martes, 27 de julio de 2010

La información, esa maldición tan deseada II

Un tema importante acerca de la información es la oficialidad y la oposición. Viven y prosperan merced a la información pero van más allá de ellas. Lo que ocurre y lo que se desea que ocurra en estos ámbitos nos llega como información, como argumentos, quejas, propagandas, denuncias. Más allá de quienen detenten el poder oficial (en el país, en una institución educativa, en una empresa, en un club social, en un sindicato, o en un grupo cualquiera) y de quienes estén en la "vereda de enfrente", nosotros mismos podríamos estar mejor o peor posicionados respecto del poder oficial y vernos más favorecidos o más excluidos.

Cuando se está en posición de comodidad (no estoy afectado/a por lo que ocurre), la información que circula por los canales oficiales, es suficiente y a veces, hasta sobra. En cambio cuando nuestra posición se ve amenazada no nos basta ningún tipo de información y sospechamos del sesgo de cada letra que leemos e intentamos descubrir las estrategias secretas detrás de cada palabra, forma o decisión. Si no estamos militando en alguna doctrina, nuestras convicciones son temporales y acotadas a un acontecimiento en particular y luego nos replegamos a continuar siendo mecidos por la información oficial o incluso, a la calma feliz de la ignorancia.

La información oficial es necesaria. La oficialidad tiene por objeto constituirse en el modelo de sociedad u organización que tiene medios propios y legítimos de propagarse y reproducirse. Las buenas costumbres, el buen gusto, los valores, el bien y el mal, las aspiraciones, la civilización y las normas establecidas de convivencia están inmersos en nosotros a través de estos mandatos oficiales. (Esto es mi versión de "esquina de barrio" de Bourdieu, adaptada a Plaza Irlanda-2010). Incluso las sanas aspiraciones. Lo oficial crea una sociedad, sus reglas, sus relaciones y es la base sobre la cual construimos. Conforma un espacio en donde es posible desarrollar lo permitido y dificultar lo indeseado. Esto es así en una nación y en una carrera universitaria o en el área de una empresa.

Las oposiciones son necesarias. Difícilmente las oposiciones sean cohesivas, salvo en alianzas y transitoriamente pues se funden en puntos o grupos de consignas aisladas sin un necesario acuerdo en los fundamentos. No están para ser monolíticas porque representan a las minorías no oficiales o las metas perdidas que la mayoría olvidó o postergó. Enriquecen el espectro de ideas, ofrecen alternativas y sirven para corregir rumbos cuando la oficialidad no contempla bien o evade los acuerdos fundacionales. Las oposiciones son conflictivas per se. Están allí para intentar "dar vuelta" lo que está en una posición que no se corresponde con sus aspiraciones. A veces hay forma de hacer participar a las oposiciones (en las empresas mucho más difícil) pero para la oficialidad es muchas veces una amenaza.

Como en "300", si la oficialidad te deja afuera (con o sin buenos argumentos), siempre hay una oposición dispuesta a reclutarte. Y si la información buscada no llega, también.

Buenos días

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