viernes, 24 de junio de 2011

Ignatius Reilly (II): Manifiesto contra el progreso.

Sin ánimo de ofender o insultar, yo veo una relación entre IInatious Reiily Y Agustín López Tobajas. Yo sé que tal vez parece una provocación pero no lo es y quiero empezar a acotar los parámetros de comparación.
Sé que muchos lectores de "La Conjura de los necios" opinan que Ignatius Reilly es una lacra, un parásito, un vivo o como mínimo un egoísta o un antisocial. Saquémosle a Ignatius Reilly lo alocado, lo sucio, lo absurdo, lo extremo y veamos qué pensamientos declara. ¿Por qué? Porque yo no creo que Ignatius Reilly sea sólo un personaje. Yo creo que dentro de Ignatius Reilly late John Kennedy Toole. Y en John Kennedy Toole explica ciertas ideas, o bien propias o bien de otros (con o sin afán de crítica), pero expone un conjunto coherente de ideas.
Por otro lado está Agustín López Tobajas. Agustín López Tobajas es un autor controvertido. Luego de haber leído "Mainifiesto contra el progreso" encontré notas de su autoría sobre el mismo tema en un blog anarquista, y ahora, más en condiciones de "cerrar el tema", artículos y referencias en páginas de distinto enfoque, incluso una de cariz islámico.
Esto hace que me interese aún más.
Cuando encontré la primera nota de Agustín López Tobajas en un blog titulado "Bandera Negra" , que se declaraba anarquista (humanista y libertario) y que ya no pude encontrar.En su lugar encotnré otro blog, también anarquista pero de Venezuela.
El blog original, además de un encabezado que decía e ilustraba "Bandera Negra", incluía un manifiesto acerca de qué significaba ser anarquista, y como todas las declaraciones positivas, uno podría coincidir en la mayor parte y sólo entrando en detalles descubrir divergencias. Tal vez por prejuicio, o desconfianza, me sentí algo intimidada por ese sitio. Este sitio tenía una nota escrita por Agustín López Tobajas, resumiendo algunas ideas del libro "Manifiesto contra el progreso"
En su momento, cuando lo leí, más allá de coincidir con algunas de las afrimaciones o análisis del autor, había algunas divergencias (que no vienen al caso) y principalmente había algún tufillo que no me gustaba, en general.
Es un libro que tiene afirmaciones con las que podríamos identificarnos muchos de nosotros. Sobre todo aquellos que deseamos bajarnos de la calesita cada tanto y mirar para atrás y disfrutar de lo que vivimos ayer y hoy.
¿Cuántos de nosotros nos hemos cuestionado las consecuencias nefastas del progreso, de la competencia feroz entre empresas, entre profesionales, la encumbrada senda del mérito que nunca termina, esa zanahoria que cada vez se aleja más y que nos llena de angustia en algún momento, del consumo conspicuo y del consumo nocivo que nos vende un placer y nos cobra salud, del bienestar tramposo que nos ofrece una comodidad y nos roba independencia?
Agustín López Tobajas dice todo esto, bella y detalladamente, pero circula un camino en el que yo no confío tanto. Por varios motivos, algunos concientes y otros no, no acepto a que me conduzca de la mano por sus razonamientos.
Por ejemplo, cuando afirma que la mortandad en X segmento (X cualquiera, sólo por ejemplificar) ha bajado en virtud de los progresos científicos, él responde que difícilmente podemos afirmar tal descenso habida cuenta de que no existía en el pasado la estadística del punto del partida como para certificar el cambio. O que tal vez no existía el control sobre las condiciones en las que se midió entonces o se mide ahora.
Es cierto, yo he escrito ya algo al respecto. Ese afán de medir que estupidiza a la gente y cree que el número es algo más que una medida cuyos criterios y fundamentos son tan arbitrarios como personales, es algo que perjudica mucho al pensamiento racional, en vez de favorecerlo. No estoy segura de que crea que las métricas son siempre mentirosas. Pero yo creo que él cree que no hay que intervenir para hacer mejoras. Que está bien que algunas personas mueran de enfermedades que hoy controlamos en la mayoría de los casos. Que están bien las cosas como están naturalmente, que hay un motivo, un orden, una razón. Y que no alcanzamos a verla porque estamos fuera de eje, renegando de la espiritualidad, como origen de todos los males. Creo que si pensamos en el "número", en términos de especie, de equilibrio, de planeta, de humanidad o de naturaleza podemos llegar a coincidir. Pero del mismo modo en que la Microeconomía me parece una trampa mortal que pone en enigmas econométricos los destinos de grandes grupos sociales, del mismo modo pienso que pensar todo el tiempo en términos de especie nos aleja de la persona, del caso particular, que, en definitiva es el único que importa. Sinceramente, a mí me importa mucho la humanidad, pero más me importa mi familia, mis amigos, mi barrio, mi ciudad, mi país, mi región, etc, en ese orden...
Volviendo al ejemplo de las métricas respecto de las mejoras producidas por el progreso, el autor utiliza la generalización. Pero la generalización, como se ha dicho en alguna oportunidad en este blog, se convierte muy fácilmente en elemento de manipulación. Dando por sentado que no existen métricas en el pasado contra las que comparar las actuales (que en algunos casos es indudablemente cierto), se pretende anular la afirmación de que el progreso haya traído mejoras en el bienestar de la gente. Con este mecanismo de la generalización ataca todas las creencias relacionadas con el beneficio del progreso.
Pero lo que más temor me da, no es esto, sino otras ideas que creo que puede nocultar una ideología que sólo se vería en el detalle, en el momento de profundizar.
Estas ideas son: la certeza de la existencia de un orden natural y la afirmación de una espiritualidad única que desoye o desacredita otros conceptos de espiritualidad distintos a la de él, cuya carencia sería el origen de la mayoría de los males.
Tanto una como otra podría conducir a más de un tipo de discriminación negativa. Y además podría contribuir a abonar ideologías de cuyos resultados horrorosos hemos tenido noticias o hemos sido testigos.
Ignatius Reilly también tiene estas dos ideas y las defiende como puede en sus actos y su "Diario de un chico trabajador". Él también defiende un orden natural y también tiene una idea inamovible de la espiritualidad, descalificando cualquier otra idea al respecto. Es claro en él, caricaturizado, el transcurrir de su razonamiento y a qué lo conducen esas ideas o hasta qué punto las respeta.


