sábado, 19 de enero de 2013

Libertad, esa ambigüedad tan controvertida I.

Éste es 1 de los varios posts de este tema. Vamos al inicio. 

Yo he experimentado los malestares de la falta de libertad varias veces en mi vida.

No es una cuestión política, o al menos no solamente. Yo creo que las personas inseguras, que no han logrado desprenderse de las tutelas de la niñez son las que eligen las universidades con horarios prolijos, con seguimiento de tareas, con correcciones meticulosas, con consignas detalladas y precisas. En estos terrenos no hay creatividad. Tampoco hay responsabilidad. Al estar todo pautado, aceptado, certificado, la responsabilidad cae en los diseñadores de estos controles. Controles como consignas, exámenes, certificaciones. De esta manera se asegura la homogeneidad que necesita el poder: todos los ciudadanos tienen más o menos las mismas concepciones éticas, los mismos conocimientos, las mismas normas sociales, las mismas preferencias, el mismo abanico de alternativas aceptable. Homogeneización de las personas. Con lo que personas parecidas producen productos parecidos. Muy similares: películas parecidas, productos de consumo parecidos, casas parecidas, formas de vestirse y hablar parecidas. Para que la gente no se dé cuenta, se crean distintos "estilos". Estilos para todos: formales, clásicos, modernos, audaces, transgresores. Y un mercado para cada estilo. Esto crea una ilusión de libertad. Cada estilo tiene un conjunto de normas que asegura que sus cultores se mantengan dentro de esos límites. Mientras estés dentro de esos límites, gozás de una relativa libertad.

La creatividad está también acotada. Esto no es idea mía. Muchos libros hablan de esto. Sobre todo sobre la adminitración de la cultura (la cultura como terreno de la creatividad) y de las industrias culturales. El Marketing cultural.

No te creas original. No lo sos. Te venden algún producto de originalidad garantizada frente a otras preferencias pero nunca dentro de la tuya en donde funciona un proceso recursivo de identificación y reforzamiento de esa identidad.

Pero además una cosa es la identidad y otra la identificación.

¿Pero qué pasa cuando una persona no cuadra en estos nichos pre-digeridos? ¿Qué pasa cuando estos carriles de identidad quedan estrechos, no por amplios, sino por fronterizos? Hoy en día estamos cursando este proceso. Ahora todo es personalizable. ¿De qué forma controlamos entonces a estas personas que no aceptan los límites predigeridos, prediseñados, ajustados a un molde? Ofreciéndoles varios moldes combinables. ¿Pero cómo hacemos para poder venderle (por ejemplo) a esos individuos que no están completamente en un único molde? Necesitamos un hilo conductor: documento de identidad, nacionalidad, género, dirección de email, números de cuentas bancarias, tarjetas de crédito, pasaportes, peajes, tarjetas con chips (telefónicas, pasajes, etc), tarjetas de identificación laboral, teléfono celular, id de redes sociales, gps, la conexión de banda ancha.

Ahora sí, sabemos quién sos, qué te gusta, dónde estás, qué pensás.

Ahora sí puedo ofrecerte un montón de herramientas de seguridad para que no abandones esa sensación de tutela consentida y respetuosa. Contraseñas, acuerdos de privacidad, secreto bancario, confidencialidad de tu historia clínica y de tus DDJJ, etc.

Pero sin duda que no hay mayor libertad que el anonimato. Que nadie sepa quién soy, donde estoy, qué pienso o qué hago, es la mejor garantía de que nadie tenga elementos para forzarme, cercarme, controlarme, seguirme.

¿Estamos realemente más seguros con más controles? ¿Hay algún avance tecnológico que no pueda violarse y usarse con fines de hostigamiento? No existe. Sólo existen las buenas intenciones y las malas.

¿Pero dónde reside esa intención?

Una persona común mayormente no tiene malas intenciones. En general está ocupada en sus menesteres, sus afectos, su trabajo y no tiene ni mucho tiempo ni mucho interés en lo que hacen los otros. Es la mejor forma de la libertad, ocuparse de uno y de los afectos más próximos. Es lo más sano, también, para mí.

