lunes, 29 de octubre de 2012

Los planes y su manipulación política.

Cuando estaba cursando el master vimos que había básicamente dos enfoques acerca de los beneficios sociales (subsidios, planes en todas sus variantes, cajas de alimentos, tarjetas para compra, bonos) cada uno con sus ventajas y sus deventajas.

Uno de los enfoques dice que los planes u otros beneficios sociales deben otorgarse sólo a quienes los necesitan. La otra es que deben distribuirse a todos sin excepción. Creo que la primera es la más difundida en la realidad.

La primera, llamémosla "diferencial" tiene la ventaja de generar menor gasto, pues no lo reciben quienes pueden generar sus propios ingresos, aunque hay otros motivos que se verán más abajo. Sus desventajas son aquellas que nos tienen acostumbrados: el uso del beneficio como activo de los punteros políticos (quienes son los intermediarios, solicitan los planes y los otorgan), como compra de votos,  como generador de ingresos ilegales (el puntero -si es parte del oficialismo- o el funcionario, retiene un porcentaje del beneficio para sí).

El otro enfoque, llamémosle "universal" tiene la desventaja del costo y de la incomprensión social, pero tiene las ventajas de, al ser universal, no permitir su "comercio" ni ser utilizados para manipular a sus beneficiarios, pues no hay distinciones. Tiene además otra desventaja y es licuarse el beneficio político y generar malestar, pues aquellos que realmente lo necesitan lo consideran un desvío hacia quienes no lo necesitan y por ende una disminución del propio beneficio que se considera que podría ser más abarcativo en caso de ser diferencial. 

El sábado, durante la proyección del "El Horno" (un documental), vimos además qué otros usos puede dar el estado a estos beneficios, según la circunstancia, oportunidad. O sea cómo capitalizan los efectos colaterales al manipular los factores de esas circunstancias.

Uno de ellos es como mecanismo para desalentar la movilización social. Esa ayuda mínima acalla las necesidades más acuciantes y sobre todo en personas más apocadas o con menor autoestima, produce algún tipo de lealtad o agradecimiento colocándolos en una posición infantil de dependencia y no sólo económica. Sin embargo la mayoría sabe que los políticos se hacen presentes para las elecciones y se ausentan luego desatendiendo las necesidades del grupo.

También funciona como mecanismo extorsivo: comienza a operar una amenaza implícita de la suspensión del beneficio en caso de avanzar con reclamos de cualquier tipo. Si bien la gente sabe que el beneficio es insuficiente, saben (pues se toma esta medida con algunos para aleccionar), que la suspensión del beneficio es una posibilidad latente. 

El último es como factor de división. Cuando las personas se organizan y reclaman beneficios, la respuesta de asistencia llega, pero insuficiente. Se especula con la necesidad del grupo y se le otorga a algunos y a otros, no. Esto genera divisiones dentro del mismo grupo, fisuras o directamente rupturas, con enfrentamientos que empiezan a quitar tiempo de organización para ser reemplazado por rencillas o habladurías. Este fenómeno es mucho más común de lo que se cree, de hecho parece ser una práctica habitual pues siempre se obtiene menos de lo que se pide. 

Uno conoce esta situación pero desde otro enfoque, o sea, como una realidad pero sin ahondar en los motivos. El negociador que sabe que debe pedir bastante más para obtener lo que necesita. Sin embargo, hasta el momento, nunca había tenido confirmación de que siendo posible cumplir con la totalidad de planes, se recorte el beneficio como mencanismo de manipulación. Esta especulación queda limitada con el trabajo de los funcionarios en un caso o punteros en otro: el control vía documentos, retención u otros mecanismos.

En el caso del documental, el grupo que reclamó los planes recibió una cantidad insuficiente y no todas las familias pudieron recibir los beneficios. El asentamiento se había instalado en las márgenes de la vía de un ferrocarril de carga a pocos kilómetros del centro de la ciudad de San Miguel de Tucumán. 

El asentamiento fue censado sin comunicar el objeto o bien posibilitando o estimulando fantasías de urbanización para todos: cloacas, gas natural. Sin embargo el motivo era otro: iban a construir un canal de desagüe para la ciudad, paralelo a la vía, sobre una de las márgenes. 

Las familias asentadas en dicha margen serían trasladadas a otro lugar con viviendas sociales. El estado no removería las casas sino que eran los mismos beneficiarios quienes debían demoler sus casas y otros bienes del asentamiento. Un vez ubicados en las casas, se les suspendería el "plan". 

Es muy interesante escuchar de sus protagonistas, todo el proceso, qué situaciones se sucedieron y cómo operaron los símbolos en todas estas circunstancias, pero no sólo eso, sino cómo iniciaron el proceso y de qué forma interviene el estado a interferir en las iniciativas autogestivas de progreso autónomo.


Buenos días



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