viernes, 31 de julio de 2015

En busca de la coherencia como docente (I).


¿Qué profesionales deseamos formar? 

En primer lugar debo aclarar que estoy trabajando en universidades públicas y que reconozco que este trabajo es productivo y reproductivo de estructuras sociales, que no comparto.
Sin embargo hay miles de estudiantes que buscan un título universitario y considero que el contacto con ellos permite intentar, dentro de los límites y aspiraciones del sistema universitario, sembrar algunas semillas.
Así que estuve pensando algún texto para enviar a l@s docentes ya que much@s de ell@s piden formalmente ciertos comportamientos pero en la práctica llevan a cabo justo los opuestos y eso "se nota".
También lo escribí para mí, sobre todo las preguntas, sobre las que seguiré trabajando. Yo no tengo muchas de las respuesta a las preguntas que me han ido apareciendo a lo largo de los años y algunas datan de más de 35 años atrás, otras son relativamente nuevas.

Curriculum

En Pedagogía hay algo llamado “Curriculum” que etimológicamente da la idea de “Trayectoria”. Habitualmente se lo emparenta con el “Programa” de la carrera, el encadenamiento de asignaturas y trabajos de formación profesional. Esta “trayectoria” puede o no incluir aspectos actitudinales. En el caso de uno de mis lugares de trabajo y de la carrera en la que trabajo hay varios aspectos actitudinales que incluimos, con y sin implicancia profesional directa. Ejemplos de esos aspectos actitudinales son: autonomía de estudio, comprensión y justificación comprensiva, análisis y resolución de problemas fundamentado (no repitiendo modelos de resolución), trabajo en equipo, construcción colectiva del conocimiento, trabajo cooperativo y colaborativo, conocimiento territorial y social, consciencia de la actividad del profesional sobre la sociedad, acción responsable del profesional con el medio social.
Nosotr@s estamos incluyendo estos aspectos actitudinales en las planificaciones de las asignaturas y la currícula de la carrera, en algunas asignaturas o bien en contenidos de asignaturas disciplinares (como las asignaturas de contenido económico, legal, de recursos humanos o ecológicos), del ciclo común y del ciclo superior.

Curriculum oculto

Pero además hay otro curriculum que se considera en Pedagogía y es el llamado curriculum oculto. El curriculum oculto es el conjunto de conductas institucionales, grupales e individuales que se dan de hecho. O sea, lo que mostramos a l@s estudiantes sin proponérnoslo.
Dentro del curriculum oculto están la realidad organizacional, política, social, económica e instrumental de la institución. Cuestiones como el material que se provee para el estudio (laboratorios, proyectores, computadoras, etc), los instrumentos de ida y vuelta con l@s estudiantes, los instrumentos de apoyo presentes o ausentes, otros beneficios incluidos como servicios médicos, guarderías, comedor, etc, los eventos culturales e incluso la características de la participación política, pero fundamentalmente el trato y respuesta que tiene el estudiante de parte de los distintos organismos de la institución.
También dentro del curriculum está todo lo que el estudiante percibe pero no va dirigido a él: la relación entre docentes, la relación entre los departamentos, las competencias, el desinterés, o por el contrario la cercanía entre docentes, el trabajo en conjunto, los proyectos iniciados en común entre docentes o entre departamentos o secretarías, etc.
Y finalmente dentro del curriculum están las actitudes profesionales, personales y sociales de l@s docentes que l@s estudiantes observan en nosotr@s: cómo respondemos cuando se nos convoca, qué registro tenemos del/a otr@, qué interés mostramos por nuestro entorno social y físico, cuán enteramos estamos de la situación de la institución, del territorio y de la sociedad, cuán autónom@s somos, cómo trabajamos (o no) en equipo, qué actitudes tenemos hacia el error en otr@s y en nosotr@s mismos.
O sea, el famoso “ejemplo”. No lo que decimos y nos proponemos, sino aquello que “se nos nota” y que no podemos esconder.
Eso también enseña.

Las dos preguntas

¿Qué pensamos acerca de la enseñanza?
¿Qué pensamos acerca del aprendizaje?
Estas dos preguntas han recibido distintas respuestas a lo largo de los siglos. Hay diferencias sustanciales entre ellas porque conducen a la formación de personas distintas.
Pero responderlas o mostrar cómo han sido respondidas (y continúan y continuarán siéndolo) es tema de otro documento.

La pregunta del millón

¿Qué hacemos con la sociedad cuando "educamos", "formamos" o "enseñamos" consciente o inconscientemente?
Podríamos desglosarla en muchas preguntas para arrimar a una respuesta, algunas de las cuales podrían ser:
¿Reproducimos una sociedad que valoramos?
¿Reproducimos una sociedad que sentimos injusta?
¿Consideramos que podemos mejorar la sociedad?
¿Consideramos que no puede mejorarse una sociedad con cimientos que refuerzan una estructura plagada de vicios?
Pero responderlas o mostrar cómo han sido respondidas (y continúan y continuarán siéndolo) es tema de otro documento.

