domingo, 9 de febrero de 2014

Intolerancia.

Puedo comprender que una persona opine en un sentido por falta de información, o por falta de conocimientos previos que lo hacen evaluar una circunstancia en un sentido estrecho (con escasos puntos de vista o un único punto de vista), o por no razonar correctamente (o sea no ser consecuente al sacar conclusiones, no saber sacar conclusiones). De hecho todos estamos en esta zona a lo largo de nuestra vida respecto de varios campos de conocimiento.

Puedo comprender que una persona opine en un sentido distinto del mío teniendo los conocimientos previos necesarios y razonando sólidamente por hacer una distinta valoración de los hechos y condiciones, o bien por depositar su fe y su creencia en otros aspectos de las circunstancias.

Puedo callar, tolerar y respetar esas opiniones.

Simétricamente puedo comprender que otra persona opine distinto porque tiene otros datos y conocimientos más profundos que yo que hacen que yo opine en forma incompleta o equivocada (por eso he ido cambiando de opinión sobre algunos asuntos a lo largo del tiempo).

Y puedo comprender que mi fe y mis creencias se depositen en algunas condiciones como posibles a diferencia de otros que consideran posibles otras.

Pero hay otras  situaciones ante las cuales soy intolerante:

- Cuando una persona opina sin tener suficiente conocimiento de la situación o de un tema y no le interesa informarse ni conocer las opiniones de otros, subestimándolas, en forma constante (como un hábito, no circunstancialmente: nadie está exento).

- Cuando una persona opina ignorando la realidad e insiste en lo que escucha o lee, sin reflexionar, sin cuestionar ni someterlo a la prueba de la realidad y enfrentado/a a la evidencia no se permite siquiera considerar pensarlo.

-Cuando una persona disfruta y se regodea en la inutilidad de ciertas prácticas y somte a los demás a postergaciones o rituales incordiosos.

- Cuando una persona opina para manipular, omitiendo información, subestimando condiciones que conoce y cuya relevancia no ignora, o bien exagera aspectos que no son importantes o sugiere (sin decirlo) conexiones o matices (que luego negará) o directamente miente, en forma sistemática.

Las primeras tres de estas cuatro últimas, creo que son formas de la necedad. Esas actitudes son para mí necedad.

No creo haya  muchas personas que sean necias (como cualidad), como tampoco creo que las personas sean inteligentes, tontas, buenas (menos santas), malas, torpes, gentiles, serviles, obsecuentes, obcecadas, agresivas, criteriosas, honestas, sinvergüenzas, etc. Salvo circunstancialmente. Yo creo que las personas se comportan de una u otra forma en distintas circunstancias, pero no siempre igual y el trato recibido afecta mucho a cómo las personas se desenvuelven en distintas circunstancias.

Pero cuando la comodidad convierte estas actutides en hábito y es una respuesta constante, se van convirtiendo (ya más permanentemente) en necias (o malas, o torpes, o serviles, etc). Y ahí sí, me pongo intolerante y me enojo.

Hay personas que sólo son necias en su trabajo. Otras, sólo en su vida de relación, otras sólo bajo presión.

Y otras que se escudan en una fortaleza de necedades y transcurren su vida allí.

Buenos días.

DELIMITACIÓN DE RESPONSABILIDAD: Todas las afirmaciones de este blog son libres interpretaciones mías, sujetas a posibles, abruptos y arbitrarios cambios de opinión sin aviso previo.

No hay comentarios.:

El top ten de siempre