viernes, 24 de junio de 2011

Ignatius Reilly (II): Manifiesto contra el progreso.

Sin ánimo de ofender o insultar, yo veo una relación entre IInatious Reiily Y Agustín López Tobajas. Yo sé que tal vez parece una provocación pero no lo es y quiero empezar a acotar los parámetros de comparación.
Sé que muchos lectores de "La Conjura de los necios" opinan que Ignatius Reilly es una lacra, un parásito, un vivo o como mínimo un egoísta o un antisocial. Saquémosle a Ignatius Reilly lo alocado, lo sucio, lo absurdo, lo extremo y veamos qué pensamientos declara. ¿Por qué? Porque yo no creo que Ignatius Reilly sea sólo un personaje. Yo creo que dentro de Ignatius Reilly late John Kennedy Toole. Y en John Kennedy Toole explica ciertas ideas, o bien propias o bien de otros (con o sin afán de crítica), pero expone un conjunto coherente de ideas.
Por otro lado está Agustín López Tobajas. Agustín López Tobajas es un autor controvertido. Luego de haber leído "Mainifiesto contra el progreso" encontré notas de su autoría sobre el mismo tema en un blog anarquista, y ahora, más en condiciones de "cerrar el tema", artículos y referencias en páginas de distinto enfoque, incluso una de cariz islámico.
Esto hace que me interese aún más.
Cuando encontré la primera nota de Agustín López Tobajas en un blog titulado "Bandera Negra" , que se declaraba anarquista (humanista y libertario) y que ya no pude encontrar.En su lugar encotnré otro blog, también anarquista pero de Venezuela.
El blog original, además de un encabezado que decía e ilustraba "Bandera Negra", incluía un manifiesto acerca de qué significaba ser anarquista, y como todas las declaraciones positivas, uno podría coincidir en la mayor parte y sólo entrando en detalles descubrir divergencias. Tal vez por prejuicio, o desconfianza, me sentí algo intimidada por ese sitio. Este sitio tenía una nota escrita por Agustín López Tobajas, resumiendo algunas ideas del libro "Manifiesto contra el progreso"
En su momento, cuando lo leí, más allá de coincidir con algunas de las afrimaciones o análisis del autor, había algunas divergencias (que no vienen al caso) y principalmente había algún tufillo que no me gustaba, en general.
Es un libro que tiene afirmaciones con las que podríamos identificarnos muchos de nosotros. Sobre todo aquellos que deseamos bajarnos de la calesita cada tanto y mirar para atrás y disfrutar de lo que vivimos ayer y hoy.
¿Cuántos de nosotros nos hemos cuestionado las consecuencias nefastas del progreso, de la competencia feroz entre empresas, entre profesionales, la encumbrada senda del mérito que nunca termina, esa zanahoria que cada vez se aleja más y que nos llena de angustia en algún momento, del consumo conspicuo y del consumo nocivo que nos vende un placer y nos cobra salud, del bienestar tramposo que nos ofrece una comodidad y nos roba independencia?
Agustín López Tobajas dice todo esto, bella y detalladamente, pero circula un camino en el que yo no confío tanto. Por varios motivos, algunos concientes y otros no, no acepto a que me conduzca de la mano por sus razonamientos.
Por ejemplo, cuando afirma que la mortandad en X segmento (X cualquiera, sólo por ejemplificar) ha bajado en virtud de los progresos científicos, él responde que difícilmente podemos afirmar tal descenso habida cuenta de que no existía en el pasado la estadística del punto del partida como para certificar el cambio. O que tal vez no existía el control sobre las condiciones en las que se midió entonces o se mide ahora.
Es cierto, yo he escrito ya algo al respecto. Ese afán de medir que estupidiza a la gente y cree que el número es algo más que una medida cuyos criterios y fundamentos son tan arbitrarios como personales, es algo que perjudica mucho al pensamiento racional, en vez de favorecerlo. No estoy segura de que crea que las métricas son siempre mentirosas. Pero yo creo que él cree que no hay que intervenir para hacer mejoras. Que está bien que algunas personas mueran de enfermedades que hoy controlamos en la mayoría de los casos. Que están bien las cosas como están naturalmente, que hay un motivo, un orden, una razón. Y que no alcanzamos a verla porque estamos fuera de eje, renegando de la espiritualidad, como origen de todos los males. Creo que si pensamos en el "número", en términos de especie, de equilibrio, de planeta, de humanidad o de naturaleza podemos llegar a coincidir. Pero del mismo modo en que la Microeconomía me parece una trampa mortal que pone en enigmas econométricos los destinos de grandes grupos sociales, del mismo modo pienso que pensar todo el tiempo en términos de especie nos aleja de la persona, del caso particular, que, en definitiva es el único que importa. Sinceramente, a mí me importa mucho la humanidad, pero más me importa mi familia, mis amigos, mi barrio, mi ciudad, mi país, mi región, etc, en ese orden...
Volviendo al ejemplo de las métricas respecto de las mejoras producidas por el progreso, el autor utiliza la generalización. Pero la generalización, como se ha dicho en alguna oportunidad en este blog, se convierte muy fácilmente en elemento de manipulación. Dando por sentado que no existen métricas en el pasado contra las que comparar las actuales (que en algunos casos es indudablemente cierto), se pretende anular la afirmación de que el progreso haya traído mejoras en el bienestar de la gente. Con este mecanismo de la generalización ataca todas las creencias relacionadas con el beneficio del progreso.
Pero lo que más temor me da, no es esto, sino otras ideas que creo que puede nocultar una ideología que sólo se vería en el detalle, en el momento de profundizar.
Estas ideas son: la certeza de la existencia de un orden natural y la afirmación de una espiritualidad única que desoye o desacredita otros conceptos de espiritualidad distintos a la de él, cuya carencia sería el origen de la mayoría de los males.
Tanto una como otra podría conducir a más de un tipo de discriminación negativa. Y además podría contribuir a abonar ideologías de cuyos resultados horrorosos hemos tenido noticias o hemos sido testigos.
Ignatius Reilly también tiene estas dos ideas y las defiende como puede en sus actos y su "Diario de un chico trabajador". Él también defiende un orden natural y también tiene una idea inamovible de la espiritualidad, descalificando cualquier otra idea al respecto. Es claro en él, caricaturizado, el transcurrir de su razonamiento y a qué lo conducen esas ideas o hasta qué punto las respeta.


Continuará...

Buenos días.

DELIMITACIÓN DE RESPONSABILIDAD: Todas las afirmaciones de este blog son libres interpretaciones mías, sujetas a posibles, abruptos y arbitrarios cambios de opinión sin aviso previo.

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