Una primera guía para aspirar a la coherencia

Dentro del sistema universitario (entendiendo y aceptamos con convicción o a regañadientes lo que resulte de la pregunta del millón), somos profesionales de la enseñanza.
Queremos estudiantes autónomos: ¿mostramos autonomía? Pretendemos que les demos un material de estudio y que no esperen a que le estemos encima porque es su carrera y su formación y porque como profesionales deberán ocuparse de su carrera. ¿Nos dan un material para trabajar y lo trabajamos sin que nos estén encima? ¿Buscamos oportunidades de formación o nos quedamos esperando que nos las ofrezcan? ¿Elegimos en qué formarnos o nos formamos en aquello que nos dan?
Queremos estudiantes sensibles con el medio: ¿mostramos sensibilidad? ¿mostramos preocupación? ¿estamos informad@s? ¿sabemos escuchar sin juzgar anticipadamente con preconceptos? ¿somos abiertos a escuchar otras realidades? ¿somos capaces de escuchar y obtener datos sin juzgar, por lo menos prematuramente?
Queremos estudiantes que trabajen en equipo porque en la realidad laboral se valora: ¿trabajamos en equipo? ¿damos la respuesta adecuada cuando se nos pide colaborar en un trabajo colectivo? ¿sabemos responsabilizarnos por nuestra parte y evaluar cómo se inserta en el conjunto? ¿O somos individualistas forzados a trabajar con otr@s y lo sentimos como una carga? ¿Valoramos a nuestr@s compañer@s? ¿Somos capaces de trabajar con quienes no coincidimos? ¿Somos capaces de dar a conocer nuestras opiniones aunque no sean implementadas en alguna oportunidad, y fundamentarlas?
Queremos estudiantes creativos: ¿somos innovadores en nuestros ejemplos? ¿incluimos nuevos usos de los conocimientos que ofrecemos? ¿implementamos formas de hallar nuevas soluciones? ¿O repetimos viejas recetas, o trasplantamos casos de otra realidad?
Queremos estudiantes proactivos: ¿proponemos ideas? ¿nos incorporamos a proyectos y colaboramos activamente (aunque sea poco por no poder disponer de tiempo) o tratamos de evadirnos en el anonimato, no ser notados o limitarnos a lo mínimo que se espera de nosotr@s?
Queremos profesionales responsables: ¿y como docentes profesionales, nos capacitamos para ejercer responsablemente nuestra labor? ¿nos mantenemos actualizad@s sobre los avances científicos y técnicos que atañen a nuestra función docente? ¿Comprendemos y aceptamos la influencia que ejerce nuestra acción y nuestra inacción en la institución? ¿o pensamos que podemos perdernos en el montón y que nadie se dará cuenta? (siempre tenemos observadores, empezando por nuestr@s estudiantes).
Queremos profesionales con pensamiento crítico: ¿y como docentes conocemos los fundamentos de nuestra forma de enseñar? ¿conocemos los avances científicos en teorías de aprendizaje? ¿conocemos fundamentos sobre instrumentos didácticos? ¿conocemos los fundamentos epistemológicos de nuestra área disciplinar? ¿desarrollamos conocimiento acerca de la forma de construir conocimiento en el área informática?
Queremos estudiantes que no discriminen: ¿valoramos la diversidad de las personas que nos rodean o somos sólo políticamente correct@s en el trato? ¿nos relacionamos con personas distintas o todas pertenecen a los mismos grupos sociales, culturales, económicos? ¿consideramos valiosa la diversidad o apreciamos sólo un modelo de persona o ciudadano y aspiramos a que tod@s se acerquen a ese modelo (clones)? ¿conocemos otras realidades? ¿sabemos escuchar a l@s que son diferentes de nosotr@s, conocer sus necesidades y aspiraciones con sus propios argumentos y de primera mano, o sólo valoramos la opinión de especialistas externos que las interpretan de acuerdo a su propia realidad?
Queremos estudiantes que sepan trabajar en equipos multidisciplinarios: ¿valoramos la integración de conocimiento científico (exacto, social y tecnológico) y artístico, o sobrevaloramos el conocimiento exacto y tecnológico y subestimamos el social y el artístico? ¿somos capaces de escuchar opiniones de no especialistas o pensamos que sólo los expertos “pueden opinar” (tecnocracia)? ¿consideramos valiosa la experiencia de los “legos” cuando son sometidos a decisiones de l@s técnic@s?
 
Estas preguntas y muchas más del estilo nos coloca en una posición y “se nos nota”. Y esto, es formativo.

Buenos días.

DELIMITACIÓN DE RESPONSABILIDAD: Todas las afirmaciones de este blog son libres interpretaciones mías, sujetas a posibles, abruptos y arbitrarios cambios de opinión sin aviso previo.

lunes, 20 de julio de 2015

Votar o no votar: sin alternativas.

El sistema democrático representativo (por lo menos el argentino) no tolera cuestionamientos ni ejercita la autocrítica.

¿Cómo podría? Haciendo las debidas lecturas de la percepción de lxs ciudadanxs. (Si te interesa ir directamente al ejemplo numérico buscá "Hagamos las cuentas", que está casi al final).
Entendamos que ciudadanx es aquel/lla que está obligadx a delegar su participación política en sinvergüenzas e ineptos, sin opción.
O sea, no todxs lxs que viven en Argentina son ciudadanxs y no todxs lxs ciudadanxs viven, gozan y/o padecen la realidad "elegidx" por el resto de lxs ciudadanxs.

