sábado, 2 de octubre de 2010

Empleados de segunda y de tercera, otra forma del maltrato laboral

Estaba en mis quehaceres de fin de semana cuando me llama un amigo que no veo muy seguido. "Ando cerca de tu casa, ¿puedo pasar unos minutos?" Preparé un café y conversamos un poco de todo para ponernos al día.

Y uno de los temas fue, obligadamente, el trabajo. Él tiene mucha experiencia, es meticuloso, autoexigente, ha crecido laboralmente en forma continua y sostenida, es estable y está ya en condiciones, naturalmente, de ocupar un cargo de mayor jerarquía. No sólo ha ya asumido tareas de mayor responsabilidad, de liderazgo, sino que además ha realizado la capacitación obligada en estos casos (PMI) y cuenta con un conocimiento funcional, del negocio, que difícilmente sea reemplazable sin pérdida de un conocimiento valioso para la empresa. Sus otros compañeros ya han buscado otro horizonte, y de su nivel de conocimientos es el único que queda.

¿Por qué sigue por consultora? ¿Por qué no lo efectivizan? Si la empresa lo necesita, necesita sobre todo ese conocimiento que hoy en día, sólo él tiene, tanto para utilizarlo como para transferirlo o apropiarlo. ¿Cómo puede ser que descuiden un activo tan importante como es hoy el conocimiento?

También yo, hace 10 años que estoy en donde trabajo, y algunos de mis compañeros llevan uno o dos años más que yo allí. Todos estamos actualmente por consultora. Antes facturábamos. Pero por iniciativa de la empresa, fuimos "absorbidos" por una consultora de su elección, pero "cautivos". Además perdimos la antigüedad (llevábamos ya 5 años allí facturando) y en la reconversión salarial "asumieron" que todos utilizábamos el comedor y pagábamos una prepaga, con lo que, al menos yo (que no tenía ninguno de esos dos egresos) vi disminuido mis haberes considerablemente. Si bien nuestro vínculo es hoy en relación de dependencia con la consultora, todos sabemos que en caso de pedir "otro destino" (más cerca, otro horario, otros beneficios, etc), la consultora simplemente no podría satisfacernos pues responde a la empresa, quien ha delegado en ellos, el rol formal y legal de empleador. Tampoco es la consultora quien decide nuestros aumentos, ni nuestras tareas.

El caso de mi amigo es idéntico y es el mismo que el de innumerables empleados de distintos rubros de informática y administración. No es sólo el vínculo con el empleador. Al estar en relación de dependencia todos gozamos de aguinaldo, vacaciones y en algún caso, algún otro beneficio propio de la empresa. Sin embargo no tenemos otros beneficios que tienen los empleados de la empresa, quedando en relación, y según la consultora que nos emplee, como empleados de segunda o de tercera.

Recuerdo que en un evento interno organizado por la empresa en que presto servicios, se distribuían remeras conmemorativas a los participantes. Una de nuestras compañeras, que logró inscribirse y participaba, no podía hacerse acreedora de la remera por la consultora que la empleaba. Tampoco recibía el obsequio de fin de año, como muchos de nosotros. Todos cumplimos funciones similares, en escritorios contiguos, con el mismo horario y las mismas obligaciones que el resto. Empleados de segunda (yo) y de tercera (ella).

En el caso de mi amigo, él ha sido reconocido asignándosele tareas de líder, organizando el área, asignando recursos, evaluándolos para su ingreso, funciones incompatibles con un desarrollador raso. Se le reconoce el conocimiento, su capacidad y sus atributos, pero el salario no lo refleja, y el cargo en su recibo de sueldo tampoco.

Y esto también es un maltrato. Ser reconocidos en secreto, extraoficialmente es un maltrato. No efectivizar a una persona que se la mantuvo por 10 años, es un maltrato. No reconocer la verdadera envergadura del cargo real en el recibo o en la estructura organizacional, es un matrato. No reconocerles su antigüedad al cambiar de modalidad de contratación es un maltrato.

Las empresas los necesitan pero no lo efectivizan.

Ser empleado de tercera también es un maltrato. No estamos hablando de empleados temporarios, estamos hablando de personas que permanecen por años hasta que se cansan y se van y se los mantiene con promesas (innecesarias no la organización no los necesitara) que nunca se hacen realidad.

En el caso de mi amigo, con un plan de carrera solapado (se lo deja crecer), podemos decir que es un "miembro" de la organización, pero el vínculo legal lo refleja como un recurso de paso.

Ésta es la situación de gran parte de los empleados administrativos y de sistemas de las empresas grandes. Una forma de maltrato naturalizada, bien vista, considerada una buena práctica administrativa y justificada por directivos y especialistas.


Buenos días

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