domingo, 1 de marzo de 2015

Inteligencia social al alcance de todos y todas.

Recién en la radio hablaban del uso que hace RRHH de Google y de las redes profesionales y sociales de nuestra presencia en Internet.

No es novedad, sin duda.

Lo que yo lamento es la tendencia a la fragmentación (de la personalidad). Las falsas inducciones a las que se llega y cómo esto condiciona a la gente a la hora de desplegarse en Internet.

Me refiero a que una persona puede tener opiniones muy controvertidas o gustos infrecuentes y no por eso desempeñarse inapropiadamente en un trabajo, o no ser productivo.

Muchas veces se sacan conclusiones apresuradas o se pretende razonar determinísticamente en cuestiones sociales o personales. Más allá de que nuestra real forma de ser pueda aportar algún color, creer que pueden sacarse conclusiones determinantes acerca del futuro desempeño de un profesional me parece abusivo.

Que en Facebook se pueda ver a una persona subida a una carroza de carnaval no me parece relevante a la hora de hacer "inteligencia" sobre un candidato en una red social. Me parece más relevante, en todo caso ver cuál es el comportamiento en una red profesional más que social o si separa perfiles, o sea, si cuida y separa, o si no lo hace, por qué.

O si finge una personalidad, actividad o producción profesional ficticia.

No me gusta ese afán de control sobre los demás, en donde no podés mostrar aspectos que otros juzguen controvertidos. Es como una ablación de la personalidad. Deducir que una persona sea "loquita" o "rara" porque se desahoga puede ser apresurado, tal vez esa persona usa esa cuenta de Twitter en particular justamente para desahogarse y no arrastrar sus molestias a otros ámbitos.

Una persona que se desata o que directamente derrapa puede hacerlo sin aviso (bomba de tiempo) o con aviso (advertencias). No hay forma de saberlo cuando no se conoce a la persona. Una persona callada, que no tiene perfil en Internet, o que es siempre políticamente correcto podría ser un sociópata también. Es más, muchos sociópatas eran precisamente "tapados".

Muchas personas apenas conflictivas, no muestran hilachas. Y muchas personas simplemente levemente molestas, descargan la mayor parte de sus "locuras" en palabras e imágenes (cables a tierra) sin llegar a mayores en la realidad. Personas difíciles con las que se pueden hacer grandes cosas, sólo por aceptar que somos distintxs.

Las redes propician canales para descargar fantasías, hacen sociables a los tímidos y ofrecen la ocasión de desarrollar personalidades interesantes a personas que en la realidad encuentran dificultades para relacionarse con libertad.

¿Cuál es la realidad? ¿Cuál es la realidad ampliada por las aspiraciones y conveniencias? ¿Cuál es la realidad ampliada por la impotencia?

Yo me muevo bastante socialmente. He conocido muchísima gente en mis trabajos, en mis actividades sociales y culturales, en la calle, en cualquier lado y también en Internet. Y no he visto una correlación fuerte como para hacer una inteligencia social y sacar conclusiones determinantes.

En el otro extremo, en el del autobombo, está la trampa más absurda en la que cae la gente de RRHH. La gente que se "vende bien" que resulta "puro humo". Que dice más de lo que hace, o que lo que hace es irrelevante.

Puedo estar equivocada pero prefiero abstenerme de sacar conclusiones que afecten a las personas, segregándolas y etiquetándolas apresuradamente a modo de diagnóstico (tal vez sí informalmente pero no en forma vinculante).

Y más aún cristalizándolas, congelándolas en el tiempo como si las circunstancias no fueran relevantes a la hora de actuar o replegarse, de opinar o callar, de aportar talento o mediocridad.

Es en los hechos y en las condiciones de contexto en donde me parece más pruedente detenerse.


Buenas tardes.


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