miércoles, 30 de noviembre de 2011

Trabajo escaso y escurridizo: el videoCV.

Últimamente en Linked in vienen apareciendo muchos posts sobre los VideoCV. Me sorprende cómo la gente se entusiasma con estas cosas y pierde la perspectiva sin ningún tipo de mirada crítica.

No lo he utilizado. No me convence, en realidad.

Comprendo que uno a veces tiene más necesidad que otras de obtener o cambiar de empleo. Y es una lástima que el mercado laboral nos imponga este tipo de exigencias... hablo de ofrecernos como un producto (que es lo que está de moda). La cosificación del sujeto.

De profesional con capacidades intelectuales, ejecutivas y creativas a bandejita al vacío en la góndola del super. No sé, estamos perdiendo la perspectiva me parece, con todo este vértigo.

Salvo en estos casos puntuales no me parece muy sano estar montando shows (en Youtube hay montones y montones también de notas acerca de lo que se debe y no hacer) para cubrir en muchos casos la falta de trayectoria o para rogar que un headhunter se fije en nosotros. ¿No es un poco humillante?

No sólo nos tenemos que meter en un terreno que no dominamos (publicidad, guión, video, sonido, maquillaje artístico, director de escena, etc), sino que les ahorramos la necesidad y la "inconveniencia" de una entrevista personal (qué antigüedad, eso era de humanos aún), evitamos la interacción de ser preguntados y salir al ruedo a responder (ahí "en la pista se ven los pingos") y dejar que surja naturalmente en qué somos mejores y dónde nos desenvolvemos con mayor comodidad.

Lo que sí a muchos profesionales (cineastas, especialistas en marketing personal, maquilladores, vestuaristas, fotógrafos, etc) se les abrió un nuevo nicho. ¡¡Y qué nicho!!
¿Abrimos una empresa de videoCV? Socios se aceptan.

 "Arma tu propia campaña de búsqueda de empleo",

"Trabajo: bien escaso. De elegir a ser elegido." (Qué buen título para un artículo, ¿no?).

Cada vez hay menos trabajo, con lo cual este nicho es más que prometedor. ¿Cuál será el próximo artilugio, cuando en el ciclo de vida del videoCV, su madurez haga cima?

Voy a terminar pensando que el "Manifiesto contra el trabajo" del grupo Krisis tiene más vigencia del que le había atribuido al principio.


Buenos días.

DELIMITACIÓN DE RESPONSABILIDAD: Todas las afirmaciones de este blog son libres
interpretaciones mías, sujetas a posibles, abruptos y arbitrarios cambios de opinión sin aviso previo.

sábado, 26 de noviembre de 2011

Profesionales new age 2: el lenguaje corporal.

Será que mi parte artística se resiste pero me niego a negar mis aspectos emocionales o mi visión personal de la realidad y sus relaciones.

Antes incursioné en otra red profesional (de España) y recuerdo que me alejó precisamente la negación que se hace de la persona del mundo profesional. En particular, en esa oportunidad fue la masiva adhesión a la práctica manipuladora de la gestión del compromiso. Ahora me está pasando lo mismo con los consejos sobre todo lo que no hay que ser o sobre cómo adquirir el discurso  políticamente correcto que veo proliferar en Linked in. Antes ICTnet ahora Linked In. (Creo que tengo las respuestas de estos motivos y lo veremos en próximos posts).

Se ha construido el concepto de profesional-producto que es una derivación del paradigma mecanicista (engranaje en una maquinaria) pero en su versión en su version new age (una componente funcional que sólo aporta incrementos): el profesional-producto siempre sirve a ciertos fines aportando siempre positivamente, buscándole la cuestión a favor y negando o sepultando las altertas "en contra de" o negativas. Y aunque los aportes positivos sean irrelevantes: es mejor un incremento despreciable y una gran suma de incrementos irrelevantes que un único planteo que resulte en arrancar con algo mejor de fojas cero.

La chicana de moda es que si una persona ve o alerta sobre un riesgo es una persona negativa (en forma absoluta) y nadie quiere saber nada con personas negativas. Lo mismo que si uno está tatando de salir de una odisea como la que vivió Chuck Noland, debe poder relacionarse igualmente como si fuera el empleado del mes de Mc. Donalds en la foto del cuadrito. Tal vez soy una sentimental pero si veo que la persona hace esfuerzos por superar sus dificultades, omito ensañarme con ella y trato de permitir que avance. Tal vez es mucha osadía. En mis épocas, eso era "natural" y de buena gente... las modas pasan...

De modo que cualquier profesional que diga "me parece que la cosa no va por ahí" no debe expresarse sino hasta que encuentre la forma de aportar algo nuevo (nunca corregir porque corregir implica poner de manifiesto el error de uno o más "empleados del mes" y eso es muy feo) que complemente o mejore lo que se expresó y se ve de lejos que anda para el diablo. Nada más condenable que aceptar que un error se filtró, ese terrible virus mutante.

También está bien visto negar los aspectos humanos del profesional-producto: que no se note que es una persona.

Así aparecen consejos sobre el control de los gestos y actitudes a través del conocimiento del lenguaje corporal (no vayan a pensar que se opone, podrían pensar que rechazan sus argumentos, se interpreta como que está incómodo) cuando tal vez las supuestas barreras son intentos de evitar la atención sobre desagradables rollos de la panza o se rasca sobre el labio porque sabe que ese día su digestión le jugó una mala pasada y tiene un aliento no muy amigable. Yo suelo darle oportunidades a la gente de que me diga qué quiere comunicar en vez de estar robándole deducciones intrusivas, impertinentes, prejuiciosas y etiquetadas, justamente porque considero que mis limitaciones como persona hacen que seguramente no esté en condiciones de captar todo lo que la otra persona que tengo enfrente trae consigo en esa circunstancia contingente.

El problema mayor no es que se entrene cómo detectar esas señales (complemente prejuiciosas pues suenan bonitas y cierran hasta con moño, pero no tienen gran sustento) sino lo que se hace con eso: se usan en una entrevista laboral principalmente, o sea que se convierte en filtro para entrar o jamás hacerlo.

Y la tendencia es interpretar al profesional-producto que está enfrente como un dispositivo que emite un conjunto de señales standard y el conocimiento de ese lenguaje standard y la habilidad de comportarse emitiendo convenientes señales standard, son parte medular del nuevo profesional-producto.

Al profesional-producto de hoy no se le debe incluir ningún chip de ideología, de principios, de pensamiento crítico, ni ningún plan de matenimiento en el cual se retraiga por cualquier avatar. Se incluye un chip-diccionario que contiene las palabras que sí debe utilizar y un set de situaciones de uso exitoso y una lista negra de palabras, gestos y expresiones que tiene censuradas.

Lo que más me irrita es el entusiasmo con que se evangeliza la adquisición de nuevos chips para el profesional-producto desde las redes profesionales.

La verdad, me quedo con las personas. Con las personas una puede coincidir, disentir, enojarse y reconciliarse, acercarse y alejarse y será una antigüedad, pero me sigue pareciendo mucho más sano. Además coincide mejor con mi idea del trabajo como actividad para ganarse la vida y no con el paradigma de trabajo como razón de vida.

La  verdad, extraño las épocas en que los profesionales éramos personas.

Buenos días y excelente fin de semana largo.

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Manifiesto contra el trabajo 2.

Mientras esperaba que me hicieran un estudio de control en el sanatorio, y como me había olvidado el maletín con la netbook y los libros, aproveché a continuar con la lectura del Manifiesto contra el Trabajo del grupo Krisis.

Yo ya lo había leído, algo dudosa y lo había escuchado (lo había pasado por el voz.me y tenía los mp3) innumerables veces mientras hacía alguna otra cosa, pero en detalle y tranquilamente jamás.

Algo que no puedo superar de la literatura anarquista es el estilo. Y el tono. Porque siempre suenan enojados... bueno... yo también...Pero avancemos con algunas frases y algunas ideas que en cierto modo se anticiparon ayer.

