viernes, 4 de noviembre de 2011

La palabra que cura o mata.

Una psiquiatra me dijo que los psiquiatras argentinos se solazan en buscarle la quinta pata al gato en esto de las palabras elegidas, las formas de decir y demás y que más les redituaría estudiar química para entender cómo funciona la química cerebral y cómo pueden obtenerse resultados visibles (medibles, concretos, observables) con métodos científicos. Estas son palabras mías, ella no utilizó estas pero es lo que yo entendí de las cosas que dijo. De más está decir que ella se destaca por sus conocimientos de farmacología y en el último congreso internacional de Psiquiatría que tuvo lugar en Buenos Aires en setiembre de este año, su atención se concentró en las conferencias acerca de conocimientos más "duros".

Hoy, además, una compañera mía de trabajo, que volvió del Congreso Internacional de Psicoterapia Corporal en donde fue panelista, mencionó sorprendida que dos profesionales habían desestimado el valor del arte en la psicoterapia, que el arte no puede utilizarse como herramienta en un tratamiento, mientras el otro mencionaba que era inconveniente la utilización de máscaras en las actividades terapéuticas. La maestra de mi amiga (Elina Matoso) es una impulsora del uso de máscaras y de mapa fantasmático como elementos y herramientas respectivamente, tanto para el diagnóstico como para el trabajo corporal.

¿Exageramos cuando damos el valor que atribuimos a los símbolos, lo dicho y la forma en que fue dicho (el arte en realidad abunda en símbolos, en transposiciones)? O simplemente hemos aprendido a ignorar y sepultar aquello que nos genera una evocación, un malentendido, un equívoco inintencionado. ¿Cuán profundamente puede influenciar y de qué forma se desencadenan los procesos de negación para taparlo y que lleguemos al punto de asegurar que son "pavadas" esas cosas?

¿O no es así y simplemente hemos sobrevalorado el efecto de las palabras y los gestos en la construcción de la autoestima?

Aquí hay unos videos sobre la violencia verbal y las etiquetas. Démosle una mirada a estos links:
http://www.youtube.com/watch?v=wwUeP_d-0s8
http://www.youtube.com/watch?v=ltcTdToOje0
(hay más de esta campaña)
http://www.youtube.com/watch?v=G_qiKHrxmkQ
Hay muchos más ejemplos

Ojo. Cualquier extremo es perjudicial, y en general, la publicidad y las presentaciones exacerban aspectos de interés para lograr que con poca atención el mensaje sea captado.

En un extremo tenemos al chico con trastorno por déficit de atención que se medica desde edad muy temprana y que no aprende a lidiar consigo mismo y con sus metas.

En el otro extremo tenemos al chico hiperactivo o sin atención suficiente de los padres, que se convierte en un niño índigo al que hay que dejar hacer.

Acá también hay palabras, las etiquetas son palabras y no sólo las que descalifican. También las que cargan de presión a la gente. Índigo, trastorno por déficit de atención, inútil, superdotado, torpe, irresponsable, infalible.

Tapar las palabras con palabras es una forma de "matar". Dejar que las palabras expresen, es una forma de "curar".

Buenos días.



Ambos extremos


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