jueves, 29 de septiembre de 2011

La internacionalidad 1.

He escuchado de las mismas personas, muchísimas veces, afirmaciones contradictorias como:
-¿Qué le importa qué hago con la plata?
-No te pedí opinión
-¿No me vas a decir nada?
-Me ve que estoy mal y no es capaz de preguntarme qué me pasa
-Es asunto mío lo que me pasa
-No pedí ayuda
-Cuando le pedí ayuda me dijo que en asuntos de pareja/familia no puede opinar/meter

Con los países pasa lo mismo. Con la diferencia que con las personas uno considera contexto, oportunidad y confía en que cualquier roce se olvidará más o menos rápidamente y se volverá a la normalidad.

En cambio los países hacen gala de una violencia (interna, externa), legitimada por distintos medios, que a las personas les está vedada.

¿Intervención o no intervención?

¿Ser neutral es lavarse las manos? ¿Ser neutral es respetar la autodeterminación de los pueblos?

Si la mayoría no reacciona, ¿es porque comparten la ideología de su opresor?, ¿es porque temen represalias?, ¿es porque han naturalizado el sometimiento, el "no te metás", al punto de incorporarlo como una lógica a la hora de pensar los asuntos públicos?

¿Es lícito intervenir aduciendo abusos sobre una parte de la población (que no conocemos con certeza, tras tantas cortinas de intereses superpuestos y yuxtapuestos)? ¿Es lícito intervenir aduciendo motivos ideológicos, religiosos, económicos tras infinidad de disparatados disfraces? ¿Es lícito intervenir aduciendo motivos éticos?

Las revoluciones, ¿son llevadas a cabo por mayorías? ¿O es siempre una minoría, con determinación, quienes asumen la responsabilidad de plantar una bisagra en la inercia de un pueblo adormecido, o en la paz no aceptada de un pueblo conforme?

¿Quién tiene la razón acerca de cómo se vive en un país? ¿Sus habitantes? ¿Sus veedores internacionales? ¿Desde qué posición opina cada uno?

Cuando los ciudadanos de un país pide que otro país intervenga para derrocar a su gobierno, o para neutralizar algún cartel, para evitar una sanción a una o más personas, ¿debe el otro país, desde otra cultura, conmovido desde valores distintos, intervenir?

¿Puedo decir que mis valores son universales? ¿Puedo aceptar que los valores de un iluminado estadista de otro país sean universales? ¿Puedo tomarme la libertad de disentir acerca de los valores de otro, así se trate del máximo iluminado del universo?

Cuando un país interviene en los asuntos internos de otro, hay agradecidos y hay ofendidos.

La injerencia de otros países en el propio es algo que molesta cuando la intervención no los favorece, o cuando toca algo que tiene que ver con lo personal (valores tradicionales, culturales, idiosincrásicos, prioridades, creencias religiosas, creencias políticas o económicas, bah... creencias, al fin de cuentas).

Pero por el contrario, es algo muy deseado cuando se trata de defender un derecho o un interés que nos afecta personalmente. Nos sentimos ¡por fin! resarcidos.

Pero cuando uno permite al otro intervenir, le está otorgando un derecho, del que el otro podrá abusar. Sobre todo en la medida que se repite.

Y se agradece una, se agradecen dos y se maldice de ahí en adelante.


Buenos días.



DELIMITACIÓN DE RESPONSABILIDAD: Todas las afirmaciones de este blog son libres interpretaciones mías, sujetas a posibles, abruptos y arbitrarios cambios de opinión sin aviso previo.
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