La primera gran frase aparece en la primera página "La barrera objetiva al trabajo tiene que aparecer como un problema subjetivo de aquellos que cayeron fuera del sistema."

Alguna vez escribí en otros posts acerca de estar o no dentro del sistema. Con el tiempo los especialistas se han interesado es estas cuestiones de los bordes y hoy es común escuchar cada vez más de "excluidos" y diferenciarlos de los "simplemente pobres". Luego de las últimas manisfestaciones en Europa y Estados Unidos, la mirada sobre el tema de la exclusión ha dejado de ser una ampolla en el talón local.

Pero leyendo esta frase y algunas más posteriores me remití a una vieja idea que nunca desarrollé. ¿Por qué aspiramos a estar dentro del sistema? En la película Heavy Metal uno ve que la vida transcurre (en esa distopía ex-futurista) fuera del sistema. El sistema en muchas películas de ciencia ficción, se muestra como disgregado.

Siempre creí que el arte y muy frecuentemente el cine muestra por anticipado lo que se está gestando en la sociedad.

Estar fuera del sistema está dentro del imaginario del arte.

La realidad es que el sistema expulsa. No es que elijamos salirnos. Y esto es también mostrado en el cine. Ahora, ¿cómo fue que entramos en el sistema y adherimos a él masivamente hasta desear "pertenecer" y no querer salir? ¿Era realmente tan conveniente? Es otro tema que aún no tengo resuelto en mi cabeza (como si tuviera algo resuelto).

Y esto tiene que ver con esta frase porque la "barrera objetiva al trabajo", o sea, aquello que impide el libre acceso al trabajo, no debe aparecer como una falla del sistema sino como un "problemita" de aquellos que van quedando fuera (cualquiera de nosotros en cualquier momento).

"Hay que reconvertirse". "Hay que capacitarse todo el tiempo" , "Hay que adaptarse", "ser proclive al cambio", "resiliente". En estos días vi en Linked in varios posts hablando de estos temas. Uno de los más entusiastas de la reconversión, un profesional que se destaca por su participación, señaló hace un tiempo que en una entrevista no había que dejar traslucir ciertas emociones. Nadie pretende que el entrevistado aparezca como Michael Douglas en "Un día de furia". Pero tampoco una Giulietta Massina en Julieta de los espíritus.

No hablo así porque sangre por la herida. No en esta oportunidad. Hoy me toca estar dentro del sistema. Tener trabajo. Ganar lo suficiente como para no pasar necesidades (tampoco soy muy consumista), cumplir tareas decentes y de acuerdo a lo que estudié (mis tres trabajos). En blanco. Pero en cualquier momento uno se cae del plato. Y no hay garantías de volverse a subir, más aún, pasando los 45.

Buenas noches.








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viernes, 25 de noviembre de 2011

Escepticismo, confianza, adultez.

Sé que me reitero pero me parece fundamental insistir en algunos puntos. Para empezar a hablar de las ideologías y las creencias, y la honestidad intelectual primero hay que hablar de la manipulación, la adultez, la sobrevaloración de la niñez e inocencia por falsa extrapolación (de lo que ya he meditado). Todo esto haciendo moño con la tendencia a no hacerse cargo apelando a la buena fe, al "creer en la gente", la confianza y un montón de argumentos entre autoengaños y excusas que es importante dejar en claro.

Ayer picoteaba un texto que ingresará a la lista de lectura, cuyo autor es el brasileño Fabio López López. El autor menciona a Rousseau y su Contrato Social y más precisamente el concepto de que el hombre "opta por ceder su libertad, para vivir en sociedad" y también cita el contraargumento de Bakunin: "Bien sabemos que ningún Estado histórico tuvo como origen algún tipo de contrato, y que todos los Estados se fundaron mediante la violencia y la conquista".

No importa de qué idea esté más cerca. Aquí se ven dos posturas opuestas, que es lo que me interesa ahora.

La teoría es muy buena, es excelente. Es lo que fundamenta y explica la realidad. Pero las especulaciones, los ejercicios intelectuales no son teoría, es algo menos.

Los modelos son muy buenos, excelentes. Pero sólo sirven simplificar la complejidad, aislar y concentrarse en ciertos aspectos  y aproximar a la realidad. Como un proceso iterativo. Y también para poner a prueba la teoría, ensayando sobre un reflejo de la realidad más manejable. Pero no debemos pensar que el modelo es la realidad. Nunca lo es porque son amputaciones de la realidad.

Y tanto la teoría como los modelos son necesarios. Sino, un exceso de pragmatismo nos podría llevar a falsas conclusiones, a creer en correlaciones aparentes, caprichosas o mágicas.

Ni sólo la definición, ni sólo la observación pura de la realidad.

Buscar el sustento de la realidad y buscar la explicación fundamentada es una decisión personal. Hay gente que prefiere pensar en mágicas explicaciones, en una inteligencia o propósitos metafísicos o en la existencia de algo absouto llamado bondad o maldad. Pensar en términos absolutos se corresponde con posturas teóricas, modelos, puntos de arranque, pero para mí la realidad nunca es así.

Pensar que una persona nunca miente, o que siempre tiene mala intención pertenece al mismo terreno. Las personas desarrollan estrategias todo el tiempo, de comunicación, para obtener beneficios, para evitar males mayores, con fines variables. Y no siempre son pensadas estas estrategias. A veces son emergentes e impensadas. Pero son.

Cuando alguien se pronuncia en un sentido, puede estar diciendo la verdad o mintiendo, autoengañándose o evadiéndose.  Pero el que lo escucha debería "poner las barbas en remojo" y entender que más allá de que uno decida creerle o desconfiar, cualquier decisión que uno tome, hay un riesgo en ello: equivocarse.

El problema está en que el error tiene mala prensa: "¿cómo te vas a equivocar?" Equivocarse está mal, porque te pone en un lugar activo con resultado de falla. Y hay un mito que muchos han creído por milenios de que la perfección existe y la infalibidad debe ser una aspiración. No hay paradigma más fuerte de la inmovilidad que esas dos ideas.

En cambio ser engañado no tiene tan mala prensa porque te coloca en una situación de indefensión, un rol pasivo, que descansa en la confianza. "¡NO! Te mintieron". "Vos no tenés la culpa de "haber creído"", de "haber descontado su buena fe", "confiar en el hombre", "haber sido inocente".

El error es atribuible a uno.  La culpa es atribuible al otro. Es cómodo, es fácil y es fundamentalmente sensiblero. Uno se conduele de la víctima de un engaño porque se remite a sentimientos infantiles de decepción más que a los sentimientos algo más adultos de enojo. La inocencia, la ingenuidad es un atributo infantil, y lo infantil, es puro y lo puro es bueno. En cambio desconfiar, precaverse, tiene que ver con la picardía, con la posibilidad de concebir lo malo, lo dañino, la conveniencia, lo inescrupuloso. No es que un adulto no se decepcione o no pueda sentirse engañado o traicionado. Pero un adulto hace algo muy distinto con eso, que andar lamentándose por los rincones.

Está bien visto que a uno no le quepa en la cabeza la mala intención porque habla de que uno mismo no la tiene. Es como un niño.

Pero ser niño está muy bien para un niño y muy mal para un adulto. Ser como un niño no es una virtud en un adulto. Pero dar por sentado que sí lo es, permite depositar la culpa en el otro en lugar de la responsabilidad en uno mismo. Y no sólo eso, sino porque las religiones también fomentan eso: "yo me encargo, yo te cuido, te protejo del mal, vos sólo tenés que ser como un niño, confiar, dejarte cuidar". Fácil para todos, para el que no quiere hacerse cargo y para el que ve en ello una oportunidad para su propia discrecionalidad.

Y ahí sí, vamos al punto.

Ni confiar ni desconfiar. Decidir y asumir el riesgo. Cuando alguien afirma algo puede decir verdad, mentira, estar en lo cierto o estar equivocado, y todas las combinaciones y graduaciones posibles de todo ello.

