lunes, 17 de octubre de 2011

Teletrabajo: retomando de a poco este tema.

Veamos un poco mi historia respecto de este tema. Yo trabajo, bastante. Tengo más de un trabajo y me gusta lo que hago. Uno de mis trabajos es mediante el teletrabajo. Pero también me gustan otras cosas. Me gusta investigar, me gusta replantearme si sigo pensando igual o no, me gusta replantear las verdades consagradas a la luz de posibles nuevos hechos, conocimientos o noticias. Me gusta la docencia e incentivar mentes inquietas y me gusta el arte y la reinterpretación y recreación que hace de la vida. Entonces me empiezan a sobrar cosas. Algo tengo que dejar de lado. ¿Cómo hacer para que la vida alcance para disfrutar de ella y para "ganársela" al mismo tiempo?

Entonces en un momento pensé en el teletrabajo. Y cuando empecé a buscar vi que había varias cuestiones que lo hacían difícil. Era complicado y con pocas perspectivas de éxito plantearse en vivir mediante el Teletrabajo. Había muchas falsas promesas, sobre todo con el marketing multinivel y la venta piramidal que parecen ser la respuesta cuando todos los otros intentos fallaron.

Desde algunas perspectivas a las economías les conviene el teletrabajo (desde algunos puntos de vista). Al medioambiente les conviene el teletrabajo. A las personas ordenadas les conviene el teletrabajo.

Pero...

Es muy difícil gozar de la libertad que te permite el teletrabajo con las seguridades de una relación de dependencia.

Es muy difícil acordar los términos de la labor y es muy difícil controlar su cumplimiento.

En el caso de jefes que han tenido la experiencia de trabajar con teletrabajadores de otros países hay cuestiones culturales muy difíciles de zanjar: niveles de comprensión, de sentido común y de obviedades muy diferentes cuando se traspasan los límites de la región (no hablo de continente sino de zonas afines dentro de un mismo país).

Legalmente es muy difícil establecer los límites de la relación laboral y sobre todo es muy complicado delimitar las responsabilidades en caso de siniestros y enfermedades laborales. Si hablamos de vínculos transnacionales, empieza a haber problemas de tributación y responsabilidades.

También se complica a las empresas, mantener un control de la información, sobre todo en casos de información confidencial o secreta por barreras instrumentales de control. Las empresas grandes han ido implementando cada vez más sofisticados mecanismos de seguridad para evitar fugas o intromisiones, sobre todo a partir desde el acceso desde Internet pública.

Por último, a gran parte de las personas les cuesta (hoy, en la transición) separar lo que es el trabajo (en el caso de teletrabajo) de lo personal. Así hay gente que no puede trabajar desde su domicilio porque su familia no entiende que no debe interrumpirlo para resolver asuntos cotidianos. O gente que no puede comprender que está trabajando y prioriza otras tareas a lo laboral, y no puede delimitar un espacio físico y un espacio de tiempo para la labor, o gente que empieza a descuidar su arreglo o higiene personales o bien que se aislan debido a la disminución del contacto humano. La educación debería tomar en serio la formación de perfiles aptos para el teletrabajo y no sólo con las competencias instrumentales necesarias.

Desde la época en que investigaba el tema al día de hoy ha habido cambios. En esa época hubo un programa del Ministerio de Trabajo que llevó adelante con algunas empresas. Otras compañías, abrazaron el modelo corporativo sin convenios con el Ministerio. Así las empresas grandes permiten para algunos puestos, el trabajo desde el domicilio una o dos veces por semana, en un régimen mixto y con ciertas pautas preacordadas. En otros casos, las empresas más chicas y las consultoras, cuentan con personal freelance que trabajan desde cualquier lugar y que concurren ocasionalmente para algunas reuniones eventuales.

El proyecto de Ley de Teletrabajo tal como ingresó en el Congreso nunca prosperó. Un segundo proyecto de ley, más completo y mejor trabajado, que supuestamente presentaría hace unos años el sindicato AGOSIA de la mano (también supuestamente) del Dr. Bauzá (hermano del famoso), nunca vio la luz. Nunca logré coordinar con su secretario general la lectura de dicho proyecto de ley.

Es una realidad creciente, en la medida que se produzca un recambio generacional, se irá concretamendo más naturalmente.

Estos últimos meses en que el tránsito está endemoniado literalmente, se hace imperioso avanzar en este régimen, aunque sea ensayando diversas modalidades en paralelo.

Pero hay dos cuestiones fundamentales: la información, el conocimiento y la colaboración por un lado y la misma naturaleza y necesidad del trabajo por el otro.

He estado dándole vueltas a estos temas, y creo que no me va a resultar fácil darlos por terminados.

Por ahora prefiero disfrutar del transcurso.

Buenos días.


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