viernes, 5 de febrero de 2016

Niñxs diferentes.

Sobre los niños y las niñas "especiales".

Todos los niños y todas las niñas son especiales.

Tenemos una sociedad acostumbrada a catalogar a la gente como a productos, y asignarle calidades. Ni la ISO 9000 habla de "buena" o "mala" calidad, ni aún de "mejor" calidad. Pero el concepto arbitrario de "calidades" de gente, subyace a esta necesidad de etiquetarlo todo, incluso a las personas.

Entiendo que algunxs se abocan a buscar eufemismos para focalizarse en las diferencias en forma positiva es una de las batallas parciales para eliminar los prejuicios.

En este sentido los esfuerzos por elegir las palabras más adecuadas, menos ofensivas que no cuenten aún con la carga del prejuicio es una forma de enfocar la cabeza en otro ángulo. Valoro eso y lo respeto.

Pero creo que es un recurso, no un fin. El fin no es aprender a dirigirse a "esas" personas sin ser ofensivx. Eso no cambiar la realidad del/de la otrx.

El fin es para mí, otro.

Para mí el fin, al hablar de personas "especiales" o con "capacidades diferentes", niñxs en este caso, es destruir la creencia de base de que las personas deben parecerse en algunas cuestiones para ser consideradas normales y que las diferencias podrían ser contagiosas.

Las diferencias no son contagiosas, por el contrario, la similitud es forzada, es artificial.

Lo natural es que seamos diferentes y que coincidamos por afinidad o por voluntad con la suficiente libertad como para incluso, dejar de lado circunstancialmente esas coincidencias o esas diferencias.

Eso es lo que tenemos que aprender, me parece. Pero no aprender para repetir o para forzarnos, sino para naturalizarlo, para llegar al punto de ni pensarlo.

De lo contrario la "aceptación" viene teñida de lástima.

Y jamás vi que la lástima ayudara a alguien. Por el contrario, coloca al/a la otrx en un lugar fatalista, de inmovilidad, de desprotección, de debilidad y de inferioridad, y ese lugar es paralizante.

El fin, me parece, que debería ser eliminar la idea de la "norma" y lo "diferente".

Es cierto que como sociedad estimulamos esa diferencia: "si a tal edad no hace tal cosa, está atrasadx, corrijamos eso".

¿Corregir? Estoy de acuerdo con estimular, buscar la forma de estimular que las personas desarrollen su autonomía.

Pero no es eso de lo que se habla, no de ese modo, no con ese respeto. Al punto de tener que obtener un certificado de discapacidad, un estigma, para acceder a estímulos o ayudas particulares.

Y lxs demás, ¿no necesitamos ayuda para desarrollar nada?

¿¿De veras??

La mayoría de lxs adultxs "normales" y "exitosxs" consideran que es una elección personal el no explotar a otrxs, y se hacen viejos sin haber llegado a desarrollar eso tan básico jamás. Y nadie les da tratamiento médico por eso, y nadie lxs excluye de sus actividades sociales. Por el contrario, la sociedad aplaude esa discapacidad porque en la ostentación de esa diferencia ve la marca del éxito. Discapacitadx el que explota y discapacitadx quien admira su supuesto éxito.

Y la explotación viene en una gran variedad de matices.

Ese es sólo un ejemplo.

Y si de libertad de trata, el solo hecho de querer no "da derecho" a pertenecer. Tenemos tanto derecho a desear como a que nos pongan límites. Lo que hay que trabajar es la naturaleza y el origen de esos límites. O la naturaleza y sobre todo la pertinencia de las restricciones. O la consecuencia de ignorarlas relacionadas con posibles riesgos, por ejemplo.

¿Por qué un niño o una niña diferente de un grupo determinado no es aceptadx en una actividad en la que su diferencia no tiene ninguna importancia?

Eso es lo que hay que trabajar. Las actividades que pueden hacer juntxs.

Hace un par de años atrás una adolescente decía de otra que mostraba algún tipo de problema por el cual no ha logrado aprender a escribir o leer si no es con ayuda: "de tonta no tiene nada, es igual que yo, yo no noto ninguna diferencia".

Sí, había diferencia. Una gran diferencia en las posibles actividades que una y otra podrán desarrollar potencialmente en el futuro. O en el tipo de limitaciones que encuentren para avanzar sobre algunas cuestiones. No poder leer le va a impedir hacer algunas cosas a una de ellas. En la misma medida que el poder hacerlo no hizo que la otra hiciera una diferencia notable en su vida.

Porque sus efectos en la vida pueden tener que ver en gran medida con las decisiones.

Pero esas adolescentes no tienen por qué hacer las mismas cosas todo el tiempo. Eso es problema de la escuela y del trabajo que necesita encerrar a la gente las mejores horas del día y forzar las coincidencias. Pero sí podrían coincidir espontáneamente en algunas actividades.

Y su felicidad no tiene por qué depender de lo que no puedan hacer. Ni su subsistencia, ni su autonomía.

El hecho es que en los juegos y charlas de adolescentes, no había diferencia.

Un niñx que no sabe leer puede perfectamente pegarle a una piñata o jugar una carrera con una cuchara con un huevo, y divertirse todxs por igual.

Otrx niñx que no puede caminar o mover sus brazos o que no tiene equilibrio podría ser expertx en juegos de preguntas y respuestas y ser muy valoradx en un equipo. Otrx niñx podría ser expertx en inflar globos, o soplar con una servatana. Hay tantas formas de no notar diferencias.

El problema es la autonomía y garantizar el placer y la compañía. Porque los grandes males (y no necesariamente de las personas presuntamente "especiales") es la dependencia, el tedio y la sensación de soledad y abandono.

Insisto en que la supuesta necesidad de que lxs niñxs hagan todxs lo mismo, al mismo tiempo y en el mismo lugar no es problema de lxs niñxs, sino de la escuela. Es el sistema escolar el que lo necesita. Lxs niñxs naturalmente desarrollar sus capacidades a distinto ritmo. Y va a haber desviaciones, sí, que se puede intentar estimular sin tortularlxs. Y sí, hay gente que se especializa en encontrarle la vuelta. Pero eso no tiene por qué ser causa de descalificación o de lástima.

Sé que hoy en día, hay muchas afecciones que impiden la autonomía a mucha gente. La sociedad tiene que tener como meta, desarrollar formas que posibiliten esa autonomía. ¿Quién no desea ser autónomx y asociarte a otrxs no por obligación sino por elección de acuerdo a sus afinidades y pasiones?

Y si la afección fuera tan severa, poder desarrollar formas del placer y del disfrute que posibiliten a esas personas ser felices. Y en lo posible, ser felices simultáneamente con otrxs.

El fin, para mí no puede omitir eliminar la lástima. La lástima lastima. Lastima a las dos partes, pone en una situación de dependencia, impotencia y dolor a una y en posición de culpa, obligación y falta a la otra.

Y ese fin se alcanzaría con la destrucción de los conceptos de grupos estancos, inmóviles, de acuerdo a unas pocas capacidades sobrevaluadas, como configurando castas.

Por eso me parece que negar las diferencias es necedad. Hay muchas cosas que no podemos hacer, cada unx de nosotrxs, pero eso no nos coloca en la categoría de irreconciliables en todo ni es justificación para exiliar al ghetto de lxs "pobrecitxs" a las personas.

La integración verdadera para mí es la eliminación de los prejuicios sobre las diferencias. No es poco trabajo. Porque negar la diferencia no le hace bien a nadie. Y catalogar a alguien artificialmente como "diferente" tampoco. Todxs lo somos.

Buenos días.



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