Pero nosotros nunca sabemos.

En definitiva puede haber evidencias, indicios, señales a las que nuestra interpretación les otorgará un valor. Arbitrario. Podemos ignorar una evidencia casi contundente o podemos tomar en cuenta una señal leve y jugarnos por ello. En definitiva nunca sabemos cuánto hay de verdad en lo que el otro dice, cuán hábil o torpe es. No es por dar por sentado la mala intención del otro, es simplemente reconocer nuestras mutuas humanidades y limitaciones.

Pensar en términos de generalidad, sobre todo acerca de la sociedad, el poder y la relación de individuo con ellos nos remite a las distintas ideologías.

En teoría son casi siempre"buenas".

Poder económico, dominio, estado, propiedad, discurso, resultados. Confrontación. Las intenciones detrás de cada político o ideólogo cuando afirma o se pronuncia, o toma decisiones y las justifica, no podemos conocerlas. Podemos creer "en función de" o "pese a" las evidencias. Podemos creer en su intención o su inocencia. Pero somos nosotros los que creemos o no, damos o quitamos un voto de confianza.

Cuando Mauri representa un papel de "sin alternativa" y deja "la culpa" del otro lado, cuando la Presi dice "no es para confrontar" y acto seguido chicanea, cuando se postergan decisiones para momentos más convenientes, cuando Lozano se explaya sobre las teorías conspirativas del poder económico, cuando el PO se compromete con una postura acerca de la situación de Medio Oriente pero se cuida de no decirlo por TV, cuando Carrió se sube al púlpito de la moral y las buenas costumbres, cuando Binner coquetea con Moyano, cuando Aníbal expele su verborragia "miente miente que algo queda", cuando Alfonsín juega de cachorrito abandonado, cuando la Bullrich toca todas las puertas y entra donde le abren, cuando Pugliese se lamenta "les hablé con el corazón y respondieron con el bolsillo" y tantas otras cosas más, cuando se hacen concesiones pero se celebra "el orden", cuando se deja hacer y luego hay que huir por la azotea, sólo estamos siendo espectadores de un sinfín de representaciones de cuya verdad nada sabemos y sólo elegimos a nuestro propio riesgo, la confianza o el escepticismo.

Tal vez mi forma de expresarme hoy es escéptica, no siempre es así. Todos (yo también) hemos sido, somos y seremos contingentes.

Buenas tardes.




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Recreíto: Amarillismo en la ciencia.

¡¡¡Por favor, que alguien las lea con el tonito de Crónica!!! (¿Hombres de negro?)

Los humanos ya pescaban atunes hace 42.000 años: http://tinyurl.com/bq86uxf
La guerra de las hormigas: matan, saquean y hasta toman esclavos: http://tinyurl.com/bq86uxf
¡¡¡¡Ésta es la mejor!!!! ---> Mark Moffett: "Las hormigas se comportan como los ejércitos de Mordor": http://tinyurl.com/bwwq4qt
Revelado el secreto de las montañas fantasma bajo la Antártida: http://tinyurl.com/breseke
El misterio de la ionosfera lunar: http://tinyurl.com/cmptpa5
¡¡Es buenísimo!! :))

Buenos días.
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Manifiesto contra el trabajo 1.

Me topé por casualidad con este ensayo varios meses atrás. Es extenso, la traducción me resultaba difícil de seguir por momentos y además no sabía su procedencia. Algunas semanas más tarde traté de localizar alguna referencia a sus autores: el grupo Krisis, y me encontré con varias sorpresas.

Una de ellas es que tienen varios ensayos más (que iré leyendo con el transcurso de los meses) pero que cuando fue escrito éste fue el período de mayor producción del grupo. Con el tiempo hubo peleas internas entre sus miembros al punto de llegar a acusar a algunos miembros activos, de inestables emocionalmente. Los miembros apartados igualmente continuaron escribiendo aunque en este momento no tengo presentes sus trabajos (pues esta mini investigación ocurrió un par de meses atrás).

El grupo Krisis expresa una ideología anarco comunista. Y acá tengo que hacer un paréntesis.

En mi historia, acá en Argentina, mi generación tuvo que lidiar con muchos miedos y prejuicios. Sobre todo ideológicos.

De chica me quedó claro que si había algo que no debía ser era comunista. Pero del anarquismo nadie me habló. Sí supe, a través de películas y de literatura, que el anarquismo se asoció con atentados sangrientos y que sus cultores activos eran vistos (o al menos era lo que se pretendía instalar en la opinión pública), bastante raros, violentos, inestables... anormales.

La estrategia del caracol, La Patagonia Rebelde, La Fuga, Los siete locos, El agente secreto, son sólo algunos ejemplos de las auras románticas o disparatadas del anarquismo, que más tempranamente dejaron en mí alguna impresión. Luego otras notas de color, y más libros, por ejemplo, La Fe de los traidores, agregaron información más extensa aunque siempre satélite.

El trabajo de Bob Black (Abolición del trabajo) y éste del grupo Krisis, así como un par de textos de Thoreau son los únicos materiales netamente anarquistas que llegaron a mis manos.

Pero anarco comunista era mucho.

Enfrentarme a abrir mi mente superando este doble prejuicio me llevó varios meses. Y creo que estoy en condiciones de leer más detalladamente este texto y ver qué pienso o qué moviliza en mí.

Para empezar, debo reconocer que si bien fue escrito hace más de 10 años, algunos conceptos continúan vigentes.

Antes de comenzar a citar dos frases de la primera página y meditar en ellas, debo recordar que hace un par de años hice un curso de Ingeniería de Costos en la FIUBA y unos años antes había visto Costos también en el MBA de la FCEUBA. No es un secreto ya, que el costeo directo es cada vez menos fiel al representar algunos costos por verlos como gastos, y que el costeo ABC viene a proponer una solución al problema que surge de que la producción manufacturera sea cada vez menos "mano de obra intensiva". La historia reza que desde la Revolución Industrial y con el aumento de la escala de producción, el grueso del costo eran mano de obra y materias primas. En cambio, la tecnificación y el abaratamiento de ciertos insumos ha alterado esta composición de costos y aquella porción de gastos generales no imputables, hoy es más representativa en relación a la mano de obra, cada vez menos necesaria, por lo que es necesario identificar mejor su origen e imputar con mayor precisión.

Eso creo recordar de lo que vi en su momento.

¿Por qué salgo con esto?

Porque el Manifiesto contra el Trabajo empieza afirmando precisamente algo en este sentido, que es, oficialmnete cierto en el ámbito universitario. Es verdad que hoy la producción ha dejado de ser mano de obra intensiva.

¿Y qué dice el Manifiesto contra el Trabajo?

"La producción de riqueza se desvincula cada vez más, como consecuencia de la revolución microelectrónica, del uso de la fuerza de trabajo humana, en una escala que hace unas pocas décadas sólo podía ser imaginada como ficción científica."

Es verdad.

También es verdad que para esa época comenzó la segunda migración del credo de la división del trabajo internacional. Mientras hasta la década pasada estaba en discusión si había que enfocarse en un modelo industrial para abandonar el modelo agropecuario, desde hace poco más de una década aumentaron las voces en favor de migrar hacia un modelo enfocado en el sector servicios (TIC y turismo) en detrimento de los clásicos industrial y agropecuario.

Yo tengo mi visión particular respecto del sector servicios pero no es tema de este post.

Como es habitual en la literatura anarquista, el estilo predominante es el "libelo":

"La venta de la mercancía fuerza de trabajo será en el Siglo XXI tan prometedora como la venta de vagones correo en el Siglo XX."

Tras el tono burlón hay una verdad que aparece por el tono, desvalorizada. "la venta de la mercancía fuerza de trabajo". La expresión es cruel pero nadie ignora que en el microeconomía hay un mercado de trabajo y que las empresas hablan de horas hombre como de horas máquina. Pero no sólo habla de la fuerza de trabajo como mercancía (que no es novedoso) sino que agrega que su oferta será excesiva respecto de su demanda.

