jueves, 20 de enero de 2011

El trabajo como valor V: la identidad y los males

El tercer artículo de la revista "Cuaderno de Materiales" Nro. 9 de 1999 luego de hacer una breve cronología de la mutación y diversificación del concepto de trabajo, trata en particular de las diferencias que los cambios sociales, han impreso al trabajo obrero.

Desarrolla el tema de la identidad alrededor del trabajo obrero. Cómo éste da origen al movimiento obrero, y fundamentalmente al "ser obrero" y todas sus derivaciones, un montón de connotaciones culturales que se comienzan a diluir a partir de ciertos cambios sociales.

Menciona, por ejemplo, lo geográfico, la proximidad con el lugar de trabajo y con sus compañeros. Otro aspecto es el uso del tiempo libre, que anteriormente estaba relacionado con sus compañeros y hoy es más autónomo. Y finalmente una última anotación, la identificación con valores en forma vertical (atravesando distintas clases sociales) en reemplazo o adición a la identificación horizontal (en la misma clase, e incluso fábrica).

Estos tres aspectos se evidenciaban como "aglutinadores", brindando un marco de referencia, un grupo de pertenencia. Pareciera que hoy los significados de la vida son más autónomos del trabajo y están relacionándose más a otros asuntos, más lábiles, de lazos más suaves.

Este cambio produce una mella en la identidad obrera.

Este debilitamiento se acentúa con los progresos tecnológicos. Hay ahora distintas categorías de obreros, una estratificación (leer la nota al respecto), y no todos están en la misma posición. Y aún más al sumar la división internacional del trabajo. Ya no hay una "clase obrera". Algunos obreros trabajan más cómodamente que otros, algunos ya no realizan esfuerzos físicos relevantes. En Arg. tendríamos algunos puntos más, como la cobertura social, el trabajo en negro, además de lo pesado o no que sea el trabajo.

El artículo habla de la identidad y menciona estos 4 puntos como disgregadores de la identidad. Pero, ¿podría estar operando más profundamente? Viendo lo que ha ido significando el trabajo, desde castigo divino a razón de ser, ¿no podrá estar pasando, además, que las transformaciones sociales y la consecuente pérdida de identidad, creen cierta sensación de orfandad?

No quisiera dejar de resaltar una nota que incluye el autor en su artículo y que dice textualmente acerca del mito del trabajo como medio de realización y de expansión de la personalidad: "[...] toma de conciencia sobre los males que acarrea el trabajo, toma de conciencia que, debido a la ambivalencia del fenómeno, ha encontrado tradicionalmente grandes dificultades para expresarse. [...] Seguramente, esa dificultad guarda relación con las limitaciones educativas, pero también con el contraste entre el valor asignado al trabajo y su reconocimiento social, de un lado, y su lado perverso, de otro, esto es, las penalidades de todo orden que acompañan al trabajo, los males físicos y síquicos que causa. Merecería la pena detenerse en este último aspecto, pero no es este el momento. No me resisto a mencionar el
apasionante trabajo sobre los perjudiciales efectos de la intensificación del trabajo resultante de la introducción de las nuevas tecnologías realizado por Michel Gollac y Serge Volkoff, ACitius, altius, fortius@, Actes de la Recherche en Sciences Sociales, n1 114, sept. De 1996, pp. 54-67." (*)

Creo que esta cita es muy importante porque se menciona al trabajo como ocasionador de males físicos y psíquicos. No es algo que se nos escape, pero, como se ha dicho anteriormente en este blog, lo tenemos "NATURALIZADO". Los males psíquicos son de distinta naturaleza. Buscaré información al respecto, es una promesa. Pero para empezar, notemos que las dificultades para expresar todo lo que implica el trabajo para una persona, la negación por parte de los médicos de este fenómeno, el tratamiento que la OMS hace al respecto (citado en algunos posts anteriores) y profundizado por las leyes en lo que respecto al maltrato laboral, todo esto, nos dice que el trabajo es mucho más en nuestra vida y en la sociedad, de lo que querríamos admitir.

¿Cuán diferentes seríamos si no nos sintiéramos obligados a hacerlo?

Buenos días.



(*) Dejé "la cita de la cita" porque tal vez es interesante acceder a dicho material para indagar más profundamente.



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