miércoles, 11 de julio de 2012

Shakespeare y el dinero.

Cuando era adolescente, un amigo dijo una frase en inglés: "Who steals my purse, steals trash". Ya no recuerdo en qué circunstancias lo dijo pero desde entonces quedó rebotando en mi mente.


Quien roba mi bolsillo, roba basura.


Hace unos días la busqué. Sabía que era de Shakespeare pero no sabía de cuál obra. Shakespeare, el mismo que tomaba las historias de la gente y simplemente les daba forma. Autor de "El Mercader de Venecia" en donde se refleja el antisemitismo de la época y yo veo un símbolo del cinismo. 


La frase es de Yago, en Otello, durante sus artes manipuladoras: 


"Good name in man and woman, dear my lord, is the immediate jewel of their souls: who steals my purse, steals trash; 'tis something, nothing; 'twas mine, 'tis his, and has been slave to thousands: but he that filches from me my good name robs me of that which not enriches him and makes me poor indeed."

"Un buen nombre en el hombre y la mujer es la más preciada joya de sus almas. Quien roba mi bolsillo, roba basura, que es nada. Fue mía, ahora suya, y ha sido esclava de miles: pero aquel que me roba mi buen nombre, me priva de lo que a él no le enriquece y en cambio me empobrece a mí."


No lo recordaba, tomada como estaba en la trampa de los celos y la manipulación que llevarían a la perdición a la pareja, no me detuve en su sentido.


La mala reputación del dinero no era una novedad para la época. Por eso, en "El Mercader de Venecia" es el prestamista quien se envilece en el comercio del dinero y no habiendo muchos que acepten el descrédito de dicho oficio, puede a sus anchas, sacar el mayor provecho.


La Iglesia católica condenaba el lucro, pero no así el boato del alto clero. Los protestantes luego, inauguraron la otra cara del lucro: la sonrisa de Dios. Y dejó de ser innoble por designio divino. 


Hoy es prestigioso ser banquero. Prestigioso e impune. Los grandes millonarios invierten parte de sus fortunas en emprendimientos solidarios que refuerzan la dependencia, la superioridad de clase, la indignidad y funcionan además, como publicidad.


Lamentablemente al dinero ya no le queda nada de mala fama, y además el humor sale en su auxilio mediante lemas de desagravio:
"La buena vida es cara: hay más barata, pero no es vida."
"El dinero no hace la felicidad, la compra hecha".
Y muchos otros en la misma línea.


¿Ha sido esclavo de miles? ¿O ha esclavizado a miles?*


Buenas noches.


*He visto dos traducciones opuestas en tal sentido. Para los fines de este post, es lo mismo, cambiaría la forma pero no el sentido.









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