Precisamente las reconversiones son uno de los problemas que enfrentan los trabajadores de más edad. Han debido cambiar sus tareas más mecánicas antes, por más sofisticadas ahora, con una componente de información creciente, que requiere el uso de informática muchas veces muy dificultosa para las competencias de este tipo de personal.

La zanahoria que se aleja.

Agrega: "Es un absurdo: la sociedad nunca fue tan "sociedad del trabajo", como esta época en que el trabajo se hace superfluo".

Se aleja más la zanahoria.

Para subsistir hay que trabajar. Pero para trabajar hay que reconvertirse. Pero una vez reconvertido es cada vez más difícil reinsertarse porque la demanda es insuficiente y gran parte de los esfuerzos de reconversión no alcanzan o bien no garantizan un ingreso equivalente al previo.

Hay que ubicarse que este trabajo fue escrito en 1999 y que una parte de esa fuerza de trabajo que no pudo reconvertirse hoy pertenece a la población pasiva. Los trabajadores más jóvenes han logrado en parte plegarse a los nuevos requerimientos y simultáneamente se requieren nuevos trabajadores de cuello blanco, el personal de IT, que lleva años capacitar para ser productivo y eficiente.

Hubo varios virajes desde 1999 y otros fenómenos se sucedieron a éste (mencionaré más adelante el texto de Tedesco).

En próximos días continuaré con el texto detallado.

Buenas noches.


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jueves, 24 de noviembre de 2011

Charlot: La relación con el saber 1.


Aviso (para los que llegan buscando aprender) que en este blog no se enseña ni se explica nada (para que no pase lo de Buchanan). Se piensa, se cuestiona, se equivoca... Por eso se llama, "especulaciones, introspecciones y otros equívocos".

Y ahora estoy leyendo "La relación con el saber" que intenta abordar una sociología del sujeto para establecer algunas pautas sobre el mal definido constructo del "fracaso escolar". Y estos posts de la serie "Charlot" es lo que me dispara a mí su lectura.


Charlot, en el capítulo que me motivó a interrumpir la lectura, explora la necesidad de desarrollar una soociología del sujeto para contener la relación con el saber. Pues considera que la relación con el saber no se establece entre posiciones, ni en hechos, ni en lógicas de acción, ni socialización o subjetivación, todos conceptos novedosos para mí y que, me resultaron algo complejos (sobre todo Dubet).

Si el recorte que hace Charlot del caldo conceptual para abordar el fracaso escolar es suficientemente denso (conceptualmente), entonces coincido con que la relación con el saber no puede circunscribirse a sociologías que ignoren al sujeto. Lo que ignoro es si la barrida que hace de las perspectivas conceptuales alrededor del sujeto es lo suficientemente exhaustiva.

Debo reconocer que luego de Bourdieu perdí algo de interés en el capítulo, o tal vez no interés, sino concentración. Más por la dificultad que revestía el tema para mí y por las sucesivas reiteraciones en su afán de ser claro antes de avanzar, que complicaba la compresión que por no valorar el contenido.

Pero el interés se reavivó cuando en el capítulo siguiente esboza una perspectiva antropológica del sujeto. Su hominización, su ex-centricidad, su incompletitud que se completa desde lo social a lo largo de su vida me pareció un enfoque apasionante y rico. Creo que este capítulo, más que lo expuesto sobre Durkheim y Dubet en el anterior, provocará algunas nuevas reelaboraciones sobre viejas introspecciones de este blog.

Buenos días.

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miércoles, 23 de noviembre de 2011

El mérito 1.

La mayoría de nosotros no nos detenemos a pensar cuán coherentes somos antes de expresar una opinión. Luego, con la cabeza fría podemos llegar a comprender que a veces son nuestras propias contradicciones las que nos embalan en un enojo. Algunos enojos tienen que ver con algunas cuestiones ideológicas casi nunca muy claras, que rigen nuestra forma de opinar, más que de pensar.

Porque en general no nos detenemos a pensar en los pilares de nuestras opiniones, sino que repetimos una decena de argumentos de los que se dejan escuchar más por los medios. Si no es así es porque estamos (voluntaria o involuntariamente) adoctrinados o dogmatizados. Pues sólo mediante estos procesos, logramos ir depurando y erradicando las contradicciones naturales de todo ser humano.

Por ejemplo, es común que la gente aspire al bienestar común para absolutamente todos. Eso es lo políticamente correcto y sincera o mendazmente, se escucha mucho.

Pocos se atreven a aceptar entonces, que desean y consideran justo excluir a un sector de la sociedad. Pero otros no expicitan el "todos", lo asumen, pero discrecionalmente, o sea, el todos es siempre algún grupo amplio que nos incluye.

Un ejemplo típico es el mérito. "Todos" significa "todos los meritorios". Fuera los vagos, los que no quieren trabajar, los que tienen "pretensiones", los que viven de joda, los acomodados, los que no pagaron, no hicieron la cola, etc.

Ayer escuchaba a un compañero enojado, opinando acerca de que alguien que conocía tenía que ir a trabajar (además de lunes a viernes) medio día, sábado por medio. Lo consideraba un atropello. Un atropello que una empresa pretenda que un empleado de Sistemas trabaje un sábado de mañana, dos veces por mes. (Yo de eso no voy a opinar porque yo estoy a favor de la reducción de la jornada laboral para todo el mundo y estoy en desacuerdo conque haya gente atendiendo un supermercado o una zapatería durante el fin de semana... pero voy igual porque no tengo alternativa). Pero no me enojo porque no es ilegal. No es un atropello porque la ley lo permite aunque sea cada vez menos frecuente. La ley permite que trabajemos 45 horas semanales en Argentina. Y si, como en el caso de los individualistas de IT, no estamos bajo ningún convenio, ni tampoco estamos sindicalizados, estamos sólo amparados por la LCT general. Se terminó la discusión, guste o no.

Esto no quita que, en otras ocasiones lo haya escuchado pronunciarse criticando a aquellos que sin tener trabajo, no aceptan cualquier tarea o no aceptan trabajar bajo condiciones abusivas. Y acá me salgo de mi compañero, argumentos como: "no quieren trabajar", "encima tienen pretensiones" son claras muestras de la supremacía del mérito y el castigo asociado a la falta de mérito en el ideario de la clase media. No sé si alguien se escapa de haber opinado en este sentido.

Entonces, ¿si sos "calificado" tenés derecho al pataleo y sino no? ¿Si estudiaste tenés derecho y sino lo que te toque en suerte? ¿O si sabés negociar o presionar o venderte sí y sino bancátela? ¿O si se trata de una tarea a la que aspirás sí y sino no importa?

La realidad es que aquellos que "se quemaron las pestañas" estudiando y más aún "estudiando y trabajando", quieren tener un privilegio por no haber "estado de joda", "haber pasado noches sin dormir", "ir a trabajar sin dormir" por un tp o examen, haber "sacrificado la vida social". Porque pagaron (pagamos) por adelantado ese privilegio de merecer en el futuro. Y pagar por adelantado es siempre un riesgo. Riesgo de que cambien las reglas de juego. Básicamente la principal diferencia es el valor otorgado al futuro y al presente y el riesgo asociado con esa inversión en función de la historia.

Es una decisión. Pero lo que tiene en particular esta decisión es que la persona no lo eligió porque quisiera sino porque estaba en un "plan de ahorro" para comprar el privilegio (con tiempo, esfuerzo, o incluso dinero). Entonces si ese privilegio termina estando al alcance de todos, la persona se siente estafada.

Cuando pensamos en el mérito pensamos en el límite de nuestro esfuerzo y capacidades. Si nos sentimos merecedores y obtenemos el beneficios nos sentimos satisfechos, si pensamos que no es merecido y lo obtenemos lo sentimos como un regalo, pero si lo vemos inalcanzable y no lo obtenemos lo sentimos injusto.

Pero no todos podemos ni aspiramos a lo mismo. Simplemente, ante la misma situación habrá medidas meritorias distintas. El mérito es una barrera de ingreso. Es un criterio, un filtro.

