienes no son líquidos, ya no es tan cierto. Si son bienes de prestigio es todo lo contrario. Dependerá de muchos factores: su liquidez, su utilidad y frecuencia de uso, su exclusividad, entre muchos otros.

"Ir contra la propiedad lo que favorece es el fortalecimiento de una oligarquía de funcionarios". Esto es cierto en cualquier régimen capitalista con estado, chico o grande. En particular es muy cierto en países con gobiernos que implementan un capitalismo de estado. Sin embargo en otras organizaciones sociales y económicas sin estado, esto no tiene por qué ser cierto.

Hoy en día estamos viviendo una revolución más profunda que la revolución industrial, que es la revolución de la información. Tengo dudas sobre algunos aspectos de esta revolución. Se trata de una revolución política en todo caso en donde el poder "podría" llegar a cambiar de manos y sólo en "algunos" casos. La riqueza generada a partir de la información, como antes la riqueza generada a partir del monopolio del capital y antes por el monopolio de la tierra sólo en algunos casos puede llegar a no coincidir de manos. Hay familias y empresas que han sabido reconvertirse merced a las distintas supuestas "revoluciones". La realidad es que sería una revolución si destruyera el paradigma anterior de acumulación de riqueza. Y no veo que eso ocurra. Para que fuera una revolución tendría que producir una destrucción de las estructuras de acumulación. Y tal vez potencialmente pueda serlo, pero no por el camino que está tomando.

Los argumentos anteriores conducen a refutación de la última afirmación de Carlos Mira. Precisamente "es necesario proteger los derechos de la propiedad de la información" no es un pilar para un cambio revolucionario, no cambia la base de acumulación, de monopolio de disponibilidad y restricción que otorga la propiedad. Lo único que cambiaría sería la naturaleza del origen de la nueva riqueza. La intangibilidad del bien, el cambio de los procesos de acumulación y acreditación de riqueza, de distribución y de retención del bien.

Justamente por eso el modelo capitalista, en la nueva economía del conocimiento, no se basa en la propiedad, sino en las licencias de uso y de copia. El conocimiento y la información no se pueden encerrar, no se puede impedir que una idea se propague. Por eso el modelo de negocios para la acumulación es a partir de licencias.

La revolución no está en el cambio de bien que produce la riqueza. Ya asistimos a la acumulación de riqueza por la propiedad de las tierras, luego por la propiedad del capital y ahora (si no entendemos la diferencia) seremos testigo de las formas de acumulación de la propiedad de los derechos de uso y copia, pero no resultará en una democratización de la riqueza, ni redundará en un reparto más equitativo de la riqueza.

La libertad y el bienestar del que habla Carlos Mira, son bienes a la venta. Sólo aquel que tiene dinero puede comprarlos. Esa libertad y ese bienestar son bienes. La libertad de la que habla es el derecho de comprar, de consumir. Los estados basados en la lógica de la acumulación, en virtud de las restricciones que garantizan con sus leyes habla de derechos, pone un límite a partir de la cual deja de ser lícita su restricción. Es un derecho desde el momento en que se permite que el dinero sea una restricción legítima a su acceso. Restricciones que una persona librada a la naturaleza no conocería porque se procuraría de todo lo necesario para vivir según su deseo, sola o asociada a otras. Restricciones que están implementadas mediante los derechos de propiedad, precisamente.


Buenas noches.





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miércoles, 3 de septiembre de 2014

No salen del merendero.

Hacía mucho que quería contar esto que me había pasado.

Esas cosas que por mi debilidad, un instante mínimo, me hacen dudar.

Tengo una compañera que es militante política partidaria. Milita en un movimiento. Hablábamos (como tantas veces) sobre las cooperativas y la autogestión, ahora tan de moda (y con el riesgo que eso implica).

Ella subestima la capacidad de la gente de autoorganizarse con fines superadores. Y digo superadores en el sentido de superar una meta anterior o inicial, cumplida o en marcha.

Ella sostiene que la gente de los barrios no puede superar el techo del merendero, de la copa de leche.

