jueves, 28 de junio de 2012

La otra educación 2.

Acá en Argentina, nuestra locuaz presidenta Cristina Fernández enfrenta, para beneplácito de unos y temores de otros, a los poderes corporativos. Premeditadamente o no. Porque ahora cierra Nucete, y las automotrices no pueden exportar y los mecánicos no consiguen repuestos. Y un montón de cuestiones más que surgen a partir de una decisión que no se sabe si está lo suficientemente pensada o produce este efecto dominó de carambola.

El punto es que los poderosos se están poniendo algo nerviosos... aunque tampoco tanto porque cuentan con toda una clase media y alta que, dogmatizada como está en la lógica del capitalismo, no ve otro sentido común que ese y no dudará en golpear cuanta puerta tenga timbre para "salvar a la patria".

Lo mejor que le podría pasar al pueblo es que ninguna puerta se abra. Pero eso no va a ocurrir, porque abrir la puerta siempre tiene costo y un terrible costo. Y ese costo es ganancia para el poder de siempre.

Se perdíó durante estos años, una oportunidad muy valiosa de educar al pueblo, a pulmón, en la libertad y en el pensamiento crítico. Entretenidos como estamos en el circo que montan para nosotros: el conventillo politiqueril y las luminarias del consumo conspicuo.

Educar también es acción directa y para mí mucho más efectivo que incendiar autos, poner una o más bombas o atentar contra algún poderoso. Y además, las acciones directas como atentados a la propiedad y a las personas, genera temor, no adhesión, produce miedos, rechazo. La gente se siente amenazada en su libertad. Justamente lo contrario a lo que debería ocurrir. Yo creo que una pasión desorientada y desesperada hace que no se alcance a ver es cómo se revitaliza el sistema capitalista con eso.

¿Por qué?

Porque la lógica del capitalismo fue difundida en la escuela, en las empresas, en los colegios, en la Iglesia, desde todos lados se habla con los términos del liberalismo económico, hasta los comunistas y los socialistas hablan con el lenguaje del corto plazo de la lógica macroeconómica, por dar un ejemplo.

Y las pirámides creadas están ahí tentando gente. Y no hay nada mejor que generar vacantes para revitalizar la ansiedad del ascenso. Esos pocos lugares disponibles para los mejor preparados o los más afortunados.

Y las soluciones se buscan por siempre por ahí. Salvarse, "salir hechos".

Hoy, la solución de moda es el consumo.  El tiempo que dedicás a consumir no lo dedicás a ninguna otra cosa. Trabajar y consumir, trabajar más para consumir más. Y trabajar más para producir mayor variedad, mayor oferta de espejitos de colores y consumir fundamentalmente tiempo, la vida, eligiendo qué consumir, consumiento y trabajando. No es sólo un tema de desechos, es un tema de distracción. Las reglas de juego están firmes mientras no haya oportunidades para pensar.

¿Y cómo le cambiás la lógica al sistema? Contraeducando.

Pero el tiempo que se ocupa en tomar otras acciones directas no se aplica a lo que es una solución mucho más radical: cambiarle la cabeza a la gente. Todos los idealistas tendríamos que estar difundiendo ideas, pero no sólo difundiendo, haciendo, poniendo en práctica esas ideas.

La mejor acción directa es contraeducar sin etiquetas, sin ninguna de las palabras que la gente ya conoce y aprendió a asociar a sus miedos. A esos miedos que el poder se encargó muy bien de anclar en las conciencias.

Educar en la autonomía, educar en la libertad y en el respeto. Educar en el reconocimiento del otro. Educar en el reconocimiento del sinsentido y peligro de las barreras.

Y, ahora sí, generar una lógica distinta, con conceptos completamente nuevos, sin el vocabulario del liberalismo, como una opción totalmente autónoma y no referencial al capitalismo.

Buenos días.



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