¿Existirá algún modelo social en que el esfuerzo no sea un precio y no tenga relación con el otro?

¿Cuántos continuaríamos haciendo los esfuerzos en que nos embarcamos si no esperáramos merecer un beneficio por ello?

¿Y si nunca más se valorara el mérito?

Buenos días.



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domingo, 20 de noviembre de 2011

Charlot-Bourdieu: La relación con el saber.

Antes que nada, por si alguien llega a este post googleando Charlot o Bourdieu, este post no enseña ni explica nada. Simplemente traslada una instrospección mía hasta aquí, a través de lo que motivan mis breves lecturas.

Compré hace un par de años el libro "La relación con el saber" a través de Educalibros. Y postergué su lectura varias veces hasta que el viernes pasado, cuando elegí mis avances de lectura del fin de semana, volví a él y eché un vistazo al temario y me cuestioné por qué había postergado tanto su lectura.

Llené de banderitas el primer tercio, pero ahora que explica desde su perspectiva a Bourdieu y recordando mis instrospecciones reiterativas sobre la naturalización, sin base teórica, más todas las dudas que mis propias ideas me han generado, sobre por qué pienso cómo pienso y por qué busco por otro lado cuando mi formación espera de mí otra cosa, no puedo continuar con mi lectura y dejar para después mis pareceres respecto de este libro.

Antes de discutir el tema que me mueve a escribir nuevamente, tengo que explicar lo poco o nada que sé y entendí en las primeras páginas de Charlot, algo más de un 30% de libro. El capítulo que me obliga a detenerme, obviamente habla de Bourdieu. Yo leí a Bourdieu por primera vez en... ¡¡un artículo de la revista La NACIÓN!!! Era un extracto de "La elección de los elegidos" que contenía una de las primeras respuestas a mis dudas sobre la educación formal. Las sociologías de la reproducción como las llama Charlot (y que obviamente no pondré en duda porque soy una completa burra al respecto), no me impactaron cuando leí ese artículo. Pero vinieron a dar forma a algo que yo ya concebía de alguna forma, desde mi limitada comprensión y conocimiento.

Más adelante al avanzar en mis lecturas sobre el trabajo, sobre todo en mis lecturas sobre las ideologías económicas alternativas al liberalismo y conservadurismo, al recopilar mis escasos conocimientos sobre la Historia, y mis aún más escasos conocimientos sobre la Historia de las Ideologías, y al afianzar mi idea de paradigma que me fue presentada tardíamente en IPC (CBC), me cuestioné, nuevamente: ¿por qué pienso tan en sintonía respecto de la sociología de la reproducción? ¿Es inocente (no desde mí, que sí lo es) que piense así? ¿Cómo llegaron a mí esas ideas que tuvieron su auge cuando yo iba a Jardín de Infantes y acá comenzábamos a transitar un período de militares ante el cual mis padres no decían nada, y un período de peronistas que sí inspiraban rechazo en mi hogar pese al origen mucho más que humilde de sus respectivas familias?

¿Cómo, ante un silencio levemente crítico acerca del conservadurismo, una cierta idealización paterna acerca del socialismo, la democracia progresista y el desarrollismo (todo junto), pero un rechazo manifiesto hacia el peronismo (que se esmeraba en mostrar sin pudor todas las tendencias, desde las más derechosas hasta las más izquierdosas pero todas verticales al punto del sinsentido)?

¿Cómo habían prendido en mí las ideas de la Francia del '68 con Bourdieu a la cabeza aggiornada por sucesivos adoctrinamientos: del Proceso, de la secundaria religiosa católica, de la introducción confusa e ineficiente del constructivismo en la escuela pública (ya como docente especial), de la simultánea ilusión del alfonsinismo desde un centroizquierda para mí de ensueño entonces, mi incursión en el mundo de las oficinas y las empresas, el sumergimiento en el mundo tecnócrata de la informática (que había rechazado en la década anterior y que me reclutaba con cierto entusiasmo en los '90) con mi simultáneo rechazo (ignorante e intuitivo 100%) a las ideas anarcoliberales de esa década infame, mi posterior elección de un posgrado que mira mezcladamente las ideologías europeas (que me seducen mucho más) y las liberales del "bailar lo que suena en el concierto económico mundial"?

Ahora soy conciente de todos los intentos de adoctrinamiento de los que fui blanco (impensado, pues nadie se interesó especialmente en mí, salvo durante mis breves y fallidas militancias radicales y en una infructuosa oferta macrista). Y hoy precisamente hoy, cuando leo págs. 59 a 61 de "La relación con el saber" de Bernard Charlot llego a confirmar mis sospechas. Demoré mucho, ¿no?

Dice Charlot acerca de las sociologías de la reproducción cuyo exponente mediático e ideológico más relevante parece ser Pierre Bourdieu, en su capítulo "Para una sociología del sujeto":
"No podemos por lo tanto esquivar al sujeto cuando estudiamos la educación . Pero no por ello tendríamos que olvidar que el sujeto de la educación es un sujeto social. Existe aquí una importante dificultad : ¿cómo pensar al sujeto como social , cuando la sociología se ha construido desmarcándose de las teorías del sujeto?"
Esta pregunta es la que utiliza Charlot para plantear un conflicto cognitivo. Quien ha leído poco sobre Bourdieu o más o menos sobre lo que los docentes y otros sociólogos han interpretado de él, pica en este interrogante. Uno dice "Ah... claro". Y ahí la atención queda capturada.

Explica luego que las sociologías de la reproducción fueron mal utilizadas y mal leídas en muchos aspectos sobre los que no puedo opinar. Sí puedo opinar sobre algo que a mí siempre me hizo ruido y que creo origen de uno de los males más peligrosos que enfrenta el pensamiento crítico: la utilización estúpida de las estadisticas. Asunto que también pone en riesgo de peligrosa desacreditación al mismo método estadístico. Lo cual sería una pena, debida a su enorme utilidad cuando cae en "buenas" manos (¿qué serán "buenas" manos, ¿no?).

Es un tema aparte el asunto de las correlaciones y las falsas premisas condicionales (sesgadas o ignorantes) que hacen que lleguen conclusiones con premisas verdaderas y conclusiones falaces a los medios, sin que nadie con autoridad para refutarlas o mínimamente discutirlas tenga la misma oportunidad de ser difundido o despertar interés: una vez que llega una respuesta tranquilizadora a la mayoría, cualquier argumento que presente como interminable a la cosa, serán ignorados.

Charlot primero define el habitus de Bourdieu como:
"un conjunto de disposiciones psíquicas que han sido estructuradas socialmente [...] ¿Cómo se constituye el habitus? Por "interiorización", "incorporación", responde Bourdieu a lo largo de su obra. Dicho de otra forma, lo social se vuelve "psíquico" cuando pasa del "exterior" al "interior"".
Esto se parece mucho a lo que yo veo como "naturalización", cuando se rompen las barreras de lo individual y se acepta como natural o sentido común algo que no tiene por qué serlo. Luego de unas palabras más acerca de lo individual dice algo que explica lo que yo pienso:
"Cuando el exterior deviene en interior [...] no cambia solamente de lugar sino también de lógico."
Seguro que esto no es un descubrimiento mío (simultáneo o asincrónico), ni siquiera la elección de la palabra "naturalización". Seguramente me ha llegado de docentes, lecturas, entrevistas, gotitas que han ido horadando mi pensamiento.

Y agrega:
"el individuo no "interioriza" el mundo, se lo "apropia" en su lógica de sujeto -lo cual es harto diferente-."
Esto es lo que yo entiendo (bien o mal) por "acomodación" dentro del par "asimilación-acomodación" constructivista.

En el '93, ya el propio Bourdieu, dice Charlot, da un lugar mayor a la individualidad, abriendo el juego a nuevas posibilidades: "Cae por su peso que las estructuras mentales no son el simple reflejo de las estructuras sociales".