Por eso es necesaria la participación de los políticos, de los partidos y fundamentalmente la anuencia del poder, la acumulación del poder para apoyar los "buenos fines" y hacerlos posibles. Pero más que nada para proveer de fines y de ideas, de proyectos, porque "no salen de la copa del leche y el merendero... entendeme está muy bien, pero ... a ver...".

Y sí, en apariencia es así.

En apariencia digo, porque no creo que sea así. Creo que tenemos naturalizado el pensar que sin la anuencia, del apoyo del poder, nada se puede hacer.

Pero es cierto que es así en la realidad, pero sólo por el efecto de la profecía autocumplida. La gente hace que esa afirmación se haga verdadera porque no depositan la misma fe en hacer algo al margen de esa premisa.

Por ejemplo, en el documental de El Horno. Es cierto, es un merendero, pero no es sólo un merendero.

Mi compañera vería en el merendero la satisfacción de una necesidad primaria, del pan y la leche para los niños y las niñas del barrio.

Pero El Horno no habla de eso. La necesidad de satisfacer la merienda de los hijos y las hijas del vecindario, crea pilares en donde las mujeres salen de sus casas y contra todo pronóstico se organizan, se forman, crean confianza (con altibajos), establecen lazos, y salen adelante frente incluso a la oposición de sus compañeros y a los intentos de división de los políticos.

Pero en La Carbonilla, por ejemplo, están entubando la principal.

Las metas podrán ser básicas para mi compañera pero lo que se crea a partir de esas metas, la organización, los roles, la tarea, la continuidad, aun siendo un trabajo invisible, un trabajo que sigue mostrando por TV y la radio a esas personas como "vagos", "parásitos" o "agitadores", porque en vez de trabajar para una empresa o el estado, trabajan para su barrio y su gente. Como si no fuera trabajo, como si no ocupara tiempo y requiriera de actividad, esfuerzo, constancia y compromiso.

Y esas metas serán básicas porque sus necesidades básicas "de libro" no están satisfechas. Si lo estuvieran, no sería un merendero ni una guardería, sería tal vez un campo de deportes, o una escuela de oficios o de artes. Y si no hiciera falta eso tampoco porque de alguna forma lo tienen, sería tal vez un centro de investigación social o una universidad. ¿Por qué no?

Claro, quien tiene todas esas necesidades satisfechas, ¿qué interés podría tener en crear un centro de ciencias para un barrio? Si una persona tiene sus necesidades satisfechas es porque está yendo por más, por sí misma, por su carrera, su prestigio, su status. ¿Por qué trabajaría invisiblemente para un barrio? ¿En qué contribuiría a su ascenso, cuando ya las metas no son conjuntas sino individuales? ¿En qué sería apoyada sea persona que persigue aspiraciones tan particulares?

Superado el piso que se considere digno las aspiraciones son individuales. Sin duda que en las palabras ese piso está más arriba pero son palabras, en la realidad, ese piso de necesidades básicas sigue siendo muy básico.

Ahí está la profecía autocumplida.

En ese punto ya no hay que luchar por la dignidad, ya no es un batalla que nos involucra a todos, es un camino individual, es el PROPIO camino, el famoso PROPIO destino. Y ahí muere la autogestión, la autoorganización, la comunidad.

¿Pero quién dice que eso es así?

Un grupo de investigación, ¿acaso no es algo comunitario? Un coro, una compañía de teatro o de circo, una banda musical. ¿Quién dice que superado el piso no hay más motivos para la autogestión?

Pero como creemos eso, creemos que "ahora tenemos que seguir solos" o que "mejor es ahora seguir solos", nos desentendemos de lxs otrxs.

Yo creo que el próximo paso es destruir esa creencia. Primero que sea posible superar ese piso, pero no el real, el de las palabras, el de los discursos de los políticos que luego son negados o superados en las estadísticas. Y superados esos límites, saber que seguir apropiándonos de la vida comunitaria en forma autogestiva no es una aspiración con techo. Siempre habrá ahí una meta que podamos compartir.

Y que no haya políticos, ONG ni poderosas fundaciones detrás.

Buenos días.


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Pirandello.

Desde muy chica, desde los 2 ó 3 años, sucesivos psicólogos y psiquiatras explicaron de mí, conductas inexplicables para mis padres, diciendo que yo era hipersensible. Para desarrollarme bien debía estar cuidada de maltratos o de situaciones violentas.