Un absurdo.

¿Quiénes viven, gozan y/o padecen la realidad social argentina (que incluye la política y la económica)? Lxs niñxs, lxs adolescentes, lxs jóvenes, lxs adultxs, lxs ancianxs, lxs inmigrantes. Enfermxs y estudiantes. "Incapaces" mentales. Todxs lxs que transcurrimos nuestra vida en suelo argentino, vivimos, gozamos y/o padecemos la realidad argentina.

¿Quiénes no viven, gozan y/o padecen la realidad social argentina? Aquellxs que no transcurren su vida aquí, y aquellxs cuyos ingresos o deudas no están relacionadxs con la realidad social argentina.

Del primer grupo hay muchísima gente que no es considerada ciudadanx y que ni siquiera puede votar, esa ilusión para engañar ingenuxs.

En el segundo grupo tenemos a muchos vivillxs y también a los famosos fondos buitres, je.


¿Qué es el voto en Argentina?


Es el mecanismo de expropiación de los derechos de decisión de los habitantes de la Argentina.

Concretamente consiste en la expresión de una opción entre un abanico limitadísimo de opciones y fatalmente vinculante por un período de tiempo.


¿Cómo se lleva a cabo ese mecanismo?


1) Se inviste al "voto" de un aura ceremoniosa, se le adosan un montón de valores (todos discutibles) y se castiga con el cuestionamiento social desde la clase política y con la invalorable ayuda del periodismo a quienes cuestionan el más mínimo aspecto. Además de las sanciones legales, claro.

2) Se crean ceremonias de tipo religioso respecto del voto. El voto es la expresión de una falsa opción entre varias alternativas, todas dentro del mismo espectro. Al igual que otras cuestiones religiosas se exige la declaración explícita de fe, su defensa y su enaltecimiento por sobre cualquier falla o engaño.

3) Creada esta aura de magnanimidad del voto, se lo difunde como un privilegio, una oportunidad, un deber y una responsabilidad. A distintas personas las compromete distinto argumento. Pero antes se toman los recaudos de excluir a gran parte de la población del territorio: menores de edad, "incapaces" e inmigrantes que no son "ciudadanxs". Y se incluyen a personas que no tienen prácticamente vínculos con el territorio y que por el sólo hecho de haber nacido en él, o haber tomado la ciudadanía, "participan" de este espectáculo eleccionario. Este conjunto de privilegidxs se llama padrón electoral y suele contar con muchísimos muertos.

4) A partir de este fervor religioso, y sintiéndose poseedor de una "unidad sagrada" de decisión, la gente intercambia su único voto por el derecho a decidir el destino de su comunidad, incluso de comunidades que no conoce ni le importa. El/la ciudadanx no puede decidir ni siquiera deliberar, sino a través de ciertxs dudosxs sujetxs llamadxs "representantes". Y lo intercambia con pasión y con fe. Al punto de enemistarse con sus familiares y amigxs de toda la vida. Pero el punto es que lxs votantes pierden el derecho a decidir y a cambiar de opinión de acuerdo a la coyuntura o la información de que dispongan. Y estamos obligadxs a perder ese derecho.

5) El voto se parece a la ruleta rusa. No hay opción de no gatillar. Todxs y cada unx debe gatillar a su vez. Y te toca o no una bala. Aunque se trata de una ruleta rusa algo trampeada. Aquellxs que creen fervientemente en sus candidatxs, suponen que defenderán unxs u otrxs intereses, con lo cual eligen el arma. El proceso eleccionario consiste en cuántos eligieron cada pistola. Aquella pistola con más personas que eligieron gatillar, gana. Además tiene otra particularidad. Las balas quedan suspendidas en el aire y empiezan a dirigirse hacia distintas partes del cuerpo de las personas, luego de saberse el resultado. Las personas destinatarias de las balas, generalmente son siempre las mismas.

6) A partir de allí, algunos morirán enseguida, otrxs quedarán heridxs por un tiempo y otrxs, a los que no les tocó bala, vivirán en un estado de triunfalismo que los hará sentir que "saben" lo que les conviene a todxs. Y cuando hablo de morir, lo hago literalmente. La política y sus decisiones le cuestan la vida a mucha gente.


El sistema eleccionario se autodefiende

Algunas personas, en su doctrina de fe, dicen que el voto permite además expresar disconformidad. ¿Cómo? De ninguna forma. Veamos.

El voto es obligatorio. No está permitido no votar, no elegir algún/a candidatx. Si nadie te gusta, elegí el/la que te disguste menos. O sea, estás obligadx a elegir el mal menor, en ese caso, a elegir el mal.

Aún así hay gente que no vota. Por ejemplo, gente que vive en el exterior y no le interesa votar. Gente que vive en Argentina y no está obligada (ancianxs). Gente que decide no votar como forma de expresarse o bien porque no le interesa. Gente que se murió y ningún/a vivillx se enteró (je). O sea que respecto de los que no votan no es fácil saber por qué no lo hicieron.