Esto explica parte de mi proceso familiar. Mi familia (salvo algún mito incomprobable) proviene de la pobreza más ejemplificadora de la primera mitad del siglo XX. Mientras la mayoría de mis compañeros/as de trabajo provenían de familias profesionales o familias en donde las mujeres no habían trabajado, o bien de familias con mujeres docentes o secretarias, la mía contaba con una abuela con segundo grado de provincia, que había trabajado desde siempre como "sirvienta" de día y de lavandera de noche, un abuelo de a caballo, que a los 14 años, solo, administraba un campito y construía con sus manos un rancho; otro abuelo carpintero, uruguayo itinerante, que se aquerenciaba con otra entrerriana, modista ella, y tienen entre ambas parejas, 7 hijos, de los que una sola (mi mamá), resultó mujer. La más trabajadora de los 7, la sufrida que trabajaba de planchadora en una fábrica en pleno auge de la industria del depido y que debía además servir y nunca osar pretender ser servida. La idiosincracia de las familias de origen no tenía nada que ver con la de las mujeres "reinas" de su hogar (cuyas descendientes suspiran hoy por los privilegios perdidos a manos de una no solicitada liberación femenina), o con trabajos, salarios y entretenimientos de clase media. Justamente fue ella y no mi padre, que con una temprana e injustificada rebeldía, no nos permitió no formarnos u omitir romper con ese modelo que venía asegurado por herencia familiar.

Los '60 y los '70 posiblemente hayan prendido en mí inadvertidamente, más a instancias de sus quejas sobre una vida injusta, que por las ideas en sí, que llegaron incompletas, censuradas, transformadas en algo más y condenadas desde la escuela y sobre todo desde la religión.

Y es precisamente ese rompimiento del modelo heredado, ese habitus corrompido, lo que hace que una sociología del sujeto complementando una ideología de la sociología de la reproducción, me impulse a leer con buena predisposición a Charlot.

¿Qué vendrá después?

Buenos días.

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martes, 15 de noviembre de 2011

Profesionales new age.

Hoy pequé. Rezongué en una red profesional con mi nombre real. Bueno, no llegó a ser rezongo, pero en el fondo, lo era.

Y digo que pequé porque en el mercado laboral de hoy, que tiene mucho de new age, esa concepción mágica que dice que la negación hace que las cosas indeseables no existan. Los eufemismos como forma de negar lo cruel o desagradable de lo que se dice. A veces pareciera que implíticamente hubiera una...

Guía resumida del profesional exitoso:

Las personas
  • Sospecha de una persona que admita estar pasando por un mal momento. Esperará paciencia, tolerancia, empatía u otras absurdas actitudes que solo sirven para perder el tiempo.
  • En una situación límite las personas no importan. Importan los resultados. Las personas importan solo en la medida que contribuyen a los resultados. Pero no aclares nunca qué es una situación límite, te da margen de maniobra.

Las oportunidades
  • Toda situación puede ser vista como una ventaja o como una desventaja. El profesional exitoso siempre encuentra la oportunidad en la catástrofe más aterradora, aunque esto implique aparecer como un monstruo frente a los compañeros más afectados. Todo se olvida. La memoria de los resentidos nunca es tenida en cuenta. Porque perdedores habrá siempre.

Las formas
  • No muestres tu enojo o decepción. Muestra que cualquier evento que acontezca, estaba dentro de lo esperado.
  • No muestres tu emotividad –si la conservaras- salvo para sensiblerías publicitarias.
  • No te dejes presionar. Ante una encrucijada busca la forma de ridiculizar la situación mediante el uso de chicanas.
  • Nunca digas las cosas tal cual son, es poco elegante y no deja gran lugar a dudas. Maneja un cierto nivel de incertidumbre o ambigüedad. O ambas cosas con suficiente sutileza.
  • No te expreses con claridad, deja espacio para que, sea cual fuere el resultado, siempre puedas demostrar que justamente eso era lo que habías pronosticado.
  • Exagera los logros propios y los fallos ajenos. Busca o inventa la relación entre tus propios fallos y fallos previos de terceros. Busca o inventa la contribución de tus logros a las reconocidas glorias de la empresa.

Los principios y los fines
  • Cualquier maniobra turbia o llanamente sucia, es justificada con el suficiente nivel de razonamiento invocando hábilmente los conceptos de resultados, objetivos, riesgos y otros términos utilizados como eufemismos, siempre útiles al profesional exitoso.
  • El protocolo importa más que los principios. Los fines importan más que los principios. Y la forma de desviar la atención de ello, mucho más.


Buenos días. 



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jueves, 10 de noviembre de 2011

La Fe de los traidores 5: ¿Quién era Pratolini?

La costumbre maniquea que tanto odio y simultáneamente tanto me seduce, nuevamente aparece en esta respuesta que tiene mucho que ver con lo que vengo escribiendo acerca de la información y la manipulación (muy crípticamente incluso para mí).

Primero les digo quiénes son los personajes. Pratolini es un jerarca comunista y Ercole el maestro de Salvatore. Policía muy particular, memorioso, meticuloso, conocedor de la naturaleza humana. Salvatore es quien conduce esta sección del relato, llevándono de la mano de sus observaciones, recuerdos y dudas.

"¿Quién era Pratolini?, se había alarmado. ¿Qué quería? Años antes, en el café de sus lecciones, con un ojo en la puerta para registrar quién entraba y quién salía, anotando interés y peligrosidad en el contraluz que recortaba y oscurecía sus siluetas hasta hacerlas figurines sobre lo que practicar puntería, Ercole había enunciado profesoralmente que el mundo se dividía entre pobres y ricos, hombres y mujeres, niños y adultos, ancianos y jóvenes, idiotas y listos, esperanzados y pesimistas, machos y maricas, policías y criminales, jefes y subordinados, generales y soldados, il Duce y la tropa.
-El mundo -dijo- se divide entre reclutadores y reclutados.
Había callado para disfrutar el efecto de sus palabras.
-Pero, claro está, también es fácil engañarse respecto de esto. ¿Quién recluta y quién es reclutado? A veces cuando uno cree que recluta está siendo reclutado; o lo contrario."

Esta parte para mí expone una idea magistral. Es cierto, cuando sentimos que finalmente comprendemos algo, descubrimos una relación que no se nos mostraba anteriormente, nos sentimos artífices de algo nuevo, original. Y en realidad la mayor parte de las veces, somos inducidos a pensar en tal sentido.

Pero sigue aventurando más ideas. Ercole era policía, había reclutado a Salvatore y estaba formándolo. El mundo de Ercole y Salvatore se formaba de informantes, delincuentes y policías. Los informantes, simples peones.

"Salvatore se había acomodado en la silla. La perorata apenas comenzaba.
-Supongo que debería haberte hablado antes de Judas -había arrancado Ercole-. Un informante bien emplazado que entregó a su líder. No se puede decir que no haya cumplido con el encargo; los treinta dineros fueron bien gastados. Y, sin embargo, eliminado Jesús, y de una forma suficientemente horrorosa como para disuadir a eventuales epígonos, ¿qué pasó? Que el movimiento creció inconteniblemente y acabó con el Imperio Romano. El resultado nos lleva a la pregunta obvia: ¿quién manipulaba a quién?"

Mmmm, no coincido con esta parte de la explicación. Pero es una linda teoría igualmente, como todas las teorías humanistas alrededor de Judas (hay un post en preparación hace meses sobre Judas).

Pero avanza en un sentido que me seduce un poco más porque parece el relato de una partida de ajedrez...
"-En la Última Cena, nos indican los Evangelios, Jesús sabía que había sido vendido. Es más: instó a Judas a hacerlo cuanto antes. ¿No hubiera sido más útil suministrar falsa inforación a Caifás a través de un Judas engañado? "Que no sepa tu mano izquierda lo que hace la mano derecha". Pero no: Jesús no sólo anticipa la traición de Judas, hecho de por sí asombroso para sus apóstoles, sino que anuncia, muy suelto de cuerpo: "Pedro, tú me negarás tres veces". ¿Yo, señor? Sí, señor. No, señor. Amén."

