lunes, 9 de julio de 2012

Mesianismo docente.

Ayer me quedé pensando con las opiniones y experiencias de deconstruido, un miembro de un foro, que opinó sobre las inquietudes de docencia voluntaria de otro miembro, quien buscaba consejo.

Durante toda mi vida, en mi cobardía, estuve debatiéndome sobre cómo y dónde ejercer mi función docente. Creo que todos los docentes tenemos un poco esa secreta e inconfesada fantasía de superhéroe contra las tinieblas de la ignorancia, esa cosa fea y mala como la baba de los caracoles del Maldonado, ese cuento proyectado de un miembro de Taringa.

La realidad es que yo suelo ponerme en la vereda de enfrente a criticarme despiadadamente en mis actitudes más cuestionables. Tal parezca un poco de cinismo, yo creo más bien que es un poco de locura. ¿Cómo se puede creer y descreer al mismo tiempo en el efecto curativo de la educación? ¿Cómo puedo actuar ante los demás como reserva moral y luego burlarme de mi propio cinismo mostrándome mis contradicciones y bajezas? No sé, creo que no debo creer en lo absoluto como categoría de la realidad y trato de recordármelo a cada instante.

Antes de leer a deconstruido, había estado pensando (y le comentaba a mi pareja, que me observa sin cuestionarme con algo parecido a la ternura como si ya fuera yo un caso perdido) acerca de un escenario a larguísimo plazo.

Supongamos que se pudiera destruir al sistema capitalista. Ya está, no está más, no importa cómo pero se fue. Supongamos que la gente ha comprendido como mejor para sí, una forma de vida libertaria y que es conciente de los males (por haberlos sufrido en carne propia o no) que ha acarreado siempre el sistema capitalista, la violencia silenciosa y acumulada heredada y hecha carne, la lucha despiadada por alcanzar la cima de la pirámide. Y ahora la gente vive bastante en paz, en un ambiente de respeto mutuo, satisfechos todos en sus necesidades y ejerciendo libremente las actividades que más los motivan, con responsabilidad y consecuentemente. Sólo supongamos. No importa cómo.

Siendo el ser humano inquieto y cuestionador por naturaleza, y no impidiendo el libertarianismo el cuestionamiento y habiendo pasado 2, 3 o más generaciones, o sea, habiendo perdido la memoria presente (el haber experimentado) de los sufrimientos que acarreó el sistema anterior. ¿No sería posible que volviera a germinar la codicia y que el ser humano volviera a cuestionar el nuevo statu quo, el de la libertad por el de la libertad discrecional? ¿Podría ocurrir eso?

Y en eso estaba cuando leí a desconstruido.


A veces uno de autoimpone definiciones. Definiciones que lo ayudan a avanzar entre incertidumbres, muletas, bastones. Pero muchas veces (no me atrevería decir que todas), son concientes, y sabemos que son arbitrarias.

La mía (y la mía es totalmente conciente) fue por descarte. ¿Dónde encontrar una reserva moral de donde empezar a germinar una sociedad nueva?

Siendo como suelo decir (con algo de desprecio) una burguesa tecnócrata y siendo mis amigos y mi familia ahora sí de clase media (no lo fuimos, no lo fue la generación anterior ni la anterior a esa) mi gran sueño sería pensar que es posible salvar a la clase media de la falacia del sistema en el que nos insertamos casi exitosamente. Rescatarla.

Una total ingenuidad.

No es que no haya gente de clase media que mira lo que dejó atrás, y decide no ignorar eso y decir "construyamos algo mejor más inclusivo, que respete al hombre como tal, con su libertad de elegir lo que considera mejor para sí mismo". Pero otros sobrevaloran lo que han obtenido, minimizan el precio que pagan y pasan a ser parte de los victimarios de la gran base de la pirámide que necesita el sistema para no derrumbarse.

Entonces pienso que la única reserva moral está (en el sentido urbano de mi vida), en la villa. No porque la moral de la villa sea mejor que la de la clase media, sino sólo porque no está contaminada de ese régimen mortal del capitalismo que es como una secta. Está contaminada de otras pero no tanto de ésta.

Y ahí aparece deconstruido a recordármelo. Él no pretende darme una respuesta a mí (de hecho no hay una pregunta mía y no va dirigida a mí su respuesta) y seguramente tampoco es lo que él dijo, sino mi lectura desde mis planteamientos internos la que hace esta interpretación de las palabras de deconstruido. 

No hay tal vez una contaminación estrictamente capitalista (o tal vez sí, pero como resistencia), pero está la contaminación del poder y no sólo eso, sino de otras fuerzas que desconocemos totalmente.

Y entonces vuelvo a lo que pensaba antes. Si fuera posible un nuevo estado de cosas, ¿cómo sabemos que la historia de la codicia no volvería a recomenzar, y en esa oportunidad como verdaderamente revolucionaria?

Buenos días.

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