Además, dentro de lxs que sí votan también hay muertos y gente que no se presenta al acto eleccionario, pero que figuran como que han votado.

Luego del proceso eleccionario quedamos frente a las siguientes cifras:

1) Cantidad de votantes (total del padrón, gente que puede votar, aún estando muerta)

2) Cantidad de gente que asistió al acto eleccionario, aún estando muerta.

3) Implícitamente, gente que no asistió al acto eleccionario.

4) Votos positivos

5) Votos no positivos: votos en blanco, votos nulos, impugnados, recurridos, otros.

Los porcentajes de lxs candidatxs NO se cuentan sobre el total de habitantes del país. 

Los porcentajes de lxs candidatxs NO se cuentan sobre el padrón.

Los porcentajes de lxs candidatxs NO se cuentan sobre la gente que fue a votar.

Los porcentajes de lxs candidatxs se cuentan sobre los votos positivos.

Vamos a un ejemplo, para entender qué implica cada una de las afirmaciones anteriores:

Supongamos que hay 2000 habitantes y 1000 son los votantes, 800 viven en el país y 200 fuera.

1000 no votan y viven en el país.
800 votan y viven en el país.
200 votan y no viven en el país.

De los 1000 que votan, 400 lo hacen por el candidato A y 300 por el B. Los restantes 300 se distribuyen así: 100 votaron en blanco o anularon su voto o fueron impugnados o recurridos y 200 no asistieron al acto eleccionario. 

Ahora sí...

Hagamos las cuentas:


Votos positivos 700
Votos no positivos 100
Ausentes 200
Total del padrón 1000



Total de habitantes 2000



Candidato A 400
Candidato B 300



Distintos porcentajes acerca de A y B

Porcentajes sobre Candidato A Candidato B
Total de habitantes 20,0% 15,0%
Total del padrón 40,0% 30,0%
Total de votos positivos 57,1% 42,9%
NOTAR cómo va variando el porcentaje en cuanto nos ceñimos desde los habitantes, luego al padrón para finalizar en los votos positivos









Distintos porcentajes acerca de los que no votaron a A o a B

Porcentajes sobre No votaron por A No votaron por B
Total de habitantes 80,0% 85,0%
Total del padrón 60,0% 70,0%
Total de votos positivos 42,9% 57,1%



Representatividad

De los votos positivos sobre total del padrón 35,0%
De los votantes de A 20,0%



Resultados en función del sistema

Afectados por el sistema que no votaron 60,0%
No afectados por el sistema que sí votaron* No se sabe
Gente fuera del padrón 50,0%
Gente dentro del padrón que no votó un candidato 30,0%
Gente dentro y fuera del padrón que no votó un candidato 65,0%
Gente dentro y fuera del padrón que no eligió al candidato A 80,0%



* (muertos y gente en el exterior no afectada por la realidad social argentina)


Espero no haberla pifiado con las cuentas porque hice cambios en los números para agregar los ausentes.

Es importante notar que la representatividad de lxs que votaron por A es del 20%. O sea que lxs destinos de todxs lxs habitantes de Argentina serán decididos (después del ballotage) por A y su gente, solamente, que fue elegidx por el 20% y que no tendrá opción de viraje.

El sistema no lee estos números.

El sistema ve: Candidato A, 57,1 %
Mientras la realidad dice: Candidato A, 20%.

El sistema ve: No quieren al candidatx A, 42,9%
Mientras la realidad dice: No quieren al/la candidatx A, 80%.


Sabés qué, aún sin haber ido, votaste a Larreta.
 

Buenos días.



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martes, 14 de julio de 2015

La utopía como zanahoria.

Tal vez sea porque tengo 50 años, y porque mi adolescencia (si bien fue igualmente una adolescencia como todas las que transcurrieron a lo largo de la historia de la humanidad), fue distinta a las adolescencias de este siglo siento que la utopía que mantuvo vivo mi idealismo a lo largo de mi vida es una zanahoria que se aleja más cuanto más tratamos de alcanzarla.

Los adolescentes siempre han sentido que habían alcanzado la cima del conocimiento y la experiencia y no todos pero gran parte de ellos, con la misma convicción se van transformando en adultos rígidos, inconmovibles, impermeables y limitados.

Cuando veo adolescentes que se atrincheran en ideas, descartando de plano incluso la posibilidad de escuchar (y disentir), veo futuros adultos rígidos, intoxicados de moralina, la misma que despreciaron de jóvenes.

Es en los adolescentes más laxos, más dispuestos a escuchar en donde con el tiempo, he descubierto adultos que han conservado su escucha, adultos que han empatizado más con el tiempo y más comprensivos y solidarios.

Es muy triste para mí, porque esos adolescentes tienen sus oídos tan cerrados y condenan tanto a los que son distintos a ellos mismos que resulta incluso imposible pedirles que simplemente escuchen, no que cambien, ni que acepten, sólo que escuchen.

Es el principio de la empatía, si soy incapaz de escuchar, soy incapaz de entender el mundo del otro. Y si creo que todos comparten mi mundo, ninguna realidad distinta a mi ombligo es posible.