Continuará...

Buenos días.

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viernes, 17 de junio de 2011

Ausencia con aviso.

Ideas y motivos sobran, pero el reloj no colabora...

Buenos días

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lunes, 13 de junio de 2011

La fe de los traidores 2.

La vez pasada buscando algunos nombres que no recordaba de La Fe de los Traidores, encontré algunos links en donde se critica al libro.

Tengo que disculparme por mi extensa ignorancia de la Historia, situación que iré remediando con el tiempo. No puedo evaluar ni las perspectivas históricas ni las sociológicas, ni convalidar o desestimar los aspectos ideológicos subyacentes. Por el momento, me interesa los monólogos internos de los personajes, o los intercambios de posturas de los mismos durante los diálogos.

Me interesa también analizar el recurso de este cambio de eje, la problemática de cada personaje, no importa cómo se llame.

Tal vez más adelante me detenga a pensar en los aspectos ideológicos, sociológicos y políticos.

Los marxistas tienen críticas a ciertas posiciones asumidas por el autor, según puede leerse en: "La pequeñez del tiempo presente propósito de La Fe de los traidores de Gabriel Pasquini".

Yo ni asomaría el hocico en cuestiones de este tenor. Nunca se me hubiera ocurrido analizar estos aspectos que implican una gran familiaridad con los hechos históricos que alude la novela. Por eso incluyo este link para aquellos que estén interesados en otros aspectos que son más infrecuentes de conocer, si uno se limita a los medios más usuales de crítica o lanzamiento.

