miércoles, 6 de octubre de 2010

Sangrar por la herida II: la decisión

Cada tanto se intenta "mejorar" el potencial del área haciendo sesudos enroques o bien se evalúan los resultados y resulta que notan que algún patito se salió de la fila. No califica, no completó sus deberes, se le dio crédito e hizo un desastre, demasiado audaz, demasiado conservador, o le dio otro matiz que a la empresa no le gustó. O bien siempre fue un rebelde, un "innovador", o un "visionario" pero para otro universo, paralelo a éste y fue utilizado a sabiendas y dejado caer luego. Entonces alguien en desgracia.

Estos mismos autores (de Geus, Melamed) reconocen que esta futura víctima no puede ser despedida, por distintos motivos: se trata de un antiguo héroe ("héroe" es una palabra específica de la disciplina administrativa en el tema de cultura organizacional), o bien está investido por sus compañeros con atributos de liderazgo (ver organización informal según Flippo) que cada vez tiene menos que ver con el "liderazgo" académico o pseudoacadémico, de los cursos de management y los artículos de las revistas especializadas.

Si el nominado no puede renunciar, porque tal vez no hay suficiente mercado para él, por edad u otras características (este tema también es espinoso, porque también por este lado entramos en la ilegalidad) y no lo despiden (por más explícitos que sean o mucho que lo cansen) debe quedarse.

¿Qué ocurrirá con este individuo que por su calidad de tal, no puede dividir su historia (su presunto pasado glorioso), sus expectativas (desarrollo o bienestar económico) y sus obligaciones (sustento a su familia)?

Los psicólogos laborales pretenden que el individuo se divida, separe, se desmembre y rompa estas relaciones que lo hacen íntegro (al nivel que haya alcanzado, de newbie a gurú) y haga como que no pasa nada y acepte su nuevo destino de "muerto vivo" sin sufrir ningún síntoma de stress.

Una persona que sacrificó muchas actividades, relaciones y gambeteó responsabilidades familiares y se autoconvenció que delegó su presencia sin mella familiar, se encuentra con que le dieron vuelta la cara de una bofetada. Una novia ingrata, esa empresa. Una perra.

Podrá intentar no darse cuenta, pero de alguna forma sabe, que su apuesta fracasó. Que no vio crecer a sus hijos, o los eclipsó, o los hizo inútiles compensando con bienes y fiestas todos sus caprichos para comprar su afecto o su respeto, y los hizo insaciables en unos casos o apabullados e invadidos de superficialidades en otros. No tiene el respeto de sus compañeros y jefes y tampoco de su familia.

O bien ni siquiera formó una familia, o bien la perdió y ahora está solo y no encuentra ya placer en su trabajo.

Y puede ser que sienta que no le importa a nadie.

Cayó en desgracia y los que creía "amigos" que no eran más que compañeros de éxito, o tal vez más inocentemente, simples compañeros "de manada", que de a poco o abruptamente, lo abandonan a su suerte.

Y el tiempo pasó y si bien puede bajarse de la calesita, es inútil, porque el tiempo ido se llevó consigo las oportunidades.

Esto es muy claro en la película "en el aire", cuando comprueba que el rol que le asigna su familia es formal, distante, sin animosidad pero totalmente al margen. Nadie cuenta con él. Está, pero es prescindible y si sigue estando es como homenaje a algún pasado en el cual el afecto era tangible.

El paso del tiempo es también muy claro en la película "perdiendo el control", en donde el protagonista ni siquiera es conciente de en qué momento fue perdiendo presencia.

Es que la competencia es feroz, a veces no del todo limpia y es difícil sostenerse en la cima, o entre los favoritos, o, como dice de Geus, entre los escasos miembros selectos.

¿Qué hacemos con esta gente?

No los podemos despedir porque la corporación no quiere/puede/acepta pagar lo que debería o bien porque es un héroe caído en desgracia, o porque sabe, o porque era un buen tipo, así que pongámoslo en algún escritorio y que teja y desteja como Penélope hasta que se jubile sin honores. No más cenas ni más decisiones. No más ideas ni opiniones. Nos sale más barato, en todo sentido, pagarle un sueldo y neutralizarlo esperando que no moleste.

(Si sigue siendo un guerrero, sobrevivirá por su propio orgullo).

Perdón, ¿qué orgullo?

Buenos días.



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