"-¿Por qué descalificar así a uno de sus colaboradores más cercanos, y en el pero momento? No caeremos en la blasfemia de pensar que Jesús era un simple fanfarrón, que quería impresionar a su auditorio... ¿A quién hablaba Jesús? ¿A Pedro, que farfulla protestas y votos de fidelidad? ¿A los apóstoles, un poco horrorizados por la perspectiva, un poco complacidos de que otros, no ellos, fueran apuntados por el divino dedo? ¿O a Judas y, por su intermedio, a los rabinos*, pendientes de cada una de sus palabras y acciones, de la más mínima posibilidad de encontrar flancos débiles para destruir su reputación o su persona? Porque Jesús podía suponer, como nosotros, que Judas informaría sobre la caída en desgracia de la nada menos que la mano derecha del apóstata. No podía dudar de ella, que había sucedido inmediatamente a otra, que él, más que nadie, sabía verdadera: la suya."

(Pág. 315 y sstes.) * La cursiva es del autor.

Bueno, y a todo esto, ¿quién era Pratolini?

¿Pratolini es un titiritero en esta historia? ¿Un titiritero en la traición para que todo siga adelante?

Buenas noches.



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Mutualismo. Cooperativismo.

Siempre pensé que una de las formas más sanas de trabajar era en forma cooperativa. Aunque sé que las cooperativas en los últimos años sufrieron la contaminación del pensamiento liberal y que muchas voces se levantaron advirtiendo que si se comportaban como empresas, terminarían abandonando el cooperativismo.

Años atrás durante el MBA, en la materia Instrumentos Financieros en donde veíamos instrumentos estructurados, teníamos por docente a un especialista en fideicomisos. En particular, en su empresa se especializaban en ofrecer financiamiento a cooperativas que en los '90 estaban ahorcadas. Todos ellos eran elegantes, modernos, con una excelente capacidad de oratoria y finalmente convencían a las cooperativas de someter sus activos y su administración a distintos fideicomisos, generalmente fideicomisos de administración.

Tal vez a raíz de algunas preguntas de algunos de nosotros, ya no recuerdo, nuestro docente admitió que hacerse cargo de la administración obligaba a las cooperativas a tal esfuerzo (de todo tipo), que prácticamente las desangraban. Las cooperativas seguían funcionando pero incorporando multitud de cambios en su forma de hacer las cosas, de modo que resignaban sin más remedio su espíritu inicial, a la feroz exigencia de competitividad empresaria impuesto por la Administración.

Los riesgos de la empresa a cargo de la administración y la obtención del financiamiento eran bajos pero existían. De hecho, meterse en algunos negocios que desconocían los había conducido a perder toda una cosecha de miel porque no supieron cómo venderla oportunamente. Creo que habían tenido algún otro caso similar.

Me impactó y me impresionó la frialdad fatalista con que finalmente admitieron los esfuerzos a que sometían a las cooperativas, similares a los que sufren las startups creadas para crecer y ser vendidas a buen precio en poco tiempo.

No fue sino algunos años después en que comprendí por qué me había impresionado tanto.

Podía imaginar lo que sentían esos productores, viendo lo que ocurría con su trabajo, su cultura cooperativista y el costo que tenía sobre el futuro de la cooperativa. Lamento no conocer el final de la historia y saber si este financiamiento pudo ser aprovechado para sus planes o si terminaron resignando definitivamente su espíritu.

Tampoco sé en qué quedaron los esfuerzos de las empresas recuperadas y es un tema sobre el que me hubiera gustado hacer mi tesis. Zanon, Torgelón, Ceres, entre otros casos muy resonantes, que si no estoy en un error, también se organizaron como cooperativas.

Todo esto viene a cuento porque hace unas semanas, me anoté en Linked In en el grupo de Economía Social, para curiosear y ver qué se piensa. Y encontré varios miembros activos, uno de los cuales mencionaba y saludaba en el día del Mutualismo. Empecé a rastrear y ahí me enteré (tarde pero seguro) que el mutualismo tiene su origen en el anarquismo.

Nunca,  jamás, en ningún colegio o facultad, recibí lecturas sugeridas sobre cooperativismo y mutualismo. Sin embargo sé que en algún momento (final del auge y declinación del anarquismo) estuvieron muy difundidas y casi toda la gente tenía alguna relación con alguna organización de este tipo.

Más aún cuando para mi sorpresa vi que el autor en que se origina los primeros gérmenes del mutualismo fue Proudon. Tengo entre mis lecturas pendientes para el verano, varios textos, de distintas vertientes: desde Economía Clásica a socialismo y también tengo a Proudon en la lista de pendientes. Hasta ahora mis lecturas hans sido sobre comentarios y algunos artículos aislados de autores de distintas escuelas y corrientes. La mayoría no he podido aún comentarlas aquí porque requieren algunas lecturas más.

Es tan difícil no caer atrapado en los razonamientos recortados o sesgados de los demás cuando uno no tiene una base teórica firme. Todo parece lógico cuando uno se deja conducir por la secuencia de causas y consecuencias de otro y no puede tomar el volante para decir dónde y cuándo girar. Y menos adivinar aquello que no se dice y que podría ser una diferencia para nosotros. Ya comentaré el tema de impuesto inflacionario más adelante como una de esas trampas típicas en la que es fácil caer cuando se ignoran aspectos de fondo (como es mi caso).

Espero poder hacerme un tiempo para escribir de todo lo que he estado leyendo. Últimamente he estado muy atareada con una realidad más prosaica y de menor vuelo que insiste con sus urgencias.

Buenos días.





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miércoles, 9 de noviembre de 2011

Otra tristeza.

Hace un año creo, más o menos, sentí tristeza por un alumno mío que fue sorprendido en un examen copiándose "escandalosamente". Su falta de cuidado más que el hecho en sí, había ofendido a mis colegas. En su momento lo que más me molestó fue que en nuestra formación aún estuviéramos atados a ciertas prácticas infantiles que no servirán en su trabajo al profesional que estamos formando. Los medios, los mensajes durante la formación, también tienen su efecto sobre el futuro profesional.

Y ahora tuve otra tristeza. Pero muy distinta. Cuatro de mis ex-alumnos colaboraron con nosotros en la materia. Primero Adriana dejó la cátedra. Luego Diego y próximamente perderemos a otro del mismo grupo. Quedará uno solo (de otro grupo de alumnos). Una de mis candidatas del año pasado falló su examen final y no pudo ser llamada pese a que reunía todas las condiciones. Algo que aún lamento muchísimo. Y la última candidata que había elegido, no pudo sumarse este cuatrimestre pero espero que lo haga más adelante.

Esta partida trae a mi memoria una conferencia sobre liderazgo a la que asistí unos años atrás. La dictaba una profesional que había ocupado posiciones de gerencia media. Creo que el nombre era Viviana pero ahora no puedo recordar el apellido.

Dijo algo que me llamó la atención. Ella lo daba como obvio aunque para mí no lo era y no estaba segura de que tuviera razón. Al menos no en todo contexto.

Ella dijo algo así como: "la forma de establecer un buen liderazgo es formar clones de uno mismo".

Ese es un estilo de liderazgo, que obviamente no hace uso ni saca provecho de la diversidad. Funciona para decisiones rápidas y consistentes, reemplazando la verticalidad por la identificación, pero no sirve para decisiones creativas.

Yo tengo una relación muy especial con los ayudantes que fueron mis alumnos, sin embargo yo no los veo como clones, por el contrario los veo muy distintos a mí. Hemos discrepado muchísimas veces. Y conservamos aún hoy, después de varios años, puntos de vista distintos sobre algunos temas. Cuando los seleccioné atendí a sus personalidades, a su forma de encarar los problemas, a su capacidad de análisis y sus criterios, a la forma de relacionarse con el conocimiento y con la gente y creo que no me he equivocado. Soy conciente que aprender una materia para dictarla, no lleva un cuatrimestre sino años. Y sobre todo años de discutir enfoques, métodos, técnicas, recursos, temas, conceptos. Ese intercambio entre pares es el que produce el conocimiento que se vuelca en las clases.