El comienzo del artículo que indico más arriba, tiene un paneo interesante desde el punto de vista literario. Yo aún no terminé la novela pero coincido en que la parte que más atractiva me resulta es la historia más antigua y no tanto la reciente, del guerrillero en la isla del Tigre. Por algún motivo que no sé si se debe a la prosa o a mis propias preferencias, me resulta más interesante el contexto inmigratorio que el contexto revolucionario reciente.

En las próximas semanas compartiré algunos párrafos.

Buenos días


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Indice de trabajo

(Actualizado el 19-jul-11)

No me olvido que tengo varios temas en el tintero sobre esto del trabajo y de teletrabajo, pero en este momento no puedo retomar mis lecturas sobre el tema, con lo que quedarán pendientes un tiempo más.

Además, la página "Trabajo" con el índice de los posts relacionados al tema (directa o indirectamente), está siendo actualizada. Ya se han incluido los posts originales de Teletrabajo y varios de los posts más recientes que tocan el tema del trabajo en forma directa o indirecta.

Próximamente haré la página web de Malva Gris y allí, espero, habrá un índice nuevo, así como índices de otros temas. Veremos cómo lo manejo.

Buenos días.

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viernes, 10 de junio de 2011

Ignatius Reilly.

Ignatius Reilly es el protagonista de "La conjura de los necios", la genial novela de John Kennedy Toole quien terminó con su vida demasiado tempranamente.

Es una novela desopilante, exuberante de estupidez y eso mueve a enojo y luego, ya sin remedio ante las evidencias, a risa. Es imposible no reir leyéndola.

Ignatius Reilly es un personaje bastante desagradable. En general, la gente se indigna cuando lee de él su dejadez, su sobreestimación, su admiración por lo medieval, el oscurantismo, el orden sagrado. Su extraña visión de lo moral contrasta con lo desastroso de su vida.

Pero su postura frente al trabajo es muy rara.

Los que conozco que han leído el libro dicen linealmente "era un vago". Sin embargo, Toole no nos lo presenta como un vago, sino como un anarquista ridiculizado. No por ser anarquista, sino porque todos los personajes son absurdos, estando cada uno de ellos convencido de ser su propia visión del mundo, la correcta.

Ignatius desprecia el trabajo. Desprecia el capitalismo materialista que se construye sobre el trabajo, y lo toma como una esclavitud, como una humillación y como una degradación del espíritu humano.

Cuando organiza una revuelta en la fábrica de pantalones no lo hace por mejorar las condiciones de trabajo o por una toma de conciencia al estilo del socialismo, sino para socavar los fundamentos de cualquier organización empresaria.

Pero es detenerse en un ejemplo de absurdo. La cadena no se detiene.

Ignatius es absurdo. Sus ideas son extemporáneas y está convencido de ser admirable.
Consigue a su pesar, un trabajo que intenta sabotear.
Sus compañeros son absurdos.
Los operarios con sus creencias y su falta de tino son absurdos.
Su jefe con su inocente esfuerzo por hacer funcionar la pantalonería es absurdo.
Los dueños de la fábrica y su historia son absurdos.
Las relaciones de cada uno de ellos con sus seres queridos son absurdos.
Porque es un mundo contruido sobre falsos pilares.

Todo se erige casualmente porque ninguna intención medra según es concebida, y deriva caprichosamente sin mucho control y sin resistencia por parte de sus protagonistas. El azar, el capricho y la estupidez son los protagonistas y los personajes simplemente no saben que pueden resistirse a ellos o no les interesa.

John K. Toole pinta en Ignatius algunas de las características de sí mismo. Probablemente algunas de sus ideas más profundas tengan que ver con él. ¿Su ilusión de hacer su gran obra, malograda en cuadernitos infantiles? ¿Su idea de la degradación del hombre? ¿Su idea de un mundo construido por el azar, obra llevada a cabo por inútiles e ignorantes, fracasando en sus metas pero resultando siempre alguna cosa que nos hace creer que hacia allí iban?

