lunes, 11 de julio de 2011

Me viene bien, te viene bien

Hace un tiempo atrás me indignaba cuando en una marcha (protesta también) ocurría una de las dos cosas que siguen:
  • El periodista ponían en boca del "marchista" (llamemos "marchista" de ahora en más a las personas que acuden a una marcha, protesta o escrache) los argumentos que debía afirmar/referir esta persona
  • Cada entrevistado aducía un argumento distinto
El primer caso a veces es muy grosero. Algunas veces las preguntas que guían al marchista son muy evidentes, otras están hechas en un lenguaje ajeno al suyo y al repetir textualmente queda en evidencia.

Este caso es el típico del que va porque está enojado o quiere expresar disconformidad y cualquier argumento le viene bien. Uno mira para abajo, a un lado, estirando la ceja y dice "Bueh" y la cosa no pasa de ahí.

Pero el segundo caso es peor para mí. Porque da cuenta del grado de manipulación a que está sometido el marchista.

Recuerdo que hace unos años un periodista preguntaba a distintos marchistas "por qué es la marcha":
-porque no pagan los sueldos
-porque no nos dan aumentos
-para que aumenten el presupuesto para salud
-en solidaridad con el sindicato X o los empleados de la empresa Y

El periodista preguntaba por el otro argumento:
-¿No les pagan hace cuántos meses?
-No, sí nos pagan, pero no alcanza para nada. Hace un montón que no nos aumentan.

O bien:
-¿La marcha es por mejora salarial?
-Sí, y además en solidaridad con el sindicato X

Y luego:
-¿Usted viene por el aumento...
-Sí (interrumpiendo)
-O por solidaridad al sindicato X?
-Ah, no, a ver, che Pancho, ¿por qué es la marcha?

Estos ejemplos son reales. No los datos exactos pero sí la situación. Me quedaron muy grabadas.

El año pasado con las protestas estudiantiles pasó algo similar. Preguntados varios estudiantes, hubo por lo menos 3 respuestas distintas. En definitiva nadie sabía muy bien por qué estaban allí... salvo unos pocos. Y con los chicos me parece más grave que con adultos.

Lo mismo pasó con lo de Kraft al comienzo. Como Kraft queda a 200 metros de donde trabajo, los cortes me afectaban directamente. Yo tenía información de la radio, de gente que trabajaba en Kraft (personal no jerárquico) y de los vecinos. Las primeras declaraciones en la radio me indignaron. No sólo eran erráticas sino que desmentían hechos que me constaban (por haberme llegado de fuentes en las que yo confío) que habían ocurrido. O bien, por el contrario, se creaban situaciones que no habían ocurrido en la realidad. Las declaraciones a los largo de los días y luego de los meses, fueron variando. Los argumentos finales no tenían nada que ver con los inciales. No importaba: la gente repite lo último que escucha y no revisa hacia atrás el curso de los acontecimientos.

También en este caso los periodistas buscaron los testimonios de distintos sindicalistas y operarios. Y desde luego, igual que en los otros casos hubo distintas versiones.

Hace poco alguien comentó en una reunión, respecto a otro rubro, y otros años, que era "sabido" que se acostumbra a hacer acuerdos entre los sindicatos y la patronal. Esto siempre ha sido parte del folklore y yo conocía ese folklore (quién no, dirás). Pero nunca me constaron los detalles, salvo alguna anécdota de alguien conocido. Dice el folklore que en general estos acuerdos son negociaciones ganar-ganar entre las partes patronal y sindicato (no empleados, que no son parte real).

Por ejemplo, hay que reducir 20 puestos (por inventar). Entonces se reúne la patronal con el sindicato y acuerdan despedir a 200 y mediante conflictos ir bajando hasta los 20 necesarios. La empresa consigue los que quiere (20 puestos menos) y el sindicato queda como héroes que salvaron 180 puestos de trabajo.

No me consta que sea así pero tampoco me arriesgaría a afirmar que es mentira. Saco las cuentas y el costo económico del efecto colateral me hace parecer esto como una fantasía. Si fuera así para el mundo ya no hay arreglo posible. Pero no me parece imposible. La gente con poder muchas veces es inescrupulosa. Y eso que estoy sacando de en medio el costo y desgaste sociales.

La conclusión es que en definitiva, no importa los motivos reales, sí importa la excusa que sirve de detonante y los resultados finales. Si pudiéramos saber cuál era el objetivo previo mucho mejor, pero en general esto nunca llega a trascender. ¿Pensamiento conspirativo? Hay mucho para hablar de eso también.

Yo pienso en todas las marchas que fui. Fui creyendo que iba por un motivo pero a larga se supo que había otras cuestiones detrás. Y yo, haciendo número.

También recuerdo la poca información que tenía cuando fui a protestar a la DINADEA en los '80, por la Escuela Esnaola, por la Ley de Educación Superior en el '95, ya como ayudante en Ingeniería, y en otras muchas oportunidades. Por más que uno intente informarse con anterioridad es muy difícil lograr estar "bien" informado y tener "la posta" de lo que realmente está ocurriendo o qué hay detrás de una convocatoria.

Con qué poca información y con qué mala memoria he votado. Y aunque los demás digan: "vos, yo no". La realidad es "sí, vos también".

Tengo experiencia en el "idiotautilismo".

Somos manada. Nosotros vamos al corral, al pastoreo, al corral, al pastoreo.

Y tarde o temprano, al matadero.


Buenos días.


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