viernes, 3 de julio de 2015

Táctica de escándalo.

Ojo con los escándalos. Ayer leía a un compañero, Ezequiel, con un análisis muy desapasionado y para mí, inteligente, de los últimos escandaletes, en donde además analizaba los prejuicios utilizados para diseñar el escándalo.

El escándalo difícilmente sea inocente y espontáneo. No digo imposible, digo difícil.

Voy a empezar llevándolos levemente del escándalo a los medios de comunicación y luego de regreso al escándalo, porque en mi opinión, los medios de comunicación, en esto son fundamentales.

El escándalo en general adquiere dimensión mediática y teniendo en cuenta que los medios configuran uno de los negocios más poderosos asociados a las distintas concentraciones económicas y políticas es fácil ver que un escándalo que se produzca por fuera de los medios debe necesariamente contar con medios alternativos y fundamentalmente el boca a boca. Para ello debe interesar a mucha gente y en general la mayoría de la gente sólo se interesa por lo que los medios se esmeran en definir como de interés fundamental.

Un escándalo sin medios, se difunde y muere en un ghetto (por llamarlo con alguna palabra de fácil asociación con un grupo grande y aislado, no necesariamente en forma despectiva). Trascender esos límites implica un gran consumo de energía. El boca a boca y fundamentalmente el lograr "interesar" a otros, externos al ghetto y mantener su interés para lograr la difusión, o sea, lograr "recurrencia" al tema, no es tarea fácil sin asistencia de los medios, los portavoces. La otra alternativa es la concurrencia de medios alternativos pero estos tienen un alcance limitadísimo a un conjunto reducido pero disperso de personas con un cierto grado de empatía por situaciones que se producen fuera de su entorno cotidiano.

En el peor de los casos, de no tener interesados o de que estos sean muy temerosos, muere como rumor (muchos casos de abuso sexual infantil, por ejemplo).

Los medios de comunicación llamados mass media internacionalmente son precisamente eso medios masivos o más apropiadamente medios para crear masa (en una interpretación arbitrariamente personal). Crean masa en el sentido que generan y sostienen intereses comunes a una escala inimaginable. No por empatía sino por sensibilización inducida generando enojos o bien por sensiblería emotiva provocando lástima (sentirse superiores) o sensación de beatitud (sentirse buenos).

Este poder los hace un interesante instrumento de control social: permite canalizar las frustraciones (sensación de impotencia para alcanzar metas o llevar a cabo proyectos propios) y la pasividad (tendencia a la inacción), tomándolas como materia prima para crear fuerzas (opinión pública, condena social, reclamo social) en función de "algo más".

Estos medios de comunicación requieren de un gran capital para lograr la penetración que les otorga su poder. Los conocimientos para la penetración y manipulación están disponibles en los libros y en los expertos. Una pequeña parte fundamental se aprende en las universidades y una mayor parte en la práctica, en donde suele haber menores pruritos éticos.

Siendo estos medios de comunicación aparatos con un gran capital propio u obtenido a través de poderosos jugadores económicos (aún desconocidos, como son los accionistas), se convierten en un instrumento de inversión: se espera un rendimiento.

Este rendimiento puede ser directo: publicidad cuyo valor queda determinado por el rating, que es la métrica asociada a la llegada del mensaje. Pero también puede ser indirecto: para sus inversores, quienes están interesados en sembrar ideas, prejuicios, deseos, aspiraciones, esperanzas o malestar porque su verdadero producto, aquel por el que ganarán dinero, sólo podrá ser valioso en la medida de que se logre crear una demanda.

Un partido político con negocios asociados a empresas de seguridad, alarmas, proveedores de sistemas carcelarios, constructoras y demás estará interesado en difundir principalmente casos de robos, violaciones, toma de rehenes, fraudes, o bien, ya apuntando a un público de mayor poder adquisitivo, hacer creíbles relaciones débiles como fuertes, o asociar situaciones a falsas causas para capitalizar el reclamo de ese público como demanda de su producto político. Dentro de estas tácticas de creación de demanda política está la criminalización de la pobreza, la criminalización de la protesta, aunque en estos dos casos, se persiguen otros fines como principales que tienen que ver con el sostenimiento de un sistema político cuestionable para presentarlo como garante de la paz social.

Se me ocurrió este ejemplo del párrafo anterior  por lo que cuenta Pilar Calveiro en "Violencias de estado" acerca del negocio de las cárceles, trabajo que se basa en la realidad mexicana. En este momento no estoy pensando en ninguna situación coyuntural concreta, si bien en nuestra sociedad abundan ejemplos de este tipo.

Del mismo modo que el rendimiento de los medios de comunicación puede ser directo (publicidad vía rating, al servicio de empresas y otras organizaciones económicas) o indirecto (contratación de servicios por grupos políticos, tanto partidos como de otra especie), algunas de sus tácticas también lo son.