Si Ignatius hubiera sido un espíritu refinado, seríamos incapaces de reirnos de él y de sus ideas.

Buenas noches.


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Carlos Levy.

Muchos años atrás, cuando no imaginaba este minuto, escribiendo tal vez para nadie y conociendo algo más (apenas más) de este poeta, leí en "Clarín porteño", en un formato comprimido, como para wap, un poema de Carlos Levy.

"Génesis"

En general leía con aburrimiento el "Clarín porteño" luego de las historietas, y despreciaba los enunciados de la sabiduría de barrio, de vecina con ruleros y pantuflas, que solían aparecer en ese espacio.

Recorté ese minúsculo rectángulo que contenía "Génesis" y lo perdí y recuperé muchas veces, cada vez con menor frecuencia, hasta que un día, ya con mail e Internet, lo escribí en un mail y quedó al alcance para cuando quisiera leerlo.

Así fue como comencé a buscar un libro de Carlos Levy en las Ferias del Libro, las anuales y las ferias del libro de las plazas, las librerías de viejo, los catálogos de las cadenas. Inútil, nadie conocía a Carlos Levy, no figuraba en ningún lado "Café de Náufragos".

Apareció Google.

No aparecía nada. Año tras año, buscando siempre.

Y antes de ayer, reiteré la búsqueda. Y mágicamente dos páginas hablaban de él. Y en una de ellas, algunos poemas de este escritor mendocino (ahora sé).

Quiero dedicarlo a mí y a otros que también escriben, como yo, para no olvidarnos un poco qué hacemos y dónde estamos y qué fue de otros antes que nosotros, con mayor compromiso:

Pan del corazón
Carta abierta

A Julio Carabelli, cómplice.
A Jorge Sosa, que convierte las palabras en abrazos.
“La noche en que fusilen canciones y poetas
por haber traicionado, por haber corrompido
la música y el pólen, los pájaros y el fuego,
quizá a mí me salven estos versos que digo.”
Antonio Esteban Aguero


Todos los días
la poesía todos los días
todos los días como bandera
como bandera todos los días darla al viento
y que el viento la lleve
de ciudad en ciudad
de pueblo en pueblo
sin olvidar ninguno por pequeño que sea
casa por casa de puerta en puerta
cada lugar del valle al mar con su poema
y cada hombre
porque es pan del corazón

y todos los días a nosotros el pan nuestro

No oyeron ese canto acaso
nacido elemental y puro en la ronda de los niños
leudar ingenuo con la ganas
de una muchacha de amor primerizo
ser consuelo
después del dios cuando hambriento lo reclama?

no lo supieron el crepúsculo
árbol nube baja tempestad
planeta
universo
vida
esa piedad de milagros alborotando
un pedacito del espacio?

Yo doy fe del verso insomne
hablándole a la mano del suicida
camarada empezar de nuevo mañana cardinal

Y es batalla claro mucha batalla
todos los días batalla

Es pan del corazón

Y ustedes
sí ustedes
se preguntaron por Federico y la sangre derramada?
saben que aún llora la guitarra de Víctor?
a ustedes
les dieron alguna vez duro con un palo duro como a César?

No saben nada
la poesía no es libre
esta presa del abrazo humano y necesario

Es el pan del corazón y ustedes
farsantes
meros ordenadores de palabras
que osan llamarse a sí mismos
pomposamente
poetas
al traicionar su espíritu lo han corrompido

Les digo:
sus metáforas tan pulcras ellas
declamadas a patéticos exégetas
no son perfectas están muertas
porque son ustedes vanidosos
navegan tan por arriba capitanes celestes
que aún soberbios como dioses no les dieron vida

Mientras tanto dispensadme los exabruptos y sed felices
a puertas cerradas
muy bien
realizad vuestras selectas tertulias
escuchaos los unos a los otros
y aplaudíos
y regocijaos mucho cuando dicen vuestros nombres
ahora aprovechad
el olvido vigila

Y hacedle a los mortales un favor
con el pan no jodais.

