jueves, 12 de marzo de 2015

El lucrativo negocio de la enfermedad.

Un colega me contó algo que se suma a otros casos similares que he escuchado.

No viene al caso de cómo llegó al punto, el hecho es que hablando con uno de los especialistas de mayor trayectoria en Fibrosis Quística (una enfermedad genética terrible), éste le dijo que la cura ya existe: una corrección química genética, pero que la industria farmacéutica lo tiene frenado.

Se suma a otro caso que me comentaba que un odontólogo le había comentado a otro conocido que había ya una cura o prevención definitiva para las caries, pero que nuevamente, se frenaba porque la industria odontológica perdería fortunas.

Ya sé que me dirán algunos que son mentiras, leyendas urbanas, pensamiento conspirativo, conspiración contra las corporaciones económicas gigantes, etc. Que no puedo creer estas cosas. Que todos hemos escuchado de curas para el cáncer y para enfermedades degenerativas muy bravas, que llevan a la tumba a millones.

En definitiva los que creen que son leyendas urbanas lo que no pueden creer es que los intereses económicos puedan guiar las decisiones de no curar.

Cada uno deposita su fe no donde quiere sino donde le sale. No es una cuestión de voluntad. Tenemos propensión a creer en una u otra cosa en función de lo que hemos vivido, tal vez.

El costo de una criatura con Fibrosis Quística leve (un grado de afectación no muy avanzado) le salía a una obra social $60.000 por año hace varios años atrás, según me contó el mismo colega. Enfermos de enfermedades degenerativas o enfermos terminales podían costar en ese mismo año hasta $ 2.500.000 mensuales.

Si miramos estos números de hace años tal vez nos podamos dar una idea de cuál es la relevancia económica de la enfermedad. Cuántos profesionales, administrativos, instituciones, laboratoristas, industriales (diagnóstico), paramédicos viven de la enfermedad.

Quienes se preocupan por curar no son cómplices, la mayor parte del tiempo son ignorantes de que exista la forma de ahorrar estos sufrimientos. Son funcionales sin saberlo.

Lo mismo la eutanasia, el derecho a morir con dignidad.

Sostener el mal, la enfermedad, el dolor, para que no se derrumben algunos negocios no me parece algo tan loco, si pensamos que los estados de todo el mundo sostienen, promueven y protegen los grandes negocios de armas, drogas y trata de personas (de diverso tipo). Siempre está la política detrás de estos negocios. ¿Por qué pensar que los depositarios y dosificadores del poder van a estar ajenos a un negocio tan lucrativo como es el de la enfermedad?

¿Acaso no nos enteramos de grandes escándalos de ensayos no ya de nuevas drogras, sino de nuevas bacterias y retrovirus, las armas químicas? ¿Quiénes llevan adelante esos desarrollos?

¿Acaso alguien sigue creyendo que el mundo se divide en buenos y malos y que un arma está bien usada si la usan los buenos y mal usada si la usan los malos, causando el mismo daño en "inocentes" (como si hubiera "culpables")?

Cuando escuchaba a mi colega yo sentía que me prendía fuego. No puedo evitar que en medio de mi ofuscación no pueda diferenciar todos los factores que se juntan y hacen ignición en mí.

El sufrimiento de los más vulnerables es suficiente motivo, pero cuando lo pienso en grande se suman cada vez más motivos y se produce en mí el mismo efecto de la fisión nuclear.

Lo lamento, no puedo pensar en la inocencia en estos casos.


Buenas tardes.


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