Y me llena de tristeza pensar que tantos adolescentes se endurezcan tan tempranamente y se pierda toda esa capacidad de cambio, de transformación, de creatividad, de búsqueda y hallazgo de maravillas, porque cuanto menos escuchen más se limitarán.

Simplemente escuchar las voces del mundo, de los otros, aunque sean flagrantes errores. Detrás de los errores, si son auténticos, hay creencias, conocimientos, capacidades y también ignorancias, falencias, carencias.

Si yo creyera que con mi idea, mis pobres y pequeñas ideas, puedo lograr cambiar el mundo por otro mejor, estaría sientiéndome la jueza del mundo, estaría creyéndome la dueña de la verdad, estaría estatuyendo el pensamiento único. Y si es dramático en una adulta, es mucho peor en alguien más joven.

Y es lo peor que le puede pasar a un adolescente.

Buenas tardes.

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sábado, 4 de julio de 2015

Patria, nacionalismo y otras cuestiones inexplicables.

No es la primera vez que escribo sobre esto, ¿qué es la patria?

Ese nacionalismo que se esconde detrás de una bandera, una escarapela y un par de canciones. Que ata con irreflexiva pasión a un kolla, a un santacruceño, un bonaerense y a un porteño que no tienen nada que ver entre sí y que desconocen las necesidades y las dificultades de sus parientes y más aún de uno cuyo nombre ignoran y que vive a 500 km.

¿Se identifican los cuatro con lo mismo?

Para uno la patria es la tierra que lo sustenta, para otro la economía que le da bienestar, para otro los campos poblados de ovejas o las torres de extracción y exploración de petróleo, para otro es la soja y la Sociedad Rural.

Es ridículo hablar de patria.

Pero eso sí, para por lo menos tres de ellos, los kollas, los extranjeros y algunos menos que otros, son algo que podrían incluir en la categoría de mascotas (si se conforman con poco) o usurpadores (si sienten que les quitan un lugar, un privilegio o se atreven a reclamar).

Eso es la patria. Algo que no declaran, que esconden, muy ligado a sí mismos, sin ningún tipo de diversidad y que no sólo excluye sino que además desprecia rotundamente a los otros.

Los ciudadanos son esos seres cultos que se han visto obligados a permitir que voten los ignorantes y con quienes deben disputar los espacios de decisión de sus propios destinos. Sí, es verdad, también son ciudadanos pero no deberían serlo. Como hacían los griegos, había que demostrar que se podía ser ciudadano, contar con un patrimonio. Extranjeros, esclavos y mujeres no eran ciudadanos y no decidían.

Ese es el concepto de Patria Crispada que se esconde detrás de nuestros indignados vecinos ilustrados que creen saber lo mejor para todxs: para el kolla, y para mí. Si es bueno para él, es bueno para nosotrxs también. Ellos saben porque estudiaron. Transcurriendo sus días detrás de un escritorio o jugando tenis u otras actividades de ciudadanos ilustres, saben de su "sacrificio" y minimizan y descartan los padecimientos de los que no tienen voz y que jamás conocieron más que de vista, desde la ventanilla del auto.

Eso es la Patria, la Patria Crispada.

¿Cuánta gente hay de esa?

Poca. Muy poca.

Y yo vivo como algunxs de esxs pocxs.

Pero sé que la mayoría de la gente no tiene un trabajo que le guste, ni que le prodigue un bienestar con todas la letras, o bien que no tiene un trabajo y si lo consigue no puede conservarlo.

La mayoría.

Pero la Patria no es la mayoría, es la minoría de esx ciudadanx al modelo griego clásico. El ciudadano casi patricio, o con aspiraciones de patricio, de distinguido.

Esa Patria es la que tiene fronteras permeables a los ricos que no pasan por inmigración y que viven al margen de la ley, los que trafican armas, drogas, personas. De los capitales que se instalen un uno u otro país. Pero son terriblemente duros con los que trafican chucherías y andan en el chiquitaje. Esas fronteras que además dividen familias o costumbres similares. Y para eso tenemos gendarmes bien armados y preparados para usar la violencia. Y tenemos controles, humillantes a veces para la gente común y que jamás les toca a los intocables. Y los que aspiran a patricixs, creen que sí, que la ley es igual para todxs. Claro, no todas las leyes, algunas tampoco son para ellxs mismxs tampoco.

Esas fronteras definen además quién es y quién no es de esta nación. Defender la integridad implica no dejar entrar a cualquiera, que vengan a quitarnos nuestros trabajos (esos mismos que nosotrxs no haríamos, que alguien tiene que hacer pero mejor mirar para otro lado), que vengan a usar nuestros hospitales y nuestras universidades. Nacer de un lado de la raya te hace automáticamente mejor que otra persona similar al que nació del otro lado de la raya, aunque las casas y las costumbres sean similares, sólo por una cuestión de nacionalidad.

Y entonces despreciamos a los yoruguas, los paraguas, los perucas, los bolitas y odiamos a los brazucas y a los chilenos.

Más allá es otra cosa, Europa, Australia, Estados Unidos. Ciudadanías aspiracionales.

Pero hay más allá y más allá. Por favor no me mencionen ni a Cuba, ni a Venezuela ni a Colombia o México, tierras de atraso, de autoritarismo (nosotrxs no somos autoritarixs, somos jueces del mundo pero eso no es autoritarismo) de populismo, de cárteles o decadencia.

