lunes, 22 de septiembre de 2014

Los orígenes de la clase obrera. Lucas Poy.

Estuve en la presentación del libro "Los orígenes de la clase obrera argentina" de Lucas Poy, que tuvo lugar en la Biblioteca Popular José Ingenieros, de Buenos Aires, Argetina, en el barrio de Villa Crespo.


Muy interesante.

Cuántas cosas que no sabía acerca de este tema.

No porque creyera que sabía algo, de hecho estuve porque a veces la presentación de un libro es una buena forma de hacer atajos en los temas que desconocemos, claro, desde la perspectiva de su autor, del moderador y de los asistentes que, con sus preguntas, también introducen elementos nuevos que pueden llegar a estar ausentes en la obra.

Me enteré, como decía, un montón de cosas que están en el libro y que no están en él y fueron aportados durante el diálogo.

El libro arranca a fines de la década del '80 (1886-1888) y finaliza en 1896. O sea que estamos hablando realmente de una época muy temprana.

No es novedad que hacer la secundaria entre el 76 y el 82 y más aún en un colegio religioso y además apadrinado por el ejército, no fue precisamente una experiencia ecléctica. Más aún las clases de Historia que en algunos años fueron simplemente inexistentes, con una profesora que hablaba de su vida personal y que al sonar el timbre decía apresuradamente desde y hasta dónde debíamos leer de un libro escueto e impersonal.

Con lo que yo ni sabía siquiera la ENTIDAD y NATURALEZA de las sociedades de apoyo mutuo, de los primeros intentos de agremiación por oficio, de las primeras sociedades cosmopolitas de resistencia y los distintos cortes que estas sociedades practicaban a la sociedad y la trascendencia de esos distintos cortes, sobre todo en lo que respecta al sostenimiento del statu quo y reproducción de las relaciones ya establecidas o a la creación de conciencia.

También desconocía la preocupación que generaban estas novedades en los estamentos tradicionales de la sociedad que tenían expresión pública y la forma de lidiar con ellos.

Es increíble lo escasos que han sido los cambios desde entonces.
Los argumentos de desacreditación siguen siendo los mismos. Las estrategias siguen siendo las mismas, desde todos los ángulos. Qué lentamente aprenden las sociedades, imagino que, en parte, por los grandes esfuerzos en ocultar las distintas verdades.

Fue apasionante ver los resultados que dieron a largo plazo las estrategias acertadas o desacertadas tanto de los distintos actores en esas tempranas décadas (a menos de un siglo de la revolución industrial), como de las distintas clases y del estado mismo en la apropiación de las demandas de la clase obrera y cómo se establece el discurso único respecto de los resultados de esta apropiación.

Pero no se agotan ahí los aprendizajes.

También aprendí de la movilidad de los principales voceros del activismo, no sólo entre distintas expresiones políticas (cosa que hoy sigue ocurriendo pero tal vez con matices menos auténticos) sino también dentro de la misma expresión entre distintos medios, como el caso del cuestionamiento a las burocracias que se iban estableciendo en las sociedades de resistencia y los antiorganizadores.

También aprendí los motivos por los cuales a veces es tan difícil "sacar la ficha" a determinados grupos en la Historia. El ejemplo era la asamblea de estas sociedades de resistencia que según quiénes se hubieran impuestos en cada debate, era el color de los manifiestos, resoluciones y publicaciones, pareciendo de una u otra tendencia, siendo que la mezcla, era más o menos pareja.

También aprendí sobre el efecto "mal llamado" de contagio de las huelgas: la integración vertical de las actividades relacionadas, la proximidad, las actividades sociales compartidas que servían de canal de transmisión de ideas y activistas.

Y obviamente también tuve la confirmación acerca de mi desconfianza a las estadísticas. Pues se habló de la dificultad en establecer algunas cifras y la tentación en la que caen algunos buscadores de cifras al tomar estas tablas y estadísticas sin ahondar en el rigor con que fueron elaborados. En particular sobre cómo medir la relevancia de una huelga, por cantidad de huelgas, cantidad de días perdidos por huelga o cantidad de huelguistas.

Y tantos temas más...

Recomiendo asistir a las presentaciones de libros, de temas que les interesen y también de temas que saben que ignoran pero que reconocen que sería interesante empezar a tener algún conocimiento.

También recomiendo asistir a los cines-debates (cosa que también hago siempre que puedo) de temas clásicos o también de actualidad porque asisten los interesados: trabajadores, profesionales, investigadores, activistas, funcionarios y meros curiosos que aportan tanto sus preguntas, como sus respuestas u opiniones que siempre resultan enriquecedores.

Ahí veríamos qué poco sabemos de todo y cuánto nos podemos beneficiar todos de la discusión abierta.


Buenos días.




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