La publicidad (que en sí también puede ser directa o indirecta) es una táctica directa que apunta a lo comercial o a "causas" de distinta índole. Los noticieros son tácticas indirectas: disfrazadas detrás de un servicio siembra ideas e instala temáticas; en casos más sofisticados amplía el rango de opiniones para satisfacer a consumidores más críticos, pero no ocurre siempre y generalmente se plantea en términos de "línea editorial". Los diarios también son un medio indirecto y las revistas suelen estar más focalizadas en determinados temas. Las revistas en particular utilizan mucho como herramientas de estrategias distractivas: desvían la atención de un foco para llevarlo a otro.

No quiero decir que jamás atiendan una necesidad o interés genuinos de la sociedad. De hecho en muchos casos sí y el negocio en términos económicos es a partir en definirse como un medio de distribución de información: la información relacionada a un tema condensada para destinatarios interesados específicos. Más allá de que se "mechen" cuestiones políticas de la línea editorial como las revistas dirigidas al campo o de foco específicamente político o cultural.

Todo esto anterior fue necesario para hablar un poquito nomás del escándalo. Porque si yo arrancaba con esto iba a parecer traído de los pelos.

El escándalo, no es un novedad, sirve siempre como protagonista de una estrategia distractiva. Pero también sirve para generar climas, sobre todo, para crear enojos.

Son dos objetivos que se me ocurren pero seguramente hay muchos más: distraer para desatender otro tema, o crear una fuerza, el enojo, con distintos fines.

Es inmediato pensar que una "maniobra distractiva" estará a cargo de un poder estatuido (llamado generalmente oficialismo), el estado por ejemplo, pero no es necesariamente así. También quienes no lo detentan pero aspiran a él, pueden implementar una maniobra distractiva cerca de una elección para evitar que se trate uno o más temas que perjudicaría su voto. Lejos de una elección no tiene tanto sentido.

Es por eso que las maniobras distractivas son muy frecuentes cerca de las elecciones o de la toma de decisiones (leyes, firmas de convenios, paritarias, etc).

Pero también está la meta de crear enojos. Es inmediato pensar que los poderes no estatuidos serán los principales ejecutores de esta modalidad pero no es necesariamente así: el oficialismo o más genéricamente, estado, también tendrá interés en acotar el crecimiento de la influencia de sus opositores si estos ganan terreno.

Pero además de estos usos, están las modalidades. Estas son directa o indirecta. En la directa se sabe sin mucha duda el origen y suele ser una denuncia o acusación. En la indirecta es más difícil: se descubre algo pero no queda claro quién lo llevó a cabo, o bien existe lugar para la sospecha.

Por ejemplo: un atentado a un local de un partido político. Lo más inmediato es sospechar de otro partido que mantiene una contienda muy fuerte con él, pero también ha ocurrido que el mismo partido hace un autoatentado para acusar al otro partido.

Esto ocurre en muchísimas variantes: excluir a un propio candidato mostrándole apoyo, autoatentados, robo de información, robo de identidad, acosos y aprietes, cualquier cosa que se nos ocurra.

Para implementar una modalidad indirecta es importante que se cuente con personas que descuidan su seguridad, personas que hablan demasiado (como yo xd) personas confiadas, descuidadas, personas proactivas que se detienen poco a analizar las posibles consecuencias de sus actos, o bien que conservan algún resto de ingenuidad o de buena fe (todas personas inadecuadas para política o negocios en alto rango), o bien personas muy comprometidas que puedan perder fácilmente el control de sus secretos.

El escándalo se implementa con esta materia prima y casi siempre incluye personajes que contrarrestan los argumentos, o que defienden a las víctimas, sino el escándalo no dura. Expira sólo en la denuncia. Los defensores colaboran a postergar la resolución del escándalo.

Un ingrediente indispensable es la exageración.

Siempre hay exageración. No confundir con la severidad, un caso por ejemplo de abuso de menores, tortura o de violación son casos severos y no requieren del escándalo. El escándalo es irrespetuoso, la severidad es cuidadosa, hay cuidado de las víctimas. El escándalo hace un show con las víctimas y los victimarios. La exageración generalmente está relacionada con prejuicios, tabúes, moralina (falsa moral, doble moral) y mucho más frecuentemente ignorancia. Este último factor es relevante en asuntos económicos en donde se suele manipular la emocionalidad ante la ignorancia de la magnitud real de algunos números que se difunden porque se sabe que las personas a quienes va dirigida la información la compararán con su propia economía y finanzas. En este caso, sus comunicadores, en quienes sus destinatarios confían, toman los gestos de indignación como prueba suficiente de que la magnitud o escala de las cifras ofrecidas como prueba son de por sí "escandalosas".

Así que miremos sin pasión los escándalos.

Buenos días.


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