Carlos Levy

Extraído de: http://www.poeticas.com.ar/Directorio/Poetas_miembros/Carlos_Levy.html



Buenos días



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jueves, 9 de junio de 2011

Mis poemas favoritos.

Hace 4 años, bajo otro seudónimo, aporté en Yahoo Respuestas, tres poemas que son de los que más me gustan. Los he compartido toda vez que he tenido oportunidad:

Génesis

Y dijo la soledad
hágase la tristeza
y la tristeza se hizo;
háganse los recuerdos y los vientos de agosto
y fue poblada la ciudad de adioses;
háganse los límites y las puertas
y las cerraduras de las puertas
y las camas se hicieron y los íntimos hoteles
y las llaves numeradas;
dijo hágase la lluvia
y la humedad se hizo
y dibujó la humedad en las paredes,
caminos insondables;
háganse los puertos y los andenes, dijo
y la distancia se hizo
y no dio la soledad remedio a la distancia;
dijo
serán los jueves mis días
y le abrió a los jueves llagas en el crepúsculo
y viendo que los jueves no alcanzaban
fueron los días consecutivos iguales a los jueves;
y dijo después
háganse los lugares donde se nombrarán
y las esquinas hizo y los bares,
los cafés con apuro y los corrillos
y la rosa del alba hizo;
y viendo la soledad nuestros silencios
dijo
hágase la melancolía
y la melancolía se hizo.

Carlos Levy
de Café de Náufragos


Duda

Si voy a ti
con la lanza quebrada
el yelmo levantado
y el escudo desecho

si voy a ti
con un sartal de poemas
las imágenes rotas
y una rima defectuosa

si voy a ti
borracho de mis penas
lloviéndome miserias
cubierto de rocío

si voy a ti
armado de neutrones
con dos memorias libres
mientras programo el tiempo.

Dime cómo seré recibido.

(Casanovas)

Poeta cubano, Casanovas, no pude encontrar más datos, me lo enviaron por email, no creo que sea Martí Casanovas.

1964

Ya no es mágico el mundo.Te han dejado.
Ya no compartirás la clara luna
ni los lentos jardines.
Ya no hay una luna que no sea espejo del pasado,
cristal de soledad, sol de agonías.
Adiós las mutuas manos y las sienes
que acercaba el amor.Hoy solo tienes
la fiel memoria y los desiertos días.
Nadie pierde, repites vanamente
sino lo que no tiene ni ha tenido nunca,
pero no basta ser valiente para aprender
el arte del olvido.
Un símbolo, una rosa, te desgarra
y te puede matar una guitarra.

Ya no seré feliz, tal vez no importa,
hay tantas otras cosas en el mundo,
un instante cualquiera es mas profundo y diverso que el mar.
La vida es corta y aunque las horas son largas,
una oscura maravilla nos aceha:la muerte,
ese otro mar, esa otra flecha que nos libra del
sol, de la luna y del amor.
La dicha que me diste y me quitaste debe ser borrada,
lo que era todo tiene que ser nada.
Solo me queda el goce de estar triste,
esa vana costumbre que me inclina hacia el
sur, a cierta puerta, a cierta esquina.-

Jorge Luis Borges

Ahora debería agregar el de "la doce" de Marcos Silber (ya compartido anteriormente)