Tampoco somos otros muchos países, tierras de conflictos, sublevaciones, protestas y guerrillas, ni de estados cooptados por religiones intolerantes.

Somos mejores, sin duda.

Esto es la Patria fuera de la realidad, el nacionalismo chovinista y xenófobo.

Buenas noches.






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Cultura del trabajo, cultura de opresión.

Muchos "vagos" trabajan gratuitamente en su sociedad, colaboran en la construcción de bienes de propiedad común, se asisten mutuamente. Trabajo, trabajo auténtico y espontáneo.

La palabra "vago" aplica a aquel que no trabaja en un trabajo asalariado, en una empresa ni para el estado. Cualquier otro trabajo no cuenta. No importa cuántos servicios presten las personas a la sociedad ni el valor (a veces incalculable) de ese trabajo. Si ese trabajo no cumple horario, no se lleva a cabo con gesto severo y no se muestra como un sacrificio, no es trabajo. Y lo que se condena no es la inactividad (muchos trabajos son fatalmente INACTIVOS, como mirar un monitor que controla pasillos vacíos), sino hacer actividades placenteras, no percibir dinero por él, o bien que ese trabajo no se lleve a cabo bajo una disciplina rigurosa. El desapego al sacrificio es lo que se condena.

La siempre ponderada cultura del trabajo esconde muchas otras cosas, que no contribuyen a una sociedad mejor:

LEMA: "Cualquier trabajo es mejor que ningún trabajo". Esto implica trabajo esclavo, prostitución, trabajo infantil. Quienes defienden el lema increpados en este sentido señalan un límite, un límite teórico. En teoría. En la práctica convalidar el lema es abrir la puerta a los abusos. No nos engañemos, el abuso está en nuestra misma cuadra, y todos los días. Que sea a puertas cerradas o esté en otro país, no nos elimina de la complicidad.

LEMA: "El trabajo dignifica". Hoy en día en que la tecnología ha hecho innecesaria la mano de obra humana, relegada cuando es utilizada, en su mayoría a la explotación o la esclavitud, afirmar esto es condenar a la indignidad a gran parte de la población. No, tus 200 vecinxs, no, todos esos millones de personas que la urbanización esconde. En las pirámides de las empresas, hay un límite en la cantidad de trabajos de su base. No hay suficientes trabajos "dignos". No hay suficientes trabajos "aspiracionales", la mayoría, la MAYORÍA de la gente debe vivir indignamente en trabajos abusivos o que no les gustan. Es fácil repetir el lema sin pensar qué significa.

LEMA: "Se pone en exquisitx, y no tiene dónde caerse muertx". Para caerse muerto mejor no trabajar, ¿no? ¿A quién le importa dónde caer muerto si los muertos no pueden sentir vergüenza? Estimular la vergüenza en un supuesto de muerte. La dignidad en la memoria de los vivos. Eliminada es manipulación por medio de la vergüenza, ¿trabajar para tener un lugar donde caerse muerto? Es lo más despectivo que hay. Vender la vida, sus mejores horas para apenas comer hasta la hora de la muerte. ¿Eso es dignidad? ¿O es la necesidad de esas empresas a tener mano de obra que no proteste, haciéndole creer que tiene que aceptar cualquier cosa para tener donde caerse muerto?

LEMA: "Muerde la mano del que le da de comer". O sea que no es la persona que se gana el sustento, sino que de lástima le dan de comer. El servicio que le prestó es insuficiente para un plato de comida. Si las personas fueran libradas a su suerte, si pudieran ir al campo y valerse por sí mismos, vivirían dignamente, podrían construirse su choza, cazar, pescar, recolectar, e incluso, aprendiendo a sembrar. Hoy, eso, está prohibido. Todo tiene dueño, el agua pura, los campos, la madera de los bosques, los peces, los animales de caza, los frutales. Todo tiene dueño, el ser humano fue acorralado a mendigar un plato de comida, no importa cuán pretencioso sea el que le da un plato de comida para contar con su trabajo nuevamente al día siguiente. ¿Eso es lo que hay que agradecer? ¿Que el patrón se asegure un día más de trabajo merced a un plato de comida? La persona que muerde esa mano, ¿no estará quejándose de toda esta situación, que la reduce a la impotencia pese a toda su capacidad de trabajo?

LEMA: "Que se sacrifique como me sacrifiqué yo". ¿El problema es entonces que el otro tiene que pagar tu sacrificio? ¿Que no hayas querido defender condiciones dignas de tu trabajo, por miedo, por comodidad, es el precio que deben pagar los demás? Que las otras personas sean conscientes de que su sacrificio es un precio demasiado alto para la mera supervivencia, no los hace peores, los hace menos manipulados, nada más.

Yo aplaudo que sean necesarios menos sacrificios en algunos empleos. Y ojalá esto ocurra en todos los empleos, pero esas mejoras no se consiguieron consintiendo y convalidando el abuso. No hay que tener mala memoria. Esas mejoras costaron sangre. Las luchas obreras tiñieron de sangre los siglos XIX y XX (por no mencionar las de los 6 siglos anteriores). Toda mejora de la que hoy gozamos, tuvo un precio de sangre de gente que no gozó las mejoras.