Una persona común tiene malas intenciones cuando es presionado, empujado a demostrar que vale porque sino se queda afuera, cuando debe demostrar que tiene para demostrar sus logros y por ende su valor y ganarse el respeto de los otros para no ser atropellado. ¿Pero es natural esto? ¿De dónde sale?

Sale de la cacería. Si yo te pongo obstáculos para que tengas lo que querés vas a desarrollar métodos para obtenerlo. ¿Y por qué obtenerlo? Por intereses. Reales como comer, vestirse, gozar de la belleza, guarecerse. Irreales, como superar a otros.

Si no hubiera obstáculos para obtener lo necesario no habría personas molestas que se inmiscuyen en los asuntos de los demás. Y si la gente estuviera en contacto con sus propios gustos y necesidades tampoco habría intereses falsos.

Pero esos intereses son creados por la empresas para vendernos sus productos, que por el tema de la propiedad privada, no están al alcance de todos, sólo de aquellos que desarrollan medios para obtenerlos. Y eso genera esa lucha para desarrollar esos medios y merecer ese bien o servicio cuya necesidad me crearon.

Si yo fuera anónima, no recibiría llamados diciéndome lo que necesito, lo que me conviene. Si fuera anónima, no recibiría sugerencias en mi email para que consuma esto o lo otro. Si yo fuera anónima nadie podría emboscarme a la salida de un banco. Tal vez no tendría necesidad de ir un banco.

Yo empecé a sentir esta sensación de control omnipresente un día que estaba con mi billetera frente a la PC. Tenía abiertos el sitio del banco, de la AFIP, del correo, y de algún sitio de compras. Estaban las tarjetas y documentos frente a mí, algunas tarjetas con chips (en ese momento Subtecard) y algunas credenciales. Tal vez no fue la primera vez que empezaba a sentirme cercada pero fue ese día (tal vez irreal y creado para este post) cuando me dije: SABE QUIÉN SOY, QUÉ HAGO Y DÓNDE ESTOY EN CADA MOMENTO.

Buenos días.


DELIMITACIÓN DE RESPONSABILIDAD: Todas las afirmaciones de este blog son libres interpretaciones mías, sujetas a posibles, abruptos y arbitrarios cambios de opinión sin aviso previo.

3 comentarios:

Jora dijo...

La libertad está directamente relacionada con la necesidad. Cuanto más necesitamos, mas condicionados estamos.

Una persona que no necesita tecnología alguna, ni ropa y comida sabrosa, ni baño ni techo, bien podría vivir desnuda en el bosque.

Una persona "civilizada" siempre va a necesitar de ciertos productos que solo son producidos por la industria que existe a partir de la sociedad.

Es decir, no somos libres...

Anónimo dijo...

¿No con las restricciones a la satisfacción de las necesidades? Es verdad que cuanto mayores son nuestras necesidades más condicionados estamos, pero también es cierto que en los casos en que se estudió casos de niños-lobos, o niños salvajes, se pudo comprobar que es el vínculo social lo que nos hace humanos. El punto es discriminar distintos tipos de civilización o formas de vivir en sociedad.
Una persona que ELIGE irse a vivir al bosque desnudo no es una persona que se ha formado en el bosque solo. Son situaciones distintas. El que se va se lleva la cultura consigo, se lleva la civilización a cuestas. Su versión, claro. Pero ya la ha mamado, por eso tiene hábitos, lenguajes, conocimiento.

Jora dijo...

Justamente, una persona que creció en una civilización humana va a tener ciertas necesidades por más que se valla a un bosque. Yo por ejemplo puedo prescindir de mucho, incluso hasta del internet... ¡Pero no imagino mi vida sin las comodidades de mi baño, jajaja!

Un "niño lobo", bueno, tendría otra visión, otra cultura, otras necesidades. Desde un principio tenemos como necesidad el satisfacer el hambre, el sueño, el miedo y peligro, la sed y el frío...

Nunca hablo de la libertad absoluta en cuanto a la libertad que puede tener un humano. Creo que el concepto siempre tiene que estar acompañado por un contexto, ya que no considero que podamos ser jamás realmente libres. También creo que la libertad de elección es en cierta forma una ilusión y que lo que creemos que es nuestra identidad es solo una función neurológica para interactuar con el medio... Pero ya es un poco paranoico el punto de vista :P

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