Hay sequía loco. Va para largo que no cae una gota de merca.
El Monje está guardado, y no alcanza el fervor maternal de la Rusa María,
La braguetera del callejón no alcanza.
Ni alcanza el fueguito que Juan "Mechita” sostiene como llama votiva.
Entonces nos juntamos -vea- a gritar cantar entre todos.
Decimos queremos hacer el odio no el amor y decimos
Con los derechos de la misiadura y decimos
El que no canta grita que se borre y decimos
El que se borra es hijo de la yuta.
Hay sequía loco. Va para mucho que no cae una gota de merca.
Aunque el Nene Manguera anuncia: hoy vienen.
Viene el Alemán barbudo, se llama Carlos y la tiene clara;
Te la dice posta cómo te tragan los de arriba.
Chamuya fino pero se entiende.
Y también viene Vladimiro, el bocha que no deja de chillar
todo el poder a la doce’. Y anuncia Manguera: algo traen, no sé.
Son de peligro dice la taquería. Deben traer de la buena.
Sería grande que no tarden.
Aquí hay bronca y soledad y frío y oscuridad hay aquí.
Se supo, fue el cuervo Marito
Quien se volteó a la sorda del kiosco.
Y Manguera dice que Vladimiro dice que Carlos dice:
"los de abajo no deberían lastimarse entre sí”.
Hay sequía loco. Va para demasiado que no cae una gota de merca.
Entonces nos juntarnos -vea- para gritar cantar
‘Queremos hacer el odio no el amor’ y decimos:
Con los derechos de a misiadura y decimos:
Así que vengan los pesados del verso
Los grandotes de la palabra que vengan.
Que venga el Portugués Fernando con sus múltiples sombras;
Que venga el Ciego Mayor Señor de los Laberintos,
Aquí los espera el arca con las cenizas de Alejandría.
Que venga el cabrón Perse con sus “poemas hechos de nada”;
Y el tano Salvatore que venga, el Quasimodo, porque
anochece y estamos solos sobre el corazón de la tierra”;
y que venga Federico, el espléndido marica,
en la calle ésta de los cuchillitos estaremos a las cinco en punto de la tarde.
Que venga el Capitán de Chile con sus mineros que venga
Don sus versos más tristes y el azul de metileno.
Y el Cholo César que venga, que se traiga su jueves,
El puto jueves, la puta muerte, el aguacero.
Hay sequía loco. Va para eternidad que no cae una gota de merca.
¿Qué pasa? ¿Se murieron los dilers? ¿Todos se murieron?
¿Qué dice la gilada? ¿La tele qué dice?
¿Dice algo de nosotros, algo dice? ¿Por qué no vienen?
Arrugan, eh! ¿Tienen miedo? ¿No quieren mostrarnos la jeta?
¿Malos somos? ¿Somos feos?
Monstruos, esos somos; forajidos y oscuros y perdedores y reos somos; eso.
¿Qué pasa hoy, no servimos? ¿No vendemos?
¿No hicimos ningún barullo grande, no nos fumamos todo, no tapamos el cielo?
¿No somos noticia hoy? ¿Ningún chico se regaló para fiambre?
Vengan turros y díganle a la gilada que aquí es siempre noche, sólo noche, y que te devora las tripas la víbora de fuego;
y que el silencio, esa rata de la oscuridad
se pone arriba del día, y digan que te pudre, que mata, revienta. Vengan turros y vean la tiniebla, que vive aquí,
Que no se corre, que se queda.
Hay sequía loco. Va para olvido que no cae una gota de merca.
No queda otra entonces que juntarnos a cantar gritar
"queremos hacer el odio no el amor"
y decimos: pesa el bajón, loco, pesa.
Va para el reloj de todo el tiempo y no da para más la sequía. No.
Así que vengan los pesados del verso los grandotes de la palabra que vengan,
que vengan a levantarla aquí. Aquí donde vamos a regarla
con alcoholes de zozobra y blancas de soledad vamos a regarla;
con los gritos nuestros los cantos de nosotros
disparados desde las tripas nuestras de nosotros;
que vengan los pesados los grandotes que vengan
los Papás de la espléndida palabra
que vengan hasta/para el corazón la cabeza
de nuestro fugitivo chiflado mísero día.
De cada día.
Aquí.

Marcos Silber


Espero que los aprecien.


Buenas tardes.



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La fe de los traidores 1.

No me he olvidado que dejé colgado el tema del trabajo, el del conocimiento, de las creencias pero estoy demasiado ocupada en "realidades" para sumergirme en lecturas relacionadas con mis "especulaciones".

Pasemos un poco a lo recreativo.

