sábado, 4 de julio de 2015

Patria, nacionalismo y otras cuestiones inexplicables.

No es la primera vez que escribo sobre esto, ¿qué es la patria?

Ese nacionalismo que se esconde detrás de una bandera, una escarapela y un par de canciones. Que ata con irreflexiva pasión a un kolla, a un santacruceño, un bonaerense y a un porteño que no tienen nada que ver entre sí y que desconocen las necesidades y las dificultades de sus parientes y más aún de uno cuyo nombre ignoran y que vive a 500 km.

¿Se identifican los cuatro con lo mismo?

Para uno la patria es la tierra que lo sustenta, para otro la economía que le da bienestar, para otro los campos poblados de ovejas o las torres de extracción y exploración de petróleo, para otro es la soja y la Sociedad Rural.

Es ridículo hablar de patria.

Pero eso sí, para por lo menos tres de ellos, los kollas, los extranjeros y algunos menos que otros, son algo que podrían incluir en la categoría de mascotas (si se conforman con poco) o usurpadores (si sienten que les quitan un lugar, un privilegio o se atreven a reclamar).

Eso es la patria. Algo que no declaran, que esconden, muy ligado a sí mismos, sin ningún tipo de diversidad y que no sólo excluye sino que además desprecia rotundamente a los otros.

Los ciudadanos son esos seres cultos que se han visto obligados a permitir que voten los ignorantes y con quienes deben disputar los espacios de decisión de sus propios destinos. Sí, es verdad, también son ciudadanos pero no deberían serlo. Como hacían los griegos, había que demostrar que se podía ser ciudadano, contar con un patrimonio. Extranjeros, esclavos y mujeres no eran ciudadanos y no decidían.

Ese es el concepto de Patria Crispada que se esconde detrás de nuestros indignados vecinos ilustrados que creen saber lo mejor para todxs: para el kolla, y para mí. Si es bueno para él, es bueno para nosotrxs también. Ellos saben porque estudiaron. Transcurriendo sus días detrás de un escritorio o jugando tenis u otras actividades de ciudadanos ilustres, saben de su "sacrificio" y minimizan y descartan los padecimientos de los que no tienen voz y que jamás conocieron más que de vista, desde la ventanilla del auto.

Eso es la Patria, la Patria Crispada.

¿Cuánta gente hay de esa?

Poca. Muy poca.

Y yo vivo como algunxs de esxs pocxs.

Pero sé que la mayoría de la gente no tiene un trabajo que le guste, ni que le prodigue un bienestar con todas la letras, o bien que no tiene un trabajo y si lo consigue no puede conservarlo.

La mayoría.

Pero la Patria no es la mayoría, es la minoría de esx ciudadanx al modelo griego clásico. El ciudadano casi patricio, o con aspiraciones de patricio, de distinguido.

Esa Patria es la que tiene fronteras permeables a los ricos que no pasan por inmigración y que viven al margen de la ley, los que trafican armas, drogas, personas. De los capitales que se instalen un uno u otro país. Pero son terriblemente duros con los que trafican chucherías y andan en el chiquitaje. Esas fronteras que además dividen familias o costumbres similares. Y para eso tenemos gendarmes bien armados y preparados para usar la violencia. Y tenemos controles, humillantes a veces para la gente común y que jamás les toca a los intocables. Y los que aspiran a patricixs, creen que sí, que la ley es igual para todxs. Claro, no todas las leyes, algunas tampoco son para ellxs mismxs tampoco.

Esas fronteras definen además quién es y quién no es de esta nación. Defender la integridad implica no dejar entrar a cualquiera, que vengan a quitarnos nuestros trabajos (esos mismos que nosotrxs no haríamos, que alguien tiene que hacer pero mejor mirar para otro lado), que vengan a usar nuestros hospitales y nuestras universidades. Nacer de un lado de la raya te hace automáticamente mejor que otra persona similar al que nació del otro lado de la raya, aunque las casas y las costumbres sean similares, sólo por una cuestión de nacionalidad.

Y entonces despreciamos a los yoruguas, los paraguas, los perucas, los bolitas y odiamos a los brazucas y a los chilenos.

Más allá es otra cosa, Europa, Australia, Estados Unidos. Ciudadanías aspiracionales.

Pero hay más allá y más allá. Por favor no me mencionen ni a Cuba, ni a Venezuela ni a Colombia o México, tierras de atraso, de autoritarismo (nosotrxs no somos autoritarixs, somos jueces del mundo pero eso no es autoritarismo) de populismo, de cárteles o decadencia.

Tampoco somos otros muchos países, tierras de conflictos, sublevaciones, protestas y guerrillas, ni de estados cooptados por religiones intolerantes.

Somos mejores, sin duda.

Esto es la Patria fuera de la realidad, el nacionalismo chovinista y xenófobo.

Buenas noches.






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