Por eso cada miembro es tan importante.

La partida de cada ayudante que ha pasado por mi grupo es siempre algo triste.

Buenas tardes.

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Trabajo digno. Trabajo decente.

Hace unos años atrás, si uno en Google ponía "encontrar un trabajo digno", o "trabajo digno buen salario" o similares, y hacía click en "voy a tener suerte", el buscador dirigía a una página que  mostrara el clásico HTTP 404: No se ha podido encontrar <lo que uno puso en el buscador>.

En la canción "Miguel Gritar" del Cuarteto de Nos (uno de mis temas favoritos) dice:
"y no encontró paz ni buscándola en google".

Google da para muchas bromas de este estilo.

Así que recordando lo del trabajo digno, puse en Google "trabajo decente" y salió (voilà!):
http://www.ilo.org/global/about-the-ilo/decent-work-agenda/lang--es/index.htm

Pasen y lean y después comentamos.

Buenos días.


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viernes, 4 de noviembre de 2011

La palabra que cura o mata.

Una psiquiatra me dijo que los psiquiatras argentinos se solazan en buscarle la quinta pata al gato en esto de las palabras elegidas, las formas de decir y demás y que más les redituaría estudiar química para entender cómo funciona la química cerebral y cómo pueden obtenerse resultados visibles (medibles, concretos, observables) con métodos científicos. Estas son palabras mías, ella no utilizó estas pero es lo que yo entendí de las cosas que dijo. De más está decir que ella se destaca por sus conocimientos de farmacología y en el último congreso internacional de Psiquiatría que tuvo lugar en Buenos Aires en setiembre de este año, su atención se concentró en las conferencias acerca de conocimientos más "duros".

Hoy, además, una compañera mía de trabajo, que volvió del Congreso Internacional de Psicoterapia Corporal en donde fue panelista, mencionó sorprendida que dos profesionales habían desestimado el valor del arte en la psicoterapia, que el arte no puede utilizarse como herramienta en un tratamiento, mientras el otro mencionaba que era inconveniente la utilización de máscaras en las actividades terapéuticas. La maestra de mi amiga (Elina Matoso) es una impulsora del uso de máscaras y de mapa fantasmático como elementos y herramientas respectivamente, tanto para el diagnóstico como para el trabajo corporal.

¿Exageramos cuando damos el valor que atribuimos a los símbolos, lo dicho y la forma en que fue dicho (el arte en realidad abunda en símbolos, en transposiciones)? O simplemente hemos aprendido a ignorar y sepultar aquello que nos genera una evocación, un malentendido, un equívoco inintencionado. ¿Cuán profundamente puede influenciar y de qué forma se desencadenan los procesos de negación para taparlo y que lleguemos al punto de asegurar que son "pavadas" esas cosas?

¿O no es así y simplemente hemos sobrevalorado el efecto de las palabras y los gestos en la construcción de la autoestima?

Aquí hay unos videos sobre la violencia verbal y las etiquetas. Démosle una mirada a estos links:
http://www.youtube.com/watch?v=wwUeP_d-0s8
http://www.youtube.com/watch?v=ltcTdToOje0
(hay más de esta campaña)
http://www.youtube.com/watch?v=G_qiKHrxmkQ
Hay muchos más ejemplos

Ojo. Cualquier extremo es perjudicial, y en general, la publicidad y las presentaciones exacerban aspectos de interés para lograr que con poca atención el mensaje sea captado.

En un extremo tenemos al chico con trastorno por déficit de atención que se medica desde edad muy temprana y que no aprende a lidiar consigo mismo y con sus metas.

En el otro extremo tenemos al chico hiperactivo o sin atención suficiente de los padres, que se convierte en un niño índigo al que hay que dejar hacer.

Acá también hay palabras, las etiquetas son palabras y no sólo las que descalifican. También las que cargan de presión a la gente. Índigo, trastorno por déficit de atención, inútil, superdotado, torpe, irresponsable, infalible.

Tapar las palabras con palabras es una forma de "matar". Dejar que las palabras expresen, es una forma de "curar".

Buenos días.



Ambos extremos


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jueves, 3 de noviembre de 2011

Esperar el fracaso del otro.


Hoy en día en los trabajos se aprecia la competencia de poder, saber y querer trabajar en equipo.

En principio la gente piensa que es sólo una cuestión de división del trabajo. ¿Quién no va a poder trabajar en equipo si alguien le dice "tu parte va de acá hasta acá". Este es OTRO tema. No es cierto que trabajar en equipo sea hacer estas 5 tareas de las 50 necesarias para completar el proyecto, la obra o el servicio, sino también responder por los enlaces (interfaces incluso humanas, aspectos sociales) y los riesgos, en dos de los numerosos aspectos adicionales que implican trabajar bien en equipo.

Pero hay personas que son muy buenas también para hacer sus 5 tareas, cuidar los enlaces, los impactos, los riesgos y demás pero tienen algo que tira todo para atrás: una actitud, un sabotaje inconciente, que es esperar que el otro se equivoque para demostrar que estaba en lo cierto. Puede haber o no un antecedente, en general es gente que ante un riesgo (real o exagerado) lo comenta a una o dos personas pero no oficialmente al jefe, al líder de proyecto, o en el informe de avance (que así sea informal, siempre existe), o bien a ninguna y son simples gestos (levantar una caja, gestos sobradores, o la famosa "cara de nada" que, para quien sepa leerla da mucha información). Yo he tenido compañeros así. En algún caso, con este tipo de actitudes relativamente frecuentes y en otros, permanentes y muy notorias.

A mí me molesta este tipo de gente. No salgo al choque, pero internamente me molestan. Hacer mejoras, hacer progresos, incluye al error. Y es el aporte de todos los integrantes del equipo lo que hace que se puedan corregir a tiempo y obtener un buen resultado general y varios aprendizajes que siempre son bienvenidos.

Aprecio y valoro mucho a la gente que, con bajo perfil, es perseverante en la mejora, aunque no comparta todas sus decisiones, aunque haya ocsaionalmente un roce, una impaciencia de por medio.

Porque ser perseverante en la mejora implica aceptar el cambio. Y eso no es fácil para nadie. Que a los más jóvenes les encante aprender un nuevo lenguaje de programación, o una nueva tecnología no quiere decir que se sean proclives al cambio. Uno puede cambiar de lenguaje sin cambiar de forma de trabajar o de estrategia para resolver un problema o avanzar en un entregable. Es como decir que cambiar todos los años los zapatos y la cartera, deshaciéndose de los anteriores, implica un cambio en la forma de concebir su imagen año a año.

El verdadero cambio existe cuando hay un viraje en el enfoque.

Aún cuando se mantengan las prácticas.

Si yo me replanteo la forma de enseñar y paso, a lo largo de 5 años, de un enfoque conductista a un enfoque constructivista pero al cabo de los 5 años vuelvo a utilizar el mismo ejemplo o el mismo ejercicio, si el enfoque es otro, hubo un cambio. Porque hay una resignificación.

Juzgar los cambios por sus apariencias en vez de hacerlo por sus efectos es superficial y a veces capcioso.

En esta gente que mencioné que me irrita es bastante frecuente que no se resistan a los cambios en apariencia, es más en confianza dicen "ah, querés la planillita así, bueno acá la tenés así", con un leve matiz desafiante. Porque interiormente saben que el enfoque no cambió y que sólo entregan la forma.

Y si el enfoque no cambia, NO HAY CAMBIO. Y si no hay cambio no hay progreso ni mejora.

¿Se entiende por qué esta gente falsamente colaboradora me irrita?

Prefiero un apasionado que me discuta y le busque la quinta pata al gato, pero esté abierto al cambio si es necesario (y también yo si me demuestra una fisura riesgosa en mi razonamiento) porque ES un aliado también quien se opone, a un falso colaborador.

Buenos días.


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