De los tres libros que compré en Uruguay el verano pasado a muy buen precio (las ofertas playeras), estoy leyendo el segundo.

El segundo es "La fe de los traidores" de Gabriel Pasquini.

En general, son pocos los libros que me atrapan desde las primeras páginas. No fue ésta la excepción. Sin embargo las circunstancias políticas me seducían y esperaba que la traición no fuera meramente una cuestión de infidelidad como en un momento llegué a creer.

Me atrajo el estilo. Las palabras elegidas, las imágenes, la hilación. Un periodista contemporáneo que sabe escribir. Hoy en día (no antes, cuando era lo más natural), es un sorprendente hallazgo. Pero no quiero ser sarcástica. Me dio alegría leer y disfrutar de su estilo y de la dosificación de sucesos y descripciones. Es realmente una lectura para disfrutar.

Debo sumar a esto que las temáticas costumbristas me seducen. Y este libro tiene color costumbrista.

Me confundió el ritmo pero acepté la propuesta. Mezclar el pasado lejano con otro más reciente, con el recurso de la recopilación de un testimonio ignoto también sumaba al ritmo. Si bien la historia de los años '70 no me atrapó, pienso que más adelante va a tener algo más para ofrecer.

Pero, avanzando en la lectura, llegó el "Año Lectivo", me arrastró a su vorágine y me devoró el tiempo libre que me quedaba después de mi trabajo de analista. Así que las lecturas se fueron espaciando.

Creo que hasta este punto, en el que estoy actualmente, hay varios momentos o aspectos memorables en el libro.

Uno, que es algo que admiro en muchos escritores y que en este también aparece es la capacidad del autor de vestir la piel del personaje y mostrarnos cómo piensa, como un relator subjetivo, del lado del personaje (de cada uno), en vez de un relator imparcial. Saber cómo piensan y sienten Aurora y Vittorio, sólo eso, hace que valga la pena leerlo, así no hubiera un argumento y una forma que seguir.

Pero lo que más me está gustando en esta parte del libro, que pensé que no iba a encontrar, es el discurrir interno del protagonista y su posterior conversación con el anarquista (no recuerdo ahora el nombre y no tengo a mano el libro), durante el interrogatorio.

Lo que me atrae de estos personajes y de la forma en que Gabriel Pasquini les da vida es la arremetedora humanidad, la íntima humanidad, con sus egoísmos, sus temores, sus fantasías y sus ideales. Todo aquello que como sujetos sociales no mostramos, o nos avergüenza confesar y que de hacerlo, nos haría un poco más humildes, más queribles.

Más allá de otras cuestiones, idieológicas, políticas, históricas o meramente argumentales, quiero rescatar lo buen espejo que es el devenir de cada personaje. Si cambiamos algunas palabras y elegimos otras que tengan que ver con nuestra realidad, podrían ser nuestros mismos discursos internos, nuestros mismos interrogantes, nuestras mismas argumentaciones.

Tal vez haga un descanso en este punto y retroceda para rescatar algunas partes, que me impactan y me llenan de satisfacción para compartirlas aquí.

Buenos días.


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viernes, 3 de junio de 2011

El acomodador

El martes, en busca de un libro de programación y tratando de hacer un poco de tiempo hasta que llegara la hora de tomar el parcial, me crucé a la librería Norte, frente a la facultad.

Es sabido que yo no puedo evitar entrar a un librería y salir con cuatro o cinco libros.

Menos a mis librerías habituales (Norte, Biblioterapia).

Lo primero que me dijeron es que no tenían libros de programación. Pero no me fui. Deambulé un rato y pensé: "Ahora que estoy en la librería, ¿qué cosas tenía ganas de leer?".

Desde luego que no me acordé cuáles eran los últimos libros que me habían movido a curiosidad y empecé a remontarme hacia atrás. Este último verano. Este año compré 3 libros, uno devorado durante el viaje, el otro en lectura y uno pendiente. Pero quise comprar un libro de un autor uruguayo... e hice esfuerzos por tratar de recordar el nombre que había intentado memorizar infructuosamente. Los libreros de allá no pudieron ubicarse con mis escasas referencias. Todos los esfuerzos fueron inútiles. Incluso el verano anterior cuando sí recordaba el nombre, los libreros parecían no conocerlo.