No fue agachando la cabeza, obedeciendo y siendo serviles que se consiguieron las pocas mejoras que hoy gozamos. No fueron los patrones y los dueños quienes concedieron por su bonhomía esos beneficios.

Esos beneficios fueron arrancados y las empresas contaron con el apoyo de los estados para evitarlo todo el tiempo que pudieron. Fue así como se derramó esa sangre. No olvidemos eso.

Ojalá en vez de defender una cultura del trabajo que es cultura del abuso y de la opresión, defendiéramos la cultura de la dignidad.

Buenas noches.



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viernes, 3 de julio de 2015

Táctica de escándalo.

Ojo con los escándalos. Ayer leía a un compañero, Ezequiel, con un análisis muy desapasionado y para mí, inteligente, de los últimos escandaletes, en donde además analizaba los prejuicios utilizados para diseñar el escándalo.

El escándalo difícilmente sea inocente y espontáneo. No digo imposible, digo difícil.

Voy a empezar llevándolos levemente del escándalo a los medios de comunicación y luego de regreso al escándalo, porque en mi opinión, los medios de comunicación, en esto son fundamentales.

El escándalo en general adquiere dimensión mediática y teniendo en cuenta que los medios configuran uno de los negocios más poderosos asociados a las distintas concentraciones económicas y políticas es fácil ver que un escándalo que se produzca por fuera de los medios debe necesariamente contar con medios alternativos y fundamentalmente el boca a boca. Para ello debe interesar a mucha gente y en general la mayoría de la gente sólo se interesa por lo que los medios se esmeran en definir como de interés fundamental.

Un escándalo sin medios, se difunde y muere en un ghetto (por llamarlo con alguna palabra de fácil asociación con un grupo grande y aislado, no necesariamente en forma despectiva). Trascender esos límites implica un gran consumo de energía. El boca a boca y fundamentalmente el lograr "interesar" a otros, externos al ghetto y mantener su interés para lograr la difusión, o sea, lograr "recurrencia" al tema, no es tarea fácil sin asistencia de los medios, los portavoces. La otra alternativa es la concurrencia de medios alternativos pero estos tienen un alcance limitadísimo a un conjunto reducido pero disperso de personas con un cierto grado de empatía por situaciones que se producen fuera de su entorno cotidiano.

En el peor de los casos, de no tener interesados o de que estos sean muy temerosos, muere como rumor (muchos casos de abuso sexual infantil, por ejemplo).

Los medios de comunicación llamados mass media internacionalmente son precisamente eso medios masivos o más apropiadamente medios para crear masa (en una interpretación arbitrariamente personal). Crean masa en el sentido que generan y sostienen intereses comunes a una escala inimaginable. No por empatía sino por sensibilización inducida generando enojos o bien por sensiblería emotiva provocando lástima (sentirse superiores) o sensación de beatitud (sentirse buenos).

Este poder los hace un interesante instrumento de control social: permite canalizar las frustraciones (sensación de impotencia para alcanzar metas o llevar a cabo proyectos propios) y la pasividad (tendencia a la inacción), tomándolas como materia prima para crear fuerzas (opinión pública, condena social, reclamo social) en función de "algo más".

Estos medios de comunicación requieren de un gran capital para lograr la penetración que les otorga su poder. Los conocimientos para la penetración y manipulación están disponibles en los libros y en los expertos. Una pequeña parte fundamental se aprende en las universidades y una mayor parte en la práctica, en donde suele haber menores pruritos éticos.

Siendo estos medios de comunicación aparatos con un gran capital propio u obtenido a través de poderosos jugadores económicos (aún desconocidos, como son los accionistas), se convierten en un instrumento de inversión: se espera un rendimiento.

Este rendimiento puede ser directo: publicidad cuyo valor queda determinado por el rating, que es la métrica asociada a la llegada del mensaje. Pero también puede ser indirecto: para sus inversores, quienes están interesados en sembrar ideas, prejuicios, deseos, aspiraciones, esperanzas o malestar porque su verdadero producto, aquel por el que ganarán dinero, sólo podrá ser valioso en la medida de que se logre crear una demanda.

Un partido político con negocios asociados a empresas de seguridad, alarmas, proveedores de sistemas carcelarios, constructoras y demás estará interesado en difundir principalmente casos de robos, violaciones, toma de rehenes, fraudes, o bien, ya apuntando a un público de mayor poder adquisitivo, hacer creíbles relaciones débiles como fuertes, o asociar situaciones a falsas causas para capitalizar el reclamo de ese público como demanda de su producto político. Dentro de estas tácticas de creación de demanda política está la criminalización de la pobreza, la criminalización de la protesta, aunque en estos dos casos, se persiguen otros fines como principales que tienen que ver con el sostenimiento de un sistema político cuestionable para presentarlo como garante de la paz social.

Se me ocurrió este ejemplo del párrafo anterior  por lo que cuenta Pilar Calveiro en "Violencias de estado" acerca del negocio de las cárceles, trabajo que se basa en la realidad mexicana. En este momento no estoy pensando en ninguna situación coyuntural concreta, si bien en nuestra sociedad abundan ejemplos de este tipo.