¡Qué error de interpretación!

Desde todos los ángulos.

Todos los niños y las niñas son hipersensibles. Todos los hombres y las mujeres deben desarrollarse cuidados de maltratos y de situaciones violentas. Mi supuesta hipersensibilidad, mi supuesta anomalía de ver el mundo y que el mundo me traspasara, ¿era acaso algo particular o simplemente una incapacidad, al ser tan pequeña, de acorazarme?

Acaso las personas, todas las personas, vos y yo, ¿no somos personas violentas? ¿No nos crece la rabia? ¿No nos desborda la impotencia? La diferencia es esa coraza que algunos construyen y otros no. Esa capacidad de protegerse o esa decisión de exponerse, o, del otro lado, esa incapacidad de cuidarse o ese egoísmo de desentenderse... como quiera plantearse.

Lo que hacemos es evitar dañar físicamente al otro, pero cualquier maltrato que se filtre de esa violencia negada, es inevitable. Todos los hombres y odas las mujeres, en algún momento, no notamos esta violencia que nos crece y nos transforma en victimarios... aún representando a veces el papel de víctimas.

Deberíamos asumir que es así y tratar de hacer lo mejor posible con nuestras relaciones, tratar de reparar los daños, aún los que nos parecen leves. Los hechos se desencadenan y a nuestro pesar mucho más que a nuestro antojo.

Así que esa explicación y ese consejo, ambos eran irracionales e inaplicables. Igual estuve expuesta a la violencia, como vos y como todos los otros que jamás leerán estas líneas.

Yo me refugié en la fantasía, mi coraza fue mi cabeza armando un escudo para mi corazón. La pintura, la naturaleza, la literatura, la música, llevaba mi corazón a emociones controladas.

Pero a esta edad es imposible no reconocerlo, no darme cuenta que la ficción, la poesía, la música, la pintura son formas de acorralar las emociones de modo de que no se desboquen, por más intensas que parezcan, por muy desatadas que se nos muestren.

La realidad sí desboca.

Todos los días el corazón se me desgrana y es que hoy me refugio menos en la literatura. Por algún lado se me fue filtrando la realidad, tal vez por la hilacha de la mentira, que de tanta literatura y tanta música podía identificar fácilmente por parecérsele tanto.

Yo sospecho que lo único verdadero de las múltiples realidades es lo que la gente no explica, lo que no justifica, lo que se abre camino y ata las vidas, como el azar o la empatía.

La gran mentira a que nos someten los políticos y los periodistas es esa conspiración de imponernos explicaciones desde su mundo de conveniencias y no-alternativas, desde sus únicas-formas-de-hacer-algo.

Yo conozco muy poco de Pirandello. Pero la presentación fue intensa y clarificadora. Un artista desde luego, poniéndome en contacto, profilácticamente, con la realidad.

La obra que vi en su momento y que fue una de las que me marcó para toda la vida fue "Es así, si a usted le parece" de Pirandello. Nunca pude dejar de referenciar muchas situaciones de la realidad a esa obra. Una obra, en apariencia naïf.

Me habían recomendado leer, casi desde entonces, desde la primera vez que la cité como explicación de la relidad, leer "Seis personajes en busca de autor". Me perdí su representación varias veces por esta vorágine de locura en que vivimos casi todos.

Pero hace algo más de un par de semanas, fuimos caminando a Parque Centenario, para aprovechar el día templado y en una librería estaba "Seis personajes en busca de autor". Era la oportunidad, porque después me atrapa la locura y ya no recuerdo de ir tras su busca, sea una librería o internet. Una edición económica que finalmente me traje conmigo como una criatura con juguete nuevo.

Pasaron unas dos semanas y sobrepasada de tareas decidí dejar todo de lado y hojear la obra. Pero empecé a leerla. Es imposible no encontrar párrafos, para mí, de esos que te apuñalan o el corazón o el cerebro.

Y luego fui mechando páginas en instantes robados a las tareas.

Y terminé esta mañana de leer "Seis personajes en busca de autor".

Y era inevitable que el desenlace no me fijara con puñales a la realidad, esa pizarra sin emociones que sólo expone los dramas de los días y de las personas.

Como siempre, apenas me conmueve algo y sin tiempo de ponerlo en palabras en mi cabeza, o sea, mientras no sea capaz de pensarlo, mi cabeza me da vueltas.

Los personajes tienen un destino y no pueden dejar de vivirlo. Todos los días su drama o su comedia, es presente.

¿Y acaso eso no es lo que nos pasa, desde los más afortunados (entre los que me incluyo) y los más desdichados que jamás terminan de levantar cabeza? Nos vamos desarrollando desparejos y cada desenlace nos fija en una escena, que es eterna. Somos un montón de posibilidades infinitas destinados a representar las mismas salidas una y otra vez, no por designio de alguna deidad, sino por esta limitación que nos impone nuestra humanidad.

Nuestra vida, es una cadena de desenlaces inevitables. Inevitables porque ya han sucedido y así se ha construido la Historia. Y estamos construyendo inevitablemente y sin conciencia, nuevos desenlaces, todo el tiempo, sin sospecharlo siquiera de la naturaleza, la importancia y el momento en que se producirán los sucesivos desenlances de nuestro destino.

Y digo sin conciencia porque por muchas intenciones que pongamos, la realidad es inmanejable.

La sociedad es el ámbito en donde ocurre la vida, aún aislados, aún en un cuarto lejos de la calle y de la gente, es en relación con el mundo en que lo pensamos. Estamos solos, o estamos alejados, o estamos encerrados o refugiados,  o por el contrario, estamos con gente, en la calle, en la oficina, en el mercado, el colectivo o el banco. Pero nuestra vida está concebida en función de la existencia de otros que nos imponen sus realidades.

La realidad no es sólo mía, tampoco es toda del otro, es lo que podemos, malamente "garronear" de ese espacio, de esa sociedad, de ese entramado de lazos, barreras, puertas y pasillos invisibles, que encontramos tanteando.

Tenemos internalizada una representación de la realidad y creemos que esa es la realidad. Hay un objeto allí, fluido o gaseoso, lábil, que es la sociedad. Se nos desdibuja o se nos presenta, tal vez como una nube, pero es parte de una representación. Son tantas las tramas que no conocemos y que jamás podremos conocer, las tramas negadas y las que se esconden adrede.

Cuando era chica me sorprendía cuán determinantes se escuchaban quienes sentenciaban desde una supuesta autoridad moral, que esto era así o asá. Me intimidaban porque en mi interior no había tal firmeza. En un punto me sentía un poco culpable de no tener esas certezas, de permitirme dudar. Me hacían sentir que dudaba por debilidad, e incluso por debilidad moral.

Más de 40 años me llevó desarrollar la dureza interior de concebir como una forma de la necedad, esa asertividad de algunos "profetas", fundamentada en una representación petrificada de la realidad con base en arenas movedizas. Digo profetas porque saben siempre qué va a pasar, aunque no ocurra y olvidan rápidamente sus profecías fallidas.

Cuando era chica, los moralistas me intimidaban, porque me hacían sentir que algo pervertido había en mí, si me permitía dudar de las malas intenciones de los despreciables, débiles y viciosos por ejemplo. No había conocido mucha gente mala. Sabía, por referencias de los moralistas, que existían, pero era una caterva con la que no tenía contacto.

Qué diferente resultó el mundo. Tal vez mi incapacidad de desarrollar una moral tan estricta, o de una autoestima que me hiciera creer una autoridad moral me fue poniendo en una actitud crítica hacia ellos.

La verdad es que sí soy juez también. Aunque no quiera. No les creo, me parece lo menos real y lo menos auténtico de la sociedad. Esos personajes que se creen más, que se creen que pueden categorizar a las personas, y otorgarles méritos para legitimar sus logros, único parámetro de la justicia y la equidad.

Sí, me pongo en juez. Me duelen esos personajes.

Condenados también a creer en su rol (todavía les otorgo el beneficio de la buena fe) y a ejecutar sus juicios (también su juicios) de meterse y dictaminar sobre los motivos y los actos de los otros.

Pero sí, yo también soy juez. Y mal que mal también me duele.

Buenos días.




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