De repente el nombre vino a mi memoria: Felisberto. Y el apellido... Cómo sonaba... sonaba Fernández... ¡Hernández!

¡Felisberto Hernández! ¿Tenés?

Tenía. Tenía más de un libro. Elegí uno. Luego elegí tres más para armar un surtidito, desde luego. Pero el objeto codiciado era éste. "Cuentos reunidos", linda tapa, muy Malva Gris. Y el título me resultó exquisito.

Devoré desde luego, en cuanto pude, el cuento que había encontrado en Internet y cuyo final no había llegado a leer aquel día.

El acomodador.

Produce en mí, ese cuento, lo que me produce Borges.

Hay imágenes, descripciones, que son como cachetazos, como un cosquilleo bajo las sienes y extendiéndose por los parietales.

Pero sobre todo hay algo más allá de sus fantasías y la imagen sonora del comedor como una orquesta y el breve tránsito por la morfología cuando describe el almuerzo en donde fallece el comensal.

Y es la historia de la luz, el motor de todo el relato, el ver en la oscuridad lo que otros no ven. Y que los otros perciban que él puede ver lo que ellos no. Y eso lo hace temible.

Y caer en la lujuria que produce ver. Y luego, cuando esa mirada destruye la belleza de lo que ve, cuando el climax de finalmente estar a punto de poseer el objeto deseado llega a su máximo, el don se pierde. No se desea más, se reniega de él. Y perdido ya el deseo de ver, de saber más, de captar eso que les está vedado a los demás, de poseer el objeto por penetrarlo con su luz propia y única, el protagonista pierde su luz, pierde su don y se sume en la nada.

Cuántas veces me he preguntado, qué hay más allá del saber. Qué pasa con esos hombres y mujeres que traspasan el límite y han visto más allá de cualquier duda y qué ocurre cuando ese conocimiento les ha revelado un interior no deseado, dejando al desnudo lo más cruda, lo más impersonal, lo más despojadamente posible, el objeto de conocimiento.

El acomodador se siente superior a los demás. Desarrolla una luz que le descubre las cosas sumidas en la oscuridad sin ninguna ayuda, por propio talento.

Un misterio, un mito, se convierte en objeto de deseo y su capacidad de ver aumenta. Su excitación aumenta su don, como una adicción. Pero lo que ve en su trance amoroso destruye al objeto de deseo justo antes de poseerlo y lo muestra en su realidad sin magia. Y al perder su luz, se desvanece con ella.

Muchos soñamos con ese camino, buscando con avidez el conocimiento, complaciéndonos en descubrir las vetas más escondidas, los recovecos más recónditos, como un descubridor, un conquistador, un arqueólogo, un genetista... ¿Y si nuestro conocimiento lo reduce a definiciones elementales sin belleza?

¿Será ese el destino de los sabios? ¿Llegar a ver una verdad que le quita la belleza al mundo y con ella el deseo de seguir conociéndolo?

Buenos días.


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miércoles, 1 de junio de 2011

Cambio de url, encuesta, contacto

Si bien aún se puede acceder por http://www.malvagris.com.ar/, desde hoy y en adelante, se ingresará por blog.malvagris.com.ar.

Próximamente http://www.malvagris.com.ar/ irá a un site y de allí se podrá acceder además al blog, entre otras cosas. Veremos cuándo termino de hacer esto y cómo sale.

También estoy trabajando sobre las encuestas sobre trabajo y sobre los medios adicionales de contacto.

(Actualización: más arriba en este blog pueden verse las nuevas direcciones de email: blogger@malvagris.com.ar para comentarios sobre los posts e info@malvagris.com.ar para otras cuestiones profesionales no relacionadas con notas en particular).

Buenas noches.

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