Del mismo modo que el rendimiento de los medios de comunicación puede ser directo (publicidad vía rating, al servicio de empresas y otras organizaciones económicas) o indirecto (contratación de servicios por grupos políticos, tanto partidos como de otra especie), algunas de sus tácticas también lo son.

La publicidad (que en sí también puede ser directa o indirecta) es una táctica directa que apunta a lo comercial o a "causas" de distinta índole. Los noticieros son tácticas indirectas: disfrazadas detrás de un servicio siembra ideas e instala temáticas; en casos más sofisticados amplía el rango de opiniones para satisfacer a consumidores más críticos, pero no ocurre siempre y generalmente se plantea en términos de "línea editorial". Los diarios también son un medio indirecto y las revistas suelen estar más focalizadas en determinados temas. Las revistas en particular utilizan mucho como herramientas de estrategias distractivas: desvían la atención de un foco para llevarlo a otro.

No quiero decir que jamás atiendan una necesidad o interés genuinos de la sociedad. De hecho en muchos casos sí y el negocio en términos económicos es a partir en definirse como un medio de distribución de información: la información relacionada a un tema condensada para destinatarios interesados específicos. Más allá de que se "mechen" cuestiones políticas de la línea editorial como las revistas dirigidas al campo o de foco específicamente político o cultural.

Todo esto anterior fue necesario para hablar un poquito nomás del escándalo. Porque si yo arrancaba con esto iba a parecer traído de los pelos.

El escándalo, no es un novedad, sirve siempre como protagonista de una estrategia distractiva. Pero también sirve para generar climas, sobre todo, para crear enojos.

Son dos objetivos que se me ocurren pero seguramente hay muchos más: distraer para desatender otro tema, o crear una fuerza, el enojo, con distintos fines.

Es inmediato pensar que una "maniobra distractiva" estará a cargo de un poder estatuido (llamado generalmente oficialismo), el estado por ejemplo, pero no es necesariamente así. También quienes no lo detentan pero aspiran a él, pueden implementar una maniobra distractiva cerca de una elección para evitar que se trate uno o más temas que perjudicaría su voto. Lejos de una elección no tiene tanto sentido.

Es por eso que las maniobras distractivas son muy frecuentes cerca de las elecciones o de la toma de decisiones (leyes, firmas de convenios, paritarias, etc).

Pero también está la meta de crear enojos. Es inmediato pensar que los poderes no estatuidos serán los principales ejecutores de esta modalidad pero no es necesariamente así: el oficialismo o más genéricamente, estado, también tendrá interés en acotar el crecimiento de la influencia de sus opositores si estos ganan terreno.

Pero además de estos usos, están las modalidades. Estas son directa o indirecta. En la directa se sabe sin mucha duda el origen y suele ser una denuncia o acusación. En la indirecta es más difícil: se descubre algo pero no queda claro quién lo llevó a cabo, o bien existe lugar para la sospecha.

Por ejemplo: un atentado a un local de un partido político. Lo más inmediato es sospechar de otro partido que mantiene una contienda muy fuerte con él, pero también ha ocurrido que el mismo partido hace un autoatentado para acusar al otro partido.

Esto ocurre en muchísimas variantes: excluir a un propio candidato mostrándole apoyo, autoatentados, robo de información, robo de identidad, acosos y aprietes, cualquier cosa que se nos ocurra.

Para implementar una modalidad indirecta es importante que se cuente con personas que descuidan su seguridad, personas que hablan demasiado (como yo xd) personas confiadas, descuidadas, personas proactivas que se detienen poco a analizar las posibles consecuencias de sus actos, o bien que conservan algún resto de ingenuidad o de buena fe (todas personas inadecuadas para política o negocios en alto rango), o bien personas muy comprometidas que puedan perder fácilmente el control de sus secretos.

El escándalo se implementa con esta materia prima y casi siempre incluye personajes que contrarrestan los argumentos, o que defienden a las víctimas, sino el escándalo no dura. Expira sólo en la denuncia. Los defensores colaboran a postergar la resolución del escándalo.

Un ingrediente indispensable es la exageración.

Siempre hay exageración. No confundir con la severidad, un caso por ejemplo de abuso de menores, tortura o de violación son casos severos y no requieren del escándalo. El escándalo es irrespetuoso, la severidad es cuidadosa, hay cuidado de las víctimas. El escándalo hace un show con las víctimas y los victimarios. La exageración generalmente está relacionada con prejuicios, tabúes, moralina (falsa moral, doble moral) y mucho más frecuentemente ignorancia. Este último factor es relevante en asuntos económicos en donde se suele manipular la emocionalidad ante la ignorancia de la magnitud real de algunos números que se difunden porque se sabe que las personas a quienes va dirigida la información la compararán con su propia economía y finanzas. En este caso, sus comunicadores, en quienes sus destinatarios confían, toman los gestos de indignación como prueba suficiente de que la magnitud o escala de las cifras ofrecidas como prueba son de por sí "escandalosas".

Así que miremos sin pasión